sábado, 9 de mayo de 2020

EL MIEDO

Creo que todos hemos tenido miedo alguna vez. De niños o adultos hay infinidad de motivos por los cuales sentir miedo. El miedo no tiene nada que ver con la cobardía, aunque a veces ambas cosas se juntan. Los héroes y heroínas también han tenido miedo, es algo natural y hasta humano. Si algo me gustó de la novela biográfica acerca del Che, de Paco Ignacio Taibo II, es haber rescatado su figura en el amplio espectro de lo humano, aún con sus reales o hipotéticos miedos. Recuerdo cuando cuenta la vez que el Che salió corriendo en medio de la balacera en una de las primeras acciones de la guerrilla. Sin embargo, recordemos que es una novela, y como tal tiene sus licencias, aunque haya quien le pueda parecer sacrílega.



El tema del miedo, lo traigo a colación, pues en estos días reflexionaba si era pertinente hablar de los miedos del pueblo cubano. A veces uno escucha decir, que si la gente tiene miedo de hablar, de que si el “régimen” se sostiene por el miedo del pueblo, etc. Y llegaba a la conclusión de que es cierto, el pueblo cubano tiene miedo. Tiene miedo a que regrese el tiempo de los caciques y politiqueros, de desahucios, de abandono, de humillación por no tener el color adecuado, de ver morir a gente querida y sentirse culpable, por no haber tenido los recursos para salvarles. Si, tiene mucho miedo, del retorno de los señoritos y su desprecio al humilde, y doblemente, a tener que servirles de payasos. Miedo, a que la educación sea un privilegio y no un derecho. Miedo a que triunfen los traidores, los vendedores de la patria. En fin, muchos.

En mi infancia, el miedo se hizo recurrente, noches en que las sombras se alargaban por paredes de cuatro metros de altura, y los sonidos se convertían en ruidos expectantes. Mis hermanas eran mi salvación, cuando lograba que soñolientas me abrazaran en la cama. El canto de un gallo, el auto o las personas que cruzaban en la madrugada por la calle, conversando bajito, me anunciaban que afuera todo estaba tranquilo y entonces seguía durmiendo. Con el tiempo unos miedos desaparecen y llegan otros, que también luego desaparecen. Puede que uno nunca llegue a vencer todos los miedos, sino que aprende a convivir con ellos, a sobreponerse a ellos. Eso sucede también a nivel social. Realmente el pueblo cubano tiene muchos miedos, pero, como dicen que al miedo se le vence mirándole de frente y a los ojos, cada día se levanta sabiendo que no puede dejarse vencer por ellos, porque entonces, lo que fue miedo, se podría convertir en realidad insoportable.

Berlín, 9 de Mayo 2020

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