El 3 de octubre Alemania celebra el XXII aniversario de la
actual República Federal, con 16 Estados y Berlín como única capital.
Las cifras y las percepciones de los alemanes muestran, sin embargo, un
trecho por andar.
Tras más de dos décadas de “unificación alemana”, los alemanes siguen
percibiendo una enorme brecha económica entre Alemania del Este y del
Oeste. Al menos, es lo que se desprende de una encuesta representativa
que publica la televisora pública alemana ZDF este lunes (1.10.2012).
Sólo una de cada cinco personas consideró que las condiciones laborales
son igualmente buenas en ambas partes del país, que hasta 1990
constituyeron dos Estados con sistemas económicos, sociales y políticos
diversos. Sólo uno de cada tres alemanes consultados opinó que las
condiciones de vida en ambas regiones son equiparables.
De modo que en el occidente del país se trabaja y se vive mejor, opinó
la mayoría de los encuestados. Pese a este consenso, las visiones se
dividen en torno al modo en que el Estado asiste financieramente, hasta
hoy, el acople de los llamados “nuevos” y “viejos” Estados federales. Un
64 por ciento de los alemanes orientales evalúa como “justas” las
ayudas financieras que reciben y recibirán los antiguos territorios
socialistas hasta el año 2019.
Pero a los ojos de los alemanes occidentales –al menos a los ojos del
62 por ciento de los encuestados por la televisora pública ZDF-, los
ahora “nuevos” territorios federales del Este han recibido ya demasiado
dinero para ajustar su infraestructura y dotar de autonomía a las
estructuras regionales de poder.
La relación Este-Oeste, en cifras
No obstante, el llamado Pacto Solidario, por el cual, el Estado Central
entrega más de 150.000 millones de euros a los Estados de la antigua
Alemania Oriental seguirá vigente hasta 2020. Y quienes trabajan en los
Estados occidentales seguirán pagando un “impuesto solidario” adicional
como contribución.
La tasa de desempleo oriental prácticamente dobla la occidental; pero alcanzó en 2011 su valor más bajo desde la unificación.
Por ahora, según el Informe sobre el estado de la Unidad Alemana que
el Gobierno presenta cada año: el producto interno bruto per cápita
(PIB) del conjunto de Estados de la antigua Alemania del Este apenas
llegó al 71 por ciento del PIB de los Estados del Oeste en 2011 (un dos
por ciento menos que el año anterior).
No puede hablarse de una equiparación de Este y Oeste, reconoce el
Gobierno; aunque sí de avances. La tasa de desempleo oriental
prácticamente dobla la occidental; pero con un 11,3 por ciento alcanzó
en 2011 su valor más bajo desde la unificación. Y, entretanto, esta tasa
ha alcanzado hasta un 6 por ciento en el Oeste, de modo que algunos
Estados orientales por separado puntúan mejor. Sin embargo, la migración
interna del Este al Oeste sigue dominando el panorama demográfico. Como
excepción, al oriental Estado de Sajonia llegaron en 2011 más personas
de las que se marcharon.
Pero, las condiciones aún no son favorables. Los salarios y
jubilaciones de los orientales siguen siendo considerablemente menores
que los de sus compatriotas occidentales. Lo que recibe un jubilado en
el Este, por ejemplo, equivale como promedio al 89 por ciento de lo que
recibe uno en el Oeste. Eso sí, los ingresos privados han crecido en el
Este del 56 al 83 por ciento en la comparación con el Oeste, si se toman
como referencia los años 1991 y 2011, aunque la tendencia se ha
ralentizado últimamente.
Más allá del “muro en la cabeza”
Los retos futuros sobrepasan las coordenadas Este-Oeste.
“Integración” es una palabra clave en la política alemana de estos
tiempos, y los retos se ubican en latitudes diversas, que se suman a las
que el Muro de Berlín dejó en la mente de varias generaciones:
ciudadanos del Este y del Oeste, del Norte o del Sur, nativos o
migrantes de primera, segunda y enésima generación, más o menos
calificados, mejor o peor ubicados en la estructural social, de regiones
más o menos industrializadas, entre otros.
Para la próxima década, después de vencido el Pacto de Solidaridad, más
que en impulsar a “los nuevos Estados federados” habrá que promover el
desarrollo de “regiones problemáticas” –estén estas en el norte, sur,
este u oeste-, advertía la canciller, Angela Merkel, en su último
videomensaje semanal.
Autor: Rosa Muñoz Lima / dpa, dapd
Editora: Cristina Papaleo
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