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martes, 20 de octubre de 2015

Euforius interruptus

La frase de los editores del blog La Joven Cuba “si mañana la CIA, la NSA o la mismísima FNCA invitara a un evento donde pudiéramos hablarle a un grupo de personas sobre la realidad cubana, no dudaríamos un momento en asistir” dejó a unos las manos gastadas de aplaudir y dio razones  a  otros para intentar brindar lecciones de pureza a sus autores:

“Solo unos pensamientos para compartir con respecto a este artículo… Es cierto que salió a nombre de La Joven Cuba, y en su blog, pero quizás se pueda pensar que es también el sentir del resto del grupo, y la primera oración está tan pero tan lejana de mi forma de ser y actuar que debía dejarlo claro.

“Yo – y solo hablo a mi nombre y a nombre de Periodismo de Barrio – no asistiría a ningún evento financiado por la CIA, por la NSA, por la FNCA, por la NED, ni por ninguna organización que haya apoyado financieramente o de cualquier otra forma la subversión política en Cuba.

jueves, 26 de marzo de 2015

A debate entre jovenes cubanos las Américas que quieren (+ Declaración)

Ricardo Guardia Lugo, Presidente de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), durante la  lectura de la Declaración Final del Foro Juvenil Cubano ¨La Juventud y las Américas que Queremos¨, realizado en el Pabellón Cuba, La Habana, el 25 de marzo de 2015.AIN FOTO/Abel PADRÓN PADILLA
Ricardo Guardia Lugo, Presidente de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), durante la lectura de la Declaración Final del Foro Juvenil Cubano ¨La Juventud y las Américas que Queremos¨, realizado en el Pabellón Cuba, La Habana, el 25 de marzo de 2015. Foto: Abel PADRÓN PADILLA/ AIN
La Revolución Cubana fue ratificada hoy como el ejemplo más elocuente de participación ciudadana real y consciente, democrática, permanente y eficaz, que la sociedad civil y, en especial, los jóvenes de la nación caribeña llevarán a la VII Cumbre de las Américas, el mes próximo.
El foro La juventud y las Américas que queremos, convocado por los movimientos y organizaciones juveniles y estudiantiles de la Antilla mayor, sumó argumentos a la certeza de que, aún con sus imperfecciones -igual que toda obra humana-, el proceso revolucionario cubano tiene la participación colectiva como valor inherente y una de sus más grandes conquistas y fortalezas.

miércoles, 25 de marzo de 2015

El debate político en torno a los jóvenes cubanos

El debate político en torno a los jóvenes cubanos
Por: Luis Gómez Suárez
En el discurso pronunciado por el 55 aniversario del triunfo de la Revolución, el Presidente Raúl Castro hizo referencia a los intentos encaminados a introducir sutilmente una plataforma neoliberal para restaurar el capitalismo en el país. “Se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social, como si esos preceptos no representaran cabalmente los intereses de la clase dominante en el mundo capitalista. Con ello pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado fin de desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba”.
No es nada nuevo, cada presidente norteamericano hace declaraciones y promueve estrategias para socavar la Revolución apoyados en las contradicciones propias del relevo generacional. Para ello buscan manipular las características propias de la juventud como grupo. Al no haber tenido lugar su total posicionamiento social, es decir, al no formar parte del ámbito familiar propio de la infancia, ni tampoco haber asumido los valores, hábitos e instituciones del mundo adulto, los jóvenes guardan una relativa autonomía en relación con las instituciones de la sociedad, en la medida en que todavía no han sido asimilados por la división social del trabajo ni por las agrupaciones sociales y políticas. Este rasgo le otorga una particular significación en el orden político, pues la señala como una fuerza que podría modificar el orden social existente.