Todos
conocemos la historia del 27 de
Noviembre
de 1871, fecha fatídica para ocho estudiantes de medicina cubanos,
quienes fueron fusilados por las hordas integristas defensoras del
estado colonial de Cuba. Pocos recordamos otro 27 de Noviembre, 20
años después, cuando la emigración cubana en Tampa prendió la
chispa del independentismo, bajo la dirección de José Martí. En
una reseña de aquel acontecimiento, salida en el semanario Cuba y
América (21.05.1898), para conmemorar el tercer aniversario de
la caída en combate del mártir de Dos Ríos, como
allí le llaman, recogen de primera mano los recuerdos de lo sucedido
aquel 27 de Noviembre de 1891, y que reproducimos íntegramente más
adelante. Sin dudas, esos 27 de Noviembre son los que quedaran en la
memoria histórica de nuestro pueblo, que con ingentes sacrificios, y
al costo de mucha sangre joven y hermosa, primero puso fin a las
cadenas coloniales que mantenían prisionera a la Patria. Y esas
mismas banderas de Tampa, Cayo Hueso, Martí, Maceo y Gómez y tantos
otros próceres, fueron recogidas, casi un siglo después, por la
generación del centenario, que al costo de otro tanto de sangre
joven, trajo la total independencia de la Nación cubana, quien había
sido por tantos años tutelada y violada por el Tío del Norte.
El
anexionismo no es una opción para los cubanos dignos, porque siempre
ha sido la corriente de quienes nunca han confiado en las fuerzas
propias, en la grandeza de nuestro pueblo, en el derecho que tiene a
caer y también a levantarse por sus propios esfuerzos. Sietemesinos,
les llamaría Martí, a ellos el olvido. Tanta resistencia y
sacrificios de un pueblo noble, hospitalario y solidario, no pueden
ser en vano.
José
Conde
Berlín,
Alemania
--o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o--
A
continuación el texto al que nos hemos referido:
La
verdad histórica
La
organización revolucionaria de los cubanos en el extranjero, No es
la obra realizada por esta o aquella agrupación: es sola
y exclusiva
del mártir de Dos Ríos que la concibió,
le
dio forma y vida con el concurso decidido de todos sus acendrados
adeptos.
Así
conviene dejarlo sentado de una vez para siempre a fin de que la
verdad histórica no se altere, ni la vanidad o
la
Gloria falsa quieran
apropiarse la verdadera que sólo cupo al genio inmortal de José
Martí.
Estás
líneas van encaminadas a demostrar que, a lo menos, por
lo que a Tampa concierne, la obra redentora de los cubanos, surgió
de aquí por uno de esos acontecimientos casuales que se suceden en
la vida de los pueblos; casualidad que no le quita nada de su gloria
por más que se empeñen personalidades distinguidas y apreciadas, en
oscurecerla, quitándole lo que en
justicia
le pertenece, acaso por desconocer los acontecimientos políticos que
se desarrollaron en la colonia cubana de Ibor City.
El
10 de octubre de 1891, Tampa dio el más grandioso espectáculo que
los emigrados en 22 años habían llevado a cabo, celebrando
con gran pompa y
unidad el aniversario del Grito de Yara, dando lugar esta fiesta
patriótica a qué España protestará del acto por medio de su
Ministro
Plenipotenciario.
Levantado
algún tanto el espíritu desde esa fecha, los cubanos de Tampa
empezaron a cambiar impresiones y simpatías con los demás emigrados
en otras poblaciones de los Estados Unidos y desde entonces acaso
está está la chispa revolucionaria que alzo al pueblo de Cuba
contra su opresora de cuatro siglos.
Organizada
desde mucho antes de la citada fecha la Liga Patriótica cubana,
conocida por Sociedad de Socorros Mutuos --Hermanos
de la Fe--,
sus trabajos secretos
fueron de grandísima utilidad para la colonia cubana en general; y a
esa sociedad que nadie menciona, en parte se debe a la gloria que hoy
Tampa
puede ostentar orgullosa.
A
poco de establecida la Liga, se fundó el Club cubano “Ignacio
Agramonte” que trajo por primera vez a la Florida al eximio Martí.
Martí
fue llamado para la celebración de una velada literaria organizada
por dicho club y acaso muchos miembros de esa agrupación cubana no
hayan olvidado aún los sinsabores que pasaron; porque, fuerza es
confesarlo:
lo mismo aquí que en Cayo Hueso, la venida de Martí sembró, sin
que sepamos por qué, ciertos
antagonismos
que a poco de su llegada desaparecieron como por encanto.
La
presencia de él bastó para que el pueblo cubano se mostrara
confiado y esperanzado de algo que acaso presentía, pero sin
explicarse bien a las claras lo que pasaba alrededor no midiendo la
importancia de esa visita ni los acontecimientos que de ellas
pudieron derivarse. El
fervor patriótico y extremado de aquellos días era debido a las
torpezas y actos vandálicos que los tabaqueros españoles habían
realizado contra la colonia cubana…
El
25 de noviembre de 1891, llego a esta población el Mesías cubano y
al día siguiente se celebró la gran velada literaria, siendo Martí
debidamente presentado y muy bien recibido por el público congregado
en los entonces amplios salones del Liceo cubano.
Fue
en esa velada en la que quedó colocada la primera piedra de la
revolución. Fue
de esa velada dónde surgió el chispazo que conmovió al mundo y
trastorno más de un espíritu allá en Cuba…
El
27 de noviembre de 1891 Martí se inició en la agrupación de
carácter secreto Liga Patriótica cubana conocida por el vulgo
por Sociedad de Socorros Mutuos: Hermanos
de la Fe,
y fue en esa reunión en la que Martí dijo: que todo lo había
encontrado hecho. Palabras
que son un escudo para Tampa.
El
28 de noviembre de 1891, el pueblo en masa acudió al liceo cubano
para despedirse de Martí. En
aquellos salones estaba toda la sociedad de Ibor City: el cubano, el
español, el americano y el italiano. Todos
confraternizaban,
todos eran un solo hombre para clamar y vitorear
a Martí.
A
poco de dar comienzo la fiesta, el señor Rivero con voz firme y
reposada pronunció un corto discurso y acto seguido dio lectura a
las resoluciones que Tampa adoptaba en asamblea Magna para comenzar
los trabajos para la unidad de todos los cubanos emigrados, las
cuales fueron aclamadas por unanimidad.
Llegó
la hora de partir y la manifestación fue imponente como el acto que
se acababa de realizar, llevándose Martí el alma, el corazón de
este pueblo y la chispa de la revolución recogida por él y por el
lanzada.
¿Quién
fue el hombre previsor que conoció el alma del pueblo cubano y
recogió todos sus sentimientos y los concretos como un deseo vivo en
el preámbulo elocuente y las resoluciones previsoras para la
unificación de los cubanos?
La
historia no lo podrá decir, porque acaso el historiador no esté al
tanto de los datos precisos y conviene que se lo digamos: el
Preámbulo y las resoluciones adoptadas por la emigración cubana de
Tampa, fuero escritas a vuela pluma por José Martí, de visita en
esta colonia y las convirtió poco más tarde en las Bases y
Estatutos Secretos del Partido Revolucionario Cubano, surgido del
histórico Cayo Hueso adónde Martí fue llamado después de su
visita a Tampa.
Esa
fue la obra, ese fue el chispazo que salió de Tampa y como recuerdo
de ese día memorable conservo en mi poder el original del preámbulo
y de las resoluciones que escribió José Martí. A él, solo a él,
pertenece
esa obra gigante que hoy realiza nuestra emancipación,Iniciar a como
hemos dicho y consumada por el esfuerzo de un pueblo heroico.
José
G. Ramírez
Tampa,
Florida