„Paz,
paz; y no hay paz“ Jeremias
6:14
Esta
antigua frase, nos remite al discernimiento que se debe tener, cuando
se escucha hablar acerca del tema de la Paz. Tristemente, el concepto
paz se ha vaciado, quedando muchas veces, en el ámbito de los
hermosos deseos y aspiraciones humanas sin cumplir. Porque nuestro
mundo de hoy, tampoco es un mundo de paz.
No
se puede hablar de paz, cuando cada día leemos en los periodicos
sobre guerras „humanitarias“, atentados terroristas y violencia.
No
se puede hablar de paz, cuando quienes debieran respetar las más
elementales normas de convivencia y las leyes mundiales, son los
primeros que las violan.
No
se puede hablar de paz, cuando los más desfavorecidos, son los que
sufren las consecuencias de las crisis económicas.
No
se puede hablar de paz, cuando los procesos sociales, que intentan
sacar a las mayorías de la pobreza y la miseria, se les intenta
desestabilizar o se les ataca desde el exterior.
En
nuestra región latinoamericana, tampoco se puede hablar de paz,
mientras los EE.UU. continuen bloqueando a Cuba y mantenga en prisión
a Cinco luchadores contra el terrorismo.
La
Biblia es categórica: „el efecto de la justicia, será
paz“ (Isaias 32:17)
Lo
anterior, no es pesimismo, ni un llamado a abandonar el trabajo por
la paz, por el contrario, como dice el texto neotestamentario: „Cuan
hermosos son los pies de los que anuncian la paz“ (Ro 10:15). Es
en ese sentido, que no descansaremos de exigir una mayor
responsabilidad de las instituciones y poderes internacionales, en lo
que respecta a la paz, pero una paz que sea duradera y verdadera,
basada en el respeto a las diferencias y a la justicia.
Berlín,
21 de septiembre de 2012
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