miércoles, 10 de octubre de 2012

LA MANO SUCIA DEL GOBIERNO EN EL CASO DE LOS CINCO (Parte III)

D. Un organismo gubernamental, la Oficina de Transmisiones a Cuba, contrató deliberadamente y pagó de manera secreta a propagandistas comprometidos a influir sobre el jurado para que condenase al Peticionante

62.    Me concentraré en un solo organismo gubernamental y en sus prácticas de contratación de personal y periodísticas, para demostrar quienes eran los empleadores de los propagandistas.  En ninguna parte de los informes de la GAO que hemos revisado, ni en ningún testimonio ante el Congreso se menciona el pago a periodistas independientes por el Gobierno en Miami durante el período comprendido entre 1996 y el 2001 para hacer propaganda sobre el juicio en los medios de difusión nacionales.  El Peticionante no puede permanecer en prisión porque no sabía nada en absoluto sobre los hechos de una astuta y bien disimulada práctica ilegal ocultada al Congreso y al Departamento de Justicia.

63.    A principios de 1996, Radio Martí se trasladó de Washington D.C. a Miami.  Aunque las transmisiones del Gobierno estaban ostensiblemente dirigidas a Cuba, la principal zona de interés era Miami.   Toda la red clandestina de periodistas, los contratados con anterioridad y los recién contratados, fueron instruidos para violar la ley que impide al Gobierno realizar propaganda dirigida a sus ciudadanos en Miami.  Creo que Radio/TV Martí es la única estación de propaganda gubernamental que no radica en la capital.   Después del traslado, Radio/TV Martí contrató nuevo personal y casi todos los nuevos contratados eran exiliados cubanos comprometidos con la causa de condenar al Peticionante y, durante los cinco años siguientes gastaron vastas sumas en Miami, centro de las acciones contra el Peticionante y otros.  En este caso, los periodistas pagados eran parte de esa acción. 
64.    El traslado a Miami, en la época en que se produjo el derribo de los aviones, facilitó la creación de una red clandestina que podía violar de forma secreta la ley.  Como señalara  Alvin Snyder en El Miami Herald  el 29 de abril de 199638 , el traslado a Miami perseguía eliminar o minimizar los efectivos controles que ejercían Washington D.C. y la Voz de las Américas sobre  Radio/TV Martí. Snyder fue Asistente Adjunto de dos presidentes de los Estados Unidos, empleado de la USIA, miembro de la junta directiva del Programa Annenberg Washington en los Estudios sobre Políticas en materia de Información en la Universidad del Noroeste y en la Universidad de California del Sur, y autor de un importante libro sobre propaganda.  El  traslado, nos dice Snyder,  multiplicó los recursos del exilio cubano en Miami.  Lo que empezó en 1960, con el uso ilegal de “periodistas” y fondos del gobierno en los medios de difusión de Miami, alcanzó su clímax en 1996.   La efectiva dirección de Radio/TV Martí cambió en 1996 y, como se indica en los informes de la GAO y en los testimonies ante el Congreso, muchos en Washington D.C. se alegraron de poder estar menos involucrados en lo que se estaba convirtiendo en una operación deshonesta.

65.    El Gobierno conocía la relación entre el derribo, Hermanos al Rescate, el juicio, José Basulto y  Radio/TV Martí.  Como señala Alvin Snyder, el Gobierno, a través de la junta directiva de Radio Martí, el personal, los freelance y contratados, fue un “incitador” en el derribo.  Radio/TV Martí ha sido la voz de Hermanos al Rescate, la voz de José Basulto, quien se encontraba en la avioneta que se libró de ser derribada.  José Basulto tenía un interés “personal” en la condena del Peticionante. El 29 de abril de 1996, Alvin Snyder escribe sobre su investigación:

“Varias semanas antes de que los aviones caza de Fidel Castro derribasen las avionetas de Hermanos al Rescate,  Radio/TV Martí alardeaba sobre el hecho de que una pequeña avioneta había sobrevolado a baja altura La Habana y lanzado volantes con propagada anticastrista.  Se burlaron de Castro por no haber tomado represalias y un cubano americano fue citado diciendo que tales vuelos a La Habana se harían de forma regular.

“El derribo en aguas internacionales de dos aviones de pasajeros desarmados por parte de Castro es censurable.  Sin embargo, resulta difícil comprender por qué se le permitió a una estación de radio financiada por el gobierno estadounidense difundir las amenazas de líderes del exilio cubano que  estaban provocando a Castro y por qué los periodistas de Radio/TV Martí que estaban realizando las entrevistas no cuestionaron tales declaraciones.

“la sede de las transmisiones de Radio/TV Martí se encuentra actualmente en Washington, de modo que sus programas pueden ser supervisados  por la Voz de las Américas de la Agencia de Informaciones de los Estados Unidos.  El traslado de la sede de transmisiones a Miami autorizado por el Congreso, colocará a Radio/TV Martí fuera de toda supervisión efectiva por parte de la VOA.
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“De acuerdo con un vocero del Senador Phil Gramm, Republicano por Texas, que patrocinó el traslado, “trasladar la sede de las transmisiones a Cuba cerca del corazón de la comunidad cubano-americana resulta totalmente lógico”.  Siendo ese el caso, también ha llegado la hora de que los cubano-americanos de Miami pasen oficialmente a dirigir Radio Martí  y a administrarla como si fuera de ellos, sin que Washington trate de vigilarlos.
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“Al asumir el control total, los cubano-americanos de Miami también deberían asumir el costo de las transmisiones a Cuba”. (Snyder pág. 1)


66.    El Gobierno alega que no hemos cumplido con la presentación mínima requerida para solicitar reparación o habeas corpus de acción exhibitoria porque no hemos sido precisos en nuestras solicitudes.  Pero sí puedo ser preciso en cuanto a la acción exhibitoria que solicitamos respecto de los organismos gubernamentales involucrados con los propagandistas en Miami.  Mediante acción exhibitoria, demostraremos que en el mismo momento en que ocurrieron los hechos relacionados con este juicio, Radio/TV Martí dejó de centrar  su atención y recursos en Cuba para centrarlos en Miami, a fin de satisfacer los intereses del poderoso movimiento interno de exiliados cubanos.   El traslado de la sede a Miami costó nueve millones de dólares.  Esa cifra, en 1996, representó una suma adicional al presupuesto anual de 30 millones de dólares de Radio/TV Martí, del cual, una gran parte se trasladó a Miami 39.  Alvin Snyder nos ofrece la razón evidente del trasladado a Miami:

“Recientemente, un funcionario del Departamento de Estado ofreció a un grupo de diplomáticos, un panorama de las relaciones exteriores de los Estados Unidos, sin mencionar a Cuba ni una sola vez.  Al preguntársele por qué se había omitido a Cuba, el funcionario respondió que ‘Cuba ha dejado de ser una cuestión de relaciones exteriores; es un problema de política interna’”40 . (Snyder pág. 1)
67.    Después del traslado a Miami,  el Gobierno tuvo un presupuesto anual promedio de más de 30 millones de dólares en el período comprendido entre el derribo y la condena. Tenían más de 100 empleados y más de la mitad de ese presupuesto y la mayor parte de los empleados eran administrados desde Miami.  Una parte sustancial de esos recursos estaban destinados a lograr la condena del Peticionante. 

68.    Informes recientes de la GAO calculan que la cifra gastada por Radio/TV Martí en lo que lleva de establecida es igual o superior a los 600 millones de dólares41 . Solo podremos tener una idea del impacto de las operaciones de propaganda cuando sumemos todo el dinero gastado por este organismo gubernamental en el Peticionante, a los montos gastados por otros organismos gubernamentales. 

69.    Después del traslado a Miami, Radio/TV Martí  --y el movimiento del exilio cubano--,  que ahora rebosaba en fondos gubernamentales, quedó libre de cualquier control significativo durante el período comprendido entre 1996 y 2001.  Las prácticas antes prohibidas ahora florecían.  Esa fue la razón del traslado.  La estación de radio y televisión del Gobierno se convirtió en lo que los exiliados cubanos quería que fuese, un medio de distorsión dedicado a lograr la condena del Peticionante. 

70.    La Respuesta del Gobierno malinterpreta el argumento del Peticionante.   Dentro de las normas federales, la estación de radio del Gobierno tiene derecho a contratar a quien decida, pero una estación gubernamental con fines propagandísticos no puede contratar personas a tal fin, que expresen o escriban en los medios de difusión internos, cosas que serían totalmente adecuadas de escribirse o expresarse para ser escuchadas en Cuba.  Los periodistas pagados no “establecieron diferencia” entre lo que decían en  Radio/TV Martí y lo que decían en la propaganda dirigida a Miami.  Por el contrario,  ellos mismos han descrito como utilizaban las mismas palabras y las mismas imágenes. La junta de Radio/TV Martí, integrada en su mayoría por partidarios de los exiliados y de los integrantes de Hermanos al Rescate en la disputa con Cuba, puede contratar o pagar como empleados y contratados  a quien desee, pero lo que no puede hacer es ubicar propagandistas clandestinos en los principales medios de difusión de Miami y permitir que tales empleados, contratados o freelance,  utilicen fondos del Gobierno para tratar de garantizar secretamente  la condena del Peticionante. 

71.    Geoffrey Cowan, Decano de Periodismo en la Universidad de California del Sur, presidente de la Fundación Fiduciaria Annenberg en Sunnylands y director del Centro sobre políticas y dirección en materia de información de la Facultad Annenberg, era el Director de la Voz de las Américas en 1994, cargo que mantuvo  hasta 1996, cuando lo dejó para volver al medio académico.  Cowan conocía muy bien  Radio/TV Martí.  Al parecer,  fue colega de Alvin Snyder y probablemente coincida con las opiniones de éste. Según parece, aún estaba en la Voz de las Américas cuando se discutió  y realizó el traslado de Radio/TV Martí.  Contacté al Sr. Cowan, quien se negó a responder cualquier pregunta a menos que fuese  citado a comparecer.

72.      El líder de facto del movimiento del exilio cubano Jorge Mas Canosa, era el impulsor de Radio/TV Martí  y de su traslado a Miami.  Mas Canosa fue quien dirigió la presión para trasladar Radio/TV Martí a Miami porque él y sus colegas la querían liberar de las restricciones impuestas por el Gobierno para utilizarla en su ataque al enemigo y porque él quería fuese una pieza clave independiente para el dominio que quería ejercer en la política de Miami. Otro líder no oficial era Basulto, considerado como  un incitador en el derribo de las avionetas.  Jorge Mas Canosa, al igual que Basulto, participó en Bahía de Cochinos y tenía conexiones con la CIA.  Como Alvin Snyder descubriría, Basulto tenía un gran interés, tanto personal como político, en garantizar las condenas, pues había sido criticado por realizar acciones que condujeron a la muerte de sus cuatro colegas42 .

73.    En la página 221 et seq  de su libro “Warriors of Disinformation” (“Guerreros de la desinformación”), Alvin Snyder describe el diseño de planes específicos para Radio Martí por parte de Mas Canosa, quien quería ser una figura dominante en la política de Miami.  Mas Canosa quería utilizar los fondos  y el personal de Radio/TV Martí  para influir sobre los miamenses.  Mas Canosa creó Radio Martí y utilizó sus fondos con fines propagandísticos en Miami.  Mas Canosa y la administración de Radio Martí contrataron periodistas de todos los medios de difusión en Miami para hacer de forma ilegal y encubierta lo que legalmente no podían hacer43 .  La ilegalidad continuó después de su muerte.  Los periodistas pagados de Radio Martí se centraron en aspectos específicos del juicio.  Cuando la defensa enviaba citaciones a ciertos testigos, los empleados a sueldo del Gobierno, contando con la información y la convicción, transmitían que tales testigos debían ignorar la citación o acogerse a la Quinta Enmienda cuando fuesen llamados a declarar, a fin de evitar las preguntas o no dar respuestas.   Muchos de los testigos lo hicieron.  En otra ocasión,  los medios dieron a conocer evidencias que habían sido excluidas esa misma tarde en el juicio. Con lo que sabemos hoy sobre lo que sucedía en Miami en el periodo que nos ocupa, no es de extrañar que esta entidad recibiese pagos del gobierno.  Los agentes  fomentaban y exacerbaban la opinión pública para que los abogados de la defensa (e incluso Oscar Corral, el autor de la revelación en el Miami Herald ) temiesen dormir en sus casas.  Al menos en una ocasión, un temeroso abogado de la defensa durmió en un hotel.    La vida de estos abogados defensores se vio amenazada por agentes a sueldo.

74.    Las prácticas de contratación, dirección, financiamiento y periodísticas incentivadas y permitidas en Radio/TV Martí no parecen permitirse en ninguna otra entidad de la Voz de las Américas.  Si no todos, muchos de los artículos y conversatorios sobre los Peticionantes y otros asuntos, violaban las normas periodísticas, lo cual se agudizó después del traslado a Miami.  Radio Martí era el regalo que seguía generando para todos aquellos que estuviesen de acuerdo con ella.   

75.    Las conexiones entre las investigaciones realizadas en 1996 y las reveladas diez años después, en el  2006,  en el New York Times, Miami Herald, y Associated Press, son evidentes. Los artículos de 2006 muestran como el Gobierno utilizó la libertad que buscaba al trasladar la sede de Radio/TV Martí en 1996.

76.    El 24 de mayo de 2000, en un artículo para el Diario de las Américas  (el periódico cuyo director recibió dinero del Gobierno), Basulto entreteje el caso de Elián, el caso del Peticionante y Fidel Castro, con la crítica al Presidente William Clinton 44.

77.    Otros empleados a sueldo del Gobierno se unieron a la arremetida de Basulto contra el Tribunal de primera instancia.   Él y otros propagandistas describieron las acciones del Peticionante como la primera fase de un plan de Castro para invadir los Estados Unidos.  Según Basulto, el Peticionante y sus codemandados eran la avanzada y el juicio contra ellos era la primera  de las batallas por librar contra el invasor extranjero.  Ernesto Betancourt, un colega de José Basulto y ex funcionario del gobierno y director de la estación radial y televisiva gubernamental, que desempeñó un importante papel en el proceso de contratación inicial de la estación, al parecer también recibió, junto con Basulto, fondos del Gobierno.  El 2 de marzo de 2001, en un artículo publicado en El Nuevo Herald titulado “Carta abierta a John Ashcroft”, dijo: 

“El juicio seguido a los espías de Castro se ha vuelto una verdadera farsa.  Por más de dos años, desde el 16 de septiembre de 1998, el FBI y la fiscalía federal llevaron a juicio a 10 agentes de Castro dedicados a actividades de espionaje en bases militares stadounidenses de la Florida y, en menor grado, a infiltrar las organizaciones del exilio cubano.  La primera actividad era la más peligrosa para los Estados Unidos, dado el hecho de que  era parte de los preparativos de Castro para atacar a los Estados Unidos durante la etapa final de su gobierno.  Uno de las acusaciones que condujo a su arresto, de acuerdo con una declaración jurada presentada entonces por el Agente del FBI Mark de Almeyda, era  que los espías habían recibido órdenes de ‘sabotear aviones y hangares en alguna parte de la Florida’”.

“En relación con Hermanos al Rescate, el Tribunal de Apelaciones revocó la decisión de la Jueza Lenard en su intento por censurar a José Basulto, al prohibirle participar en cualquier actividad de conmemoración relacionada con el derribo de la avioneta el 24 de febrero, bajo el pretexto de que la conmemoración del evento podría enardecer a un jurado en el que ella había aceptado la exclusión de  cualquier cubano-americano.  Tales acciones nos llevan a la triste conclusión de que la Jueza Lenard está evidentemente prejuiciada en  contra de la comunidad cubano-americana y debería ser recusada”.  

“Que todo esto viniese a suceder durante la administración Clinton-Reno era inevitable, dado el poco sentido ético que prevalece en esa administración.  Es por eso que votamos en su contra.  Pero el Sr. Ashcroft, la decisiva contribución de nuestra comunidad a la reñida elección del Presidente Bush, debe servir de algo.   El caso de los espías debe revisarse para incluir a Castro y a otras personas en el juicio. Lo que haya habido detrás de la maniobra que incriminó a Mariano Faget, debe ser revelado.  Debe ordenársele al FBI que deje de tratar a los cubano-americanos como al enemigo y a la red de inteligencia de Castro como al aliado.  ¿O será que nos están tomando el pelo una vez más? Esperamos su respuesta.


78.    Al jurado se le dijo en repetidas ocasiones que votar por la absolución conduciría directamente a la destrucción de los Estados Unidos.  Los intentos por proteger al jurado podían compararse al intento de tapar con un dedo un pequeño dique desbordado por una enorme inundación que al parecer nadie había notado45 .

79.    La mejor prueba de esto, son las cintas de grabación de Radio y TV Martí que contienen muchos de los programas de los periodistas pagados.  Las cintas de grabación del periodo comprendido entre 1996 y 2001 no estuvieron disponibles hasta 12 años después de haberse grabado, porque la ley está hecha para que este tipo de propaganda no entre en los Estados Unidos.

80.    El Gobierno no está de acuerdo con la interpretación de Alvin Snyder sobre el tratamiento dado por los medios de difusión al derribo y los sucesos  en Miami, pero Snyder es una persona extraordinariamente capaz.  Un antiguo ejecutivo de la Agencia de Informaciones de los Estados Unidos, ya fallecido, quien no solo había trabajado con dos presidentes, sino también en la CBS News y la TV WCBS en New York, y había trabajado con muchos organismos gubernamentales, incluida la USIA, hizo que sus conclusiones y análisis fuesen confirmados por otros investigadores en 1996, así como con por sucesos posteriores.

81.    El 20 de agosto de 1996, cuatro meses después del artículo de Alvin Snyder, el periódico Los Angeles Times publicó un análisis similar sobre Radio/TV Martí y las diferentes presiones que condujeron al traslado de su sede  a la comunidad cubano-americana46.   El reportero de Los Angeles Times Mike Clary, centró su artículo en el control de la estación por Mas Canosa y en las razones de su exitosa presión para sacarla de Washington.  Mike Clary nos dice que el personal de Radio/TV Martí  supuestamente era de 146 personas.  TV Martí, con un presupuesto de 11.6 millones de dólares y un personal adicional de 85 personas, según el artículo, “nunca ha sido vista por nadie en Cuba desde su salida al aire…47 .

82.    Las sucesivas entrevistas e investigaciones realizadas por Mike Clary confirman todo el análisis de Alvin Snyder.  Por los acontecimientos --nos dice Clary— el Gobierno dejó claro que con el nuevo personal que entró en 1996,  su intención era librarse de la supervisión y encontrar nuevas formas de hacer propaganda en Miami. Rolando Bonachea, el entonces director interino de Radio/TV Martí, dijo en 1996 que: en Miami los empleados de los medios de difusión del Gobierno trabajan “protegidos por un cortafuego que garantiza que nuestros periodistas puedan operar libremente sin influencias externas ni presiones internas”.


E. Permitir que la maquinaria propagandística internacional del Gobierno se utilice para influenciar un juicio en los Estados Unidos es un insulto tanto al propio proceso judicial como a la integridad de la comunidad a la que el jurado representa

83.    El artículo del Miami Herald, resultado de la investigación realizada por un equipo del periódico y ubicado en la parte superior de la primera página con un gran titular48 , contiene la siguiente declaración:

“Jesús Díaz, hijo, presidente de la Miami Herald Media Co. y editor de ambos periódicos, expresó su decepción, comentando que los pagos violan la ‘confianza sagrada’ entre los periodistas y los lectores”.

84.    La presente moción tiene que ver con la “confianza sagrada” de los ciudadanos de los Estados Unidos y de estos acusados, que el gobierno violó.   Pero el asunto va más allá de estos acusados o de este proceso penal  --o de cualquier caso o cualesquiera acusados.  Se podría decir que en este caso se ha descubierto mucho más sobre el amplio y variado uso de “periodistas pagados” y sobre los violadores de la ley, que en cualquier otro caso anterior en la historia de los Estados Unidos, mucho más incluso que antes del Comité Church49 .

85.    La Oficina de Rendición de Cuenta del Gobierno (GAO)50 ,  el Congreso y el Presidente, junto con el Miami Herald y la comunidad periodística, reconocen que “periodistas independientes” y “periodistas del gobierno” son dos empleos totalmente diferentes con perfiles muy diferentes.  Tienen diferentes deberes y responsabilidades.  Ninguna de las personas del gobierno que contrataron a estos periodistas contemplaron el hecho de que no eran otra cosa que activistas  que trabajaban en la política y no en el periodismo y poco le importaban los reportajes noticiosos libres y equilibrados.  Simplemente, esa no era su función.  El uso de seudónimos y fuentes no reveladas, la invención de sucesos y el reportaje de viejos sucesos como sucesos de hechos actuales, son prácticas condenadas por los periodistas y por los medios de difusión en los Estados Unidos.  En Miami, sin embargo, fueron el pan nuestro de cada día durante cinco años.

86.    El artículo del Miami Herald expone la confirmación por parte del Gobierno de sus prácticas de contratación:  Pedro Roig, Director de la Oficina de Transmisiones a Cuba desde 2003, comentó que ha tratado de mejorar la calidad de las noticias, utilizando, entre otras cosas, más periodistas del exilio cubano como contratados.

87.     A fin de alegar, como hace el Gobierno, que los medios de difusión indebidamente pagados no tuvieron efecto alguno, habría que pensar que toda la información de los medios de difusión es irrelevante y no influye sobre los miembros del jurado o los ciudadanos.   Un sorprendente argumento por parte de los representantes del Gobierno que contradice todos los conceptos de un gobierno democrático y la letra y espíritu de la Primera Enmienda.  Si la fiscalía, en este caso, tiene la razón, entonces no sería necesario ni tendría objeto alguno un debate abierto y saludable, no sería necesaria ni tendría objeto alguno la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, ni serían necesarias las leyes sobre la calumnia y la difamación, que se fundamentan en la idea de que las palabras y las imágenes tienen un significado y pueden ocasionar serios perjuicios.  El Tribunal Supremo nos dice que una sola oración puede acabar con la reputación de un hombre. Ahora, el Gobierno nos dice que ignoremos ese concepto y también nos dice que ignoremos la realidad de que millones de dólares y recursos pagados y utilizados para una propaganda, repetida sin descanso en más de mil artículos, destruyó este juicio “imparcial”.

88.    Los periodistas pagados no constituían una pequeña parte de la campaña mediática y tuvieron un importante efecto. El Miami Herald confirma lo que algunos de los propios periodistas pagados dijeron, que estaban entre los más populares en el Sur de la Florida y que muchos de ellos estaban reportando sobre temas relacionados con el juicio para sus organizaciones de noticia.  Sus reportajes eran retomados y utilizados como fuente confiable, por periodistas ingenuos que no sabían que estaban utilizando propaganda como parte de sus artículos.

89.    La investigación de Oscar Corral coincide con las investigaciones y entrevistas  realizadas anteriormente por Alvin Snyder y Mike Clary en 1996. El Gobierno sabía, después de contratar a Juan Manuel Cao, que este continuaba con sus actividades como agente encubierto a sueldo.  El Miami Herald nos dice:

“El reportero del Canal 41 Juan Manuel Cao, quien recibió este año $11,400 de TV Martí, fue noticia en julio, cuando confrontó a Castro durante una presentación pública en Argentina, presionando al líder cubano para que explicara por qué su gobierno no había permitido que una reconocida doctora y disidente, Hilda Molina, saliera de la isla para visitar a su hijo en Argentina.    Durante el intercambio, Castro le preguntó directamente a Cao si alguien le estaba pagando para que hiciera esa pregunta.  Durante mucho tiempo, el gobierno cubano ha sostenido que algunos periodistas de habla hispana del Sur de la Florida estaban en la nómina federal.  “No hay nada sospechoso en ello”, dijo Cao.  “Lo haría gratis, pero las regulaciones no lo permiten.  Lo que cobro es simbólico, por debajo del precio del mercado”. 

90.    Las palabras impresas, en las que nos centramos aquí, y las imágenes y palabras habladas, tienen efectos diferentes.  La prensa escrita llega a un público diferente al que llega la radio y la televisión y el Gobierno lo que quería era un público.  El Gobierno no podía tener su propio periódico en Miami, por lo que creó una red de periodistas en una red de periódicos y de programas de radio que se hacían pasar por independientes.   Cada artículo mentía al no revelar la fuente del artículo, mentía al no revelar que el autor no era independiente, mentía al no revelar que el autor era pagado por el Gobierno y mentía al tratar de hacer pasar  por periodismo, una amalgama de hechos, ficción, opinión y argumentos.

91.     El artículo del Miami Herald nos dice que en la revisión de los cientos de artículos escritos por sus periodistas, el periódico no encontró un solo caso en el que los reporteros o columnistas como Cao, revelasen que habían recibido dinero.  Eso es mucho más que “coincidencia” o consentimiento del Gobierno.  Ese patrón de engaño no habría sido posible sin la participación activa y la planificación precisa del Gobierno.   

92.    Contrario a lo que se dice en la Respuesta del Gobierno, muy pocos de los propagandistas pagados o de sus artículos aparecieron en el 2006.  Y pensamos que hasta el momento, se han revelado muy pocos y muy pocos han sido entrevistados.  La historia completa está aún por conocerse.

93.    Los efectos del artículo publicado el 8 de septiembre de 2006 son importantes.  Como resultado de un ataque coordinado por el Gobierno, miles de suscriptores del Miami Herald castigaron al periódico.  Por haber revelado los pagos ilegales realizados por el Gobierno, Oscar Corral fue vilipendiado, atacado y llevado a temer por la seguridad suya y de su familia por los seguidores de los periodistas pagados y Radio/TV Martí.  De acuerdo con la edición del Miami Sun Post del 26 de julio de 2007, un año después del artículo del Miami Herald, Corral había sido acusado de ser un agente cubano y un comunista.  Corral lo describió como “una campaña orquestada para intimidar, hostigar y silenciar.  Era un bombardeo.  Algunas amenazas eran muy concretas y mencionaban a mi familia.  Llegó a un punto en el que tuve que decirle a mi editor que estaba preocupado.  Lo solucionaron muy bien.  Me trasladaron a mi familia y a mí a un lugar seguro durante unos seis semanas, para que terminara mi reportaje”. Podemos imaginarnos entonces las presiones sutiles y no tan sutiles a las que los miembros del jurado se vieron sometidos diariamente por los empleados y contratados del Gobierno. 

94.    El informe en Internet, al final del artículo del Miami Herald, ofrece algunos de los argumentos de defensa dados por los periodistas pagados a la luz de las investigaciones de Oscar Corral:

Pablo Alfonso:    
“No tengo nada que comentar.  Creo que es lo mejor para el periódico y para mí”.

Olga Connor:  
No se pudo contactar.

Wilfredo Cancio Isla:  

Se rehusó a comentar.  Su esposa Ivette Leyva: “Esto es [el resto fue suprimido]” 51

Juan Manuel Cao:  
“Me siento orgulloso de haber ayudado a poner fin a la censura en Cuba”.

Ariel Remos:  
“Me gustaba ser parte de esos paneles porque podíamos decir lo que queríamos.  Por ejemplo, no teníamos que llamar a Fidel Castro el presidente de Cuba.  Podía llamarlo por lo que es, un dictador”.

Omar Claro:  
“No voy a decir si acepto o no dinero,   Usted publique lo que quiera”.

Helen Aguirre Ferre:
“No veo ningún conflicto de intereses”.

95.    El Gobierno advierte a este Tribunal (en la página 27 de su Respuesta) que los medios de difusión independientes y los medios de difusión en general pueden objetar la acción exhibitoria. No existe razón alguna para creer que eso sea cierto.  La mayoría de los periodistas están aún disponibles para ser llamados a declarar.  Dada la publicación de los hechos por el Miami Herald y la impresión del artículo con grandes titulares en primera página,  así como la publicación del artículo por los medios de difusión en todo el país, resulta evidente que los medios consideran que lo que sucedió52  debe hacerse público.

96.    El Gobierno conocía los antecedentes de los empleados, freelance, corresponsales a tiempo parcial  y “periodistas independientes” que contrató para la Oficina de Transmisiones a Cuba, para la Radio/TV Martí y para el  Miami Herald.  El Gobierno no puede alegar lo contrario. Joe O’Connell, el vocero de la Junta de Gobernadores de las Transmisiones, que supervisa la Oficina de Transmisiones a Cuba, admitió al  New York Times que se investigaron los antecedentes de los periodistas pagados a los que el artículo del Miami Herald hace referencia, pero que “no tenían un código de ética para ellos” (pág. 3)53 .

97.    La investigación y reportajes de los medios de prensa sobre los pagos realizados por el Gobierno en Miami, hacían referencia a la opinión de la GAO sobre el caso de Armstrong Williams54, como análogo al pago realizado por el Gobierno a los periodistas de Miami.  Nos referiremos brevemente  ahora al caso Williams.

98.    En el caso Williams, donde el Gobierno le pagó a escondidas a un presentador para que promoviera la política de Bush de “No abandonar a un solo niño”, el “[Gobierno] violó la ley al difundir ´propaganda encubierta’” (pág. 3).   El Gobierno planteó varios argumentos sobre la carga de la prueba del Peticionante para demostrar que su jurado había sido influido  por la conducta del Gobierno.  Pero el Gobierno no puede subvertir el juicio y luego pedir al Peticionante que demuestre que el jurado fue influenciado por la subversión del Gobierno. El Gobierno tampoco puede alegar que el jurado no fue influenciado por su actividad de subversión.  Las opiniones de la GAO muestran que la opinión del Gobierno sobre la ley está errada, aún cuando se trate de una violación del derecho civil.

99.      En primer lugar,  la violación del derecho civil por parte del Gobierno no exige prueba directa de que alguien fue directamente influenciado por el Gobierno. Los legisladores que aprobaron las leyes en contra de la propaganda, no colocaron la carga de la prueba en el Peticionante para demostrar, mediante evidencia cuantificable, el efecto de la influencia. La “influencia” se deriva del hecho de que las palabras fueron dichas.  Es concluyente.

100.    En segundo lugar, el carácter secreto de la infracción es en sí mismo una violación.  La opinión de la GAO del 30 de septiembre de 2005 establece que: “Un elemento importante de esta violación es el hecho de esconder o no revelar el papel desempeñado por el organismo en el patrocinio de este material”.  En el caso de Miami, el Gobierno actuó clandestinamente. 

101.    En tercer lugar, después de actuar secretamente, lo escondieron y lo continúan haciendo con la respuesta del Fiscal de los Estados Unidos a nuestra moción.

102.    La GAO, tras determinar las violaciones por distribuir propaganda encubierta a través de Armstrong Williams, declaró que era necesario referir la violación del caso Williams al Presidente y al Congreso, y así lo hizo.

103.    La opinión sobre el caso Williams hace referencia y reafirma una decisión de la GAO55  de 1987 relacionada con el uso de propaganda por el Departamento de Estado en la política hacia América Central.  Sobre su opinión anterior de 1987, la opinión en el caso Williams dice:
“Que los artículos y editoriales en el periódico (apoyando la política del Gobierno para Centroamérica), elaborados,  a solicitud del Gobierno, por consultores pagados y publicados como trabajos de entidades no gubernamentales, violó la prohibición en materia de publicidad o propaganda. Una vez más, fue el carácter encubierto de las acciones del Gobierno lo que condujo a la violación.  En ese caso, el Gobierno trataba de hacer llegar un mensaje a la opinión pública a favor de la posición del Gobierno,  engañando a la opinión pública respecto del origen del mensaje. Id en 709”.

104.    La opinión en el caso Williams se basaba en el trabajo de un solo periodista y  la opinión en el caso de América Central, en unos pocos artículos.  Los pagos en Miami, involucraban a un gran número de periodistas y a no menos de mil “publicaciones”.

105.    La opinión de la GAO de septiembre de 2005, analizó detalladamente, paso por paso, lo que Williams y el Gobierno habían hecho.  Si la acción exhibitoria es necesaria, entonces queremos que se nos presenten en acción exhibitoria exactamente lo mismo que la GAO obligó al gobierno a presentar en acción exhibitoria en el caso Williams.  En tanto las sumas de dinero, publicaciones, periodistas pagados y gravedad en este caso, excede en mucho los elementos  del caso Williams, así como los del caso de América Central en 1987, en el caso del Peticionante, el Gobierno está obligado a continuar dando respuestas y presentar en acción exhibitoria todos los documentos.

106.    En el caso Williams, se malversaron fondos nacionales para propaganda interna.  En el caso de América Central, se malversaron fondos para propaganda externa.  En este caso, el dinero destinado a una maquinaria de propaganda externa, se utilizó para destruir cualquier posibilidad de imparcialidad en un juicio penal estadounidense. 

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