La UE pide explicaciones por el 'test falométrico', que mide la excitación sexual ante contenidos pornográficos - Praga asegura que ha cesado la práctica
Le sentaron en una sala y le mostraron películas y fotografías
pornográficas heterosexuales. Mientras, un sexólogo medía con un
instrumento especial sus respuestas físicas a las imágenes. Si no se
excitaba, probaría su homosexualidad. Si lo hacía, vuelta a casa. A
Irán, donde ser gay o lesbiana es un delito castigado con la muerte. Fue
lo que le ocurrió a un homosexual iraní que pidió asilo en la República
Checa en 2009, y que fue sometido al llamado test falométrico.
Un procedimiento que las autoridades empleaban para comprobar, en
algunos casos, que las alegaciones de los solicitantes de amparo por
motivos de orientación sexual eran ciertas. Para verificar que un
refugiado que decía ser gay lo era de verdad.
Un iraní que pidió asilo en Praga denunció el caso en Alemania. La práctica vulnera los derechos fundamentales, según la Comisión
Pasado el mal trago, el hombre huyó a Alemania. Allí denunció el
caso. Tras su testimonio, las autoridades alemanas preguntaron a Praga.
Un año más tarde la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales de
la UE denunció esas prácticas en un informe. El examen falométrico,
sostienen, "vulnera los derechos fundamentales de las personas". El
tema ha llegado hasta el Parlamento Europeo y la Comisión, que ha pedido
explicaciones por escrito a las autoridades checas sobre este test que
consideran "una clara intromisión en la esfera privada de la persona y
en su dignidad".
Tras la polémica y las duras críticas, el Gobierno checo asegura que ha frenado los análisis falométricos.
Una respuesta que, sin embargo, aún no es oficial para las
instituciones comunitarias. No obstante, y a pesar del cuestionamiento
de expertos internacionales sobre la validez, no solo ética sino también
científica, de semejante prueba, ese país insiste en defenderla. "Es
rigurosamente falso que la República Checa violase la Carta de Derechos
Fundamentales de la UE con estos análisis", dice una portavoz del
Ministerio del Interior, que asegura que los test se realizaron solo
entre 2008 y 2009 a una decena de personas, que habían dado su
consentimiento previo y por escrito. "Además, se realizó por un experto
sexólogo autorizado. Algunas personas solicitaron incluso someterse al
examen", añade.
El test falométrico no es nuevo. Fue inventado en 1950 por
el físico y sexólogo checo Kurt Freund. Desde entonces, y al menos hasta
finales de los noventa, el procedimiento -que consiste en medir la
estimulación sexual o el orgasmo del hombre o de la mujer- se ha
empleado para analizar el comportamiento de agresores sexuales o
pederastas en países como Canadá y Estados Unidos. En la República Checa
formaba parte, según Interior, de los trámites para la demanda de asilo
por orientación sexual. "Se aplicaba en casos dudosos y cuando no había
otra posibilidad de probar la orientación de esas personas", argumenta
el Gobierno checo.
Las autoridades europeas no están conformes con el análisis. Y menos
con que uno de sus miembros -la República Checa lo es desde 2004- lo
emplee. Así se lo hizo saber la comisaria de Interior, Cecilia Malmstöm,
a Praga en marzo. "Plantea serias dudas sobre su conformidad con la
Carta de los Derechos Fundamentales en lo relativo a la prohibición de
la tortura, el trato inhumano o degradante, y el respeto a la vida
privada", dijo. Su equipo analiza ahora la respuesta checa para
verificar que los exámenes se han suspendido, y para determinar si es
necesario tomar medidas.
La Agencia Europea para los Derechos Fundamentales de la UE condena
duramente esta prueba. "Es una práctica absolutamente intrusiva y
deleznable. Interfiere en la psicología de la persona, en su integridad e
intimidad", esgrime Matteo Bonini-Baraldi, uno de los autores del
informe que sacó a la luz el uso de estos test.
La Organización de Ayuda al Refugiado de la República Checa (OPU) ha atendido a tres personas que pasaron por el examen falométrico.
Dos hombres y una mujer. Todos lograron finalmente asilo en ese país, y
a pesar de lo ocurrido han decidido no denunciar a las autoridades
checas. "No quieren ahondar en un tema que les ha causado graves
conflictos y traumas", explica Hana Frankova, abogada de la
organización. Para ella, esta práctica es "humillante". Argumenta que no
se puede considerar voluntaria, tal y como sostienen las autoridades
checas, porque se ofrece a personas que temen ser devueltas a sus
países, donde están perseguidas. "Ningún afectado se opuso al examen
porque se sintieron presionados y cuestionados. Temían que su solicitud
de asilo fuera denegada", dice la abogada de OPU.
La homosexualidad es aún ilegal en 76 países y está castigada con la
muerte en siete: Irán, Arabia Saudí, Yemen, Mauritania, Sudán, Nigeria
(en 12 Estados) y Somalia (en el sur). "Los demandantes de asilo que
pasaron el examen venían de áreas que aplican la sharia o de
países con fuerte influencia islámica, donde aquellos que tienen una
orientación sexual diferente son castigados", dice la portavoz checa de
Interior.
Un argumento más para Bonini-Baraldi para rechazarlo. Este experto
explica que la vulnerabilidad de esas personas es aún mayor. "Muchos han
sufrido abusos a causa de su orientación sexual y tienen verdaderos
problemas cuando se les muestra este tipo de imágenes", dice. "Por no
decir que la prueba tiene una discutida validez. ¿Qué ocurre por ejemplo
con los bisexuales?", añade.
El examen es aún más llamativa si se tiene en cuenta que la República
Checa no es un país particularmente intolerante con los derechos de
gais y lesbianas. En 2006, aprobó una ley para regular las uniones
homosexuales. Normativa respaldada por tres de cada cuatro ciudadanos.
"Queda mucho por hacer, pero la República Checa había avanzado mucho en
cuestiones de derechos sexuales. Pensábamos que prácticas como esos
exámenes para verificar la homosexualidad estaban erradicados", dice la
activista por los derechos de los homosexuales Eri Sykorova, que exige
garantías de que se han dejado de practicar.
Un discurso similar al de Neil Grungras, presidente de la
Organización para la Ayuda al Refugiado, el Asilo y la Migración, que
exige a ese país que certifique que no volverá a utilizar los exámenes falométicos.
También una reparación para los afectados. El grupo de parlamentarios
europeos por los derechos de gais, lesbianas, bisexuales y transexuales
exigirá la semana que viene a la Comisión información sobre el tema.
"Pedimos saber qué medidas concretas se han tomado y si las autoridades
checas siguen cometiendo tal barbaridad", dice el catalán de ICV Raúl
Romeva, vicepresidente del grupo.
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