jueves, 30 de mayo de 2013

Cuba no cree en “inocencias” ni se le puede vender “gato por liebre”

Discurso pronunciado por Manuel David Orrio ante la Asamblea Ramal de la Prensa Escrita, previa al IX Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), celebrada el 29 de mayo del 2013, en La Habana.

Por Manuel David Orrio
 orrio@enet.cu

La Habana,13/05/29.- Dice La Biblia que “en principio, fue el Verbo”. Cuando leí el Informe del Comité Nacional  de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) a su IX Congreso, pensé que la frase bíblica se transformó: “en principio, fue el título”.

“SUBIR A LA BASE” nómbrase el informe, lo cual equivaldía a admitir que la prensa cubana está en el subsuelo, de una base cuyo nombre es PUEBLO CUBANO.    

“Subir a la base”, como título, me hace pensar en que por todas partes encuentro un sentimiento de criolla insatisfacción con lo que se denomina “acceso a las corrientes de información”. Más, si se toma en cuenta el nivel de instrucción promedio de una Cuba que está pasando por cambios sin parangón en su historia, y donde la memoria colectiva sobre errores repetidos impone  la duda metódica, para así hacer  inviable a cualquier  modelo de prensa que pretenda hacer propaganda. Algunas veces, bien burda propaganda. Veinte años atrás, diatribas  llovieron sobre la Pastoral de los Obispos Católicos cubanos “El Amor Todo Lo Espera” (1) ¿Alguien se ha tomado la molestia de contar cuántas de sus propuestas son hoy políticas de Gobierno?


Silvio Rodríguez culpa a los dirigentes de la prensa por  no acabar de entender que el pueblo no puede ser informado por quienes quieren llevarlo al matadero ¿No “acaban”, o no “quieren”? Honestamente, ¿qué hacemos los periodistas para “impedir la masacre”? El Código de Ética de la UPEC estipula en su artículo 14 que aquellos tienen “… el deber de cumplir la línea editorial y política informativa del órgano de prensa en que trabaja(n) y, a su vez, el derecho a participar en la elaboración, ejecución y evaluación de ambas (2).” ¿Cómo se materializa ese principio y de cuál modo cada quien defiende que la información es bien público?

Supóngase que el periodista se vea obligado a cumplir con una política informativa o editorial que no comparte ¿Y para qué están los blogs o bitácoras personales, que tantos colegas ya poseen? Rolando Alfonso Borges, Jefe del Dpto. Ideológico del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, dijo en asamblea similar a ésta, pero del 2008, que  “en el blog lo que les dé la gana, siempre que sea con responsabilidad” ¿Y qué más “responsabilidad” exigible que la correspondiente a la ética periodística cubana, completamente acorde con normas internacionales? 

Una Cuba agredida de muchas formas por los Estados Unidos, necesita “periodismo de barricada”.  Pero también periodismo crítico, porque dista de ser una sociedad perfecta, aunque perfectible. Por ejemplo, el pueblo sufre de un luengo inventario de inconstitucionalidades, cuya primera responsabilidad por su existencia recae en los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular; sea por legislarlas, por ratificar decretos que las contienen, o por no ejercer el control constitucional como les ordena la Ley Fundamental. A mi entender, esas inconstitucionalidades son  el arma ideológica más eficaz con que cuenta el adversario, en tanto se erige en constante evidencia de un divorcio entre proclama y ejercicio ¿Encontramos en la prensa de alcance al criollo de a pie críticas a semejante deformación?  

Los cubanos de hoy distamos muchísimo de ser los mismos de 20-30 años atrás. Compartimos en aplastante mayoría patriotismos y antiimperialismos que nos identifican con la Revolución, pero en circunstancias muy diferentes: dejamos atrás la “inocencia” y no se nos puede vender “gato por liebre”. El Escéptico, un olvidado personaje humorístico de los 60, quien a la postre resultó más sabio que Sócrates respecto a grandes errores que aún se pagan, parece reencarnar en cada compatriota. 

Cuba, digo y redigo, hizo el milagro de crear un Estado de Derecho, pese a vivir bajo condiciones de sitio. Más que nunca es un deber erradicar  censuras arbitrarias, así  como autocensuras, ni tan obligadas por la noble causa de “no dar armas al enemigo”, ni tan justificadas por  el aquello del “arroz con frijoles” ¿Justo medio? El imperio de la ley. Cuba necesita urgentemente de una Ley de Medios de Difusión Masiva, la cual norme efectivamente deberes y derechos para ejercer  lo que justamente debe ser llamado LIBERTAD DE PRENSA SOCIALISTA. 

No digo que no existan legislaciones que de algún modo norman este inalienable derecho ciudadano. Pero existen aisladas, incompletas y en algunos casos no del todo explícitas. Por otra parte, Revolución es Ley, Constitución vigente y leyes coherentes con ésta. Lo advierto para combatir, diría machete en mano, contra ciertos intentos de hacernos creer que legalizar un adecuado status periodístico puede resultar infructuoso, por el aquello de que “total, la ley no se va a cumplir ni se va  hacer cumplir”. En guardia, colegas, que tras ese argumento se oculta la pretensión de dirigir la prensa a base de “telefonazos”. 

Fuentes diversas  me informan que desde hace más de veinte años se habla de la también denominada Ley de Prensa, sin que la  misma pase de palabras. Probablemente fue la proposición más importante presentada al pasado Congreso de la UPEC (2008) y promover esa legislación ni siquiera formó parte del Plan de Acción 2008-2013, aprobado por ese cónclave. 

Ahora, ante nuevo congreso, la propuesta reaparece ¿Habrá ley en plazo razonable, o será una vez más “palabras al viento”? 

Acudir a la Historia es excelente recurso para observar tendencias; saber qué no debe hacerse y cuáles errores se repiten a lo largo del tiempo, algo en lo cual los cubanos parecemos bien duchos. Citaré palabras que ¿parecen actuales?: 

…si algo nos muestra la vida de manera elocuente es que el modelo de prensa que podemos llamar oficialista, apologético o unanimista agotó sus posibilidades… Ahora bien, no se debiera identificar el carácter revolucionario de la prensa con el carácter oficial. Debe haber un lugar para la prensa oficial, digamos Granma. El resto no tendría por qué adoptar una posición oficialista… Durante años se ignoró el concepto de la información como bien público. Sobre ella se estableció cierta especie de dominio administrativo…(que) desde el punto de vista político es peligroso, porque equivale a convertir en juez y parte a un idéntico sujeto…Se ha avanzado algo (sobre sociabilizar la información, aclaro) pero no hay todavía una cultura de la información. Todo el mundo se cree dueño de ésta y en la capacidad de negársela al periodista, y lo más vergonzante, éste último siente que no tiene derecho a recibir la información.” 

 ¿Quién refuta esas palabras -- que pregunté si son actuales --  al ejemplo de periodista revolucionario que fue Julio García Luis (e.p.d)? 

“Julito”, como le llamábamos en el gremio, las expresó para Juventud Rebelde el ¡21 de octubre de 1990!, cuando era  el Presidente de la Unión de Periodistas de Cuba. Y ahora, como paradigma del periodista revolucionario que sigue siendo, aunque le falte la vida, nos  convoca desde párrafos escritos semanas antes de morir. Apuntó entonces, y se puede leer adjunto al informe que “sube a la base”, que “…nadie va a llegar un día a decirnos: hasta ayer llegaron hasta aquí; a partir de hoy, van a llegar hasta acá. Eso no existe y nunca existirá. Nadie hablará por nosotros. Tendremos lo que nos ganemos, lograremos lo que nos merezcamos, dispondremos del espacio que sepamos ocupar. En el mundo del poder no se regala nada y nada viene por añadidura…Como en aquellos versos de Agostinho Neto: ya yo no espero, yo soy aquel por quien se espera. En otras palabras, no poéticas: yo soy y debo ser el sujeto de mis propios objetivos.”

1.- http://www.palabranueva.net/contens/archivos/6_religion/9309_0108.pdf

2.- http://www.cubaperiodistas.cu/upec/etica1.html

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