Adela, transexual cubana, desnuda a la “disidencia”
Por: Norelys Morales Aguilera
Este
domingo fueron constituidas las 168 asambleas municipales del Poder
Popular en Cuba donde 14 mil 537 delegados electos tomaron posesión de
sus responsabilidades para un nuevo mandato, que se extenderá por dos
años y medio.
Entre los que conforman los entes gubernativos se encuentra la
transexual Adela, cuyo nombre oficial es José Agustín Hernández, en el
municipio de Caibarién, de la central provincia de Villa Clara.
Blogs, agencias y medios como AP, Efe, ABC de España o el Universal
de Venezuela se han encargado de extender la novedad, que revela un
cambio de mentalidad de los cubanos respecto al homosexualismo y deja
detrás la discriminación.
Pero, en lo que no indagan esos medios es en la democracia del
proceso electivo que pudo haber incluido a alguno de los tan
promocionados y mediáticos “disidentes” de la Isla. Si fueran del agrado
de los cubanos y tuvieren ascendencia social, no habrían dejado escapar
la oportunidad de instalarse en alguna asamblea.
¿Es que los “disidentes” optaron por no participar porque no
legitiman al gobierno? La verdad es que no son reconocidos como
valederos a los intereses comunitarios ni en las manzanas donde viven.
Trampas, hipocresía, egoísmo, son algunos de sus atributos que el pueblo
les reconoce.
La desconsolada constatación de Jonathan D. Farrar, ex jefe de la
SINA en La Habana, en un memorándum confidencial del 15 de abril de 2008
fue que, a pesar de los recursos políticos, financieros y mediáticos
que se dedican a la oposición cubana, ésta siempre ha carecido de toda
base popular.
“Vemos muy pocas pruebas de que las organizaciones disidentes tienen mucha resonancia entre los cubanos de a pie” escribió Farrar. Las elecciones del 2012 lo confirman.
Los cambios en la sociedad cubana siguen adelante. Adela le ganó la batalla a los prejuicios trabajando para la comunidad, sin fingimientos, llena de la misma humildad de los vecinos que le rodean.
Adalberto Hernández, un campesino de Aguas Indias, dijo a Efe que fue
él quien promovió la candidatura de Adela “por sus valores para luchar
por los demás” y su historia como presidenta de un Comité de Defensa de
la Revolución durante 28 años.
Sin proponérselo, Adela con una historia personal digna de las
mejores historias noticiosas, desnudó a la disidencia
contrarrevolucionaria y mercenaria que vive para sí, tras las migajas de
dinero de sus empleadores y con una extrema hipocresía respecto a los
problemas reales en Cuba.
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