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jueves, 11 de agosto de 2016

SIEMPRE FIDEL

Qué escribir en estos días, cuando tantos lo han hecho, y seguramente mucho mejor, sino dejar simplemente constancia de los sentimientos que nos rebosan por esta fecha. Del hombre real, sus circunstancias y su grandeza, aunque no lo suficiente, ya otros han hablado. Razón por la que no queremos  escribir de él, sino acerca del nosotros hacia él, de afectos que se llevan en el alma. De esa relación especial pueblo-hombre construida al fragor de muchas batallas, de interacción directa y llana, pero, sobre todo, de fidelidad mutua.

“Me fui sabiendo que en Tampa, mi abuelo habló con Martí” Cuantas veces soñamos, al escuchar la canción del trovador Silvio Rodríguez, con haber estado allí, con haber sido uno de los que junto a aquel gran hombre, puso un granito por la independencia de la Patria. Tuvieron que pasar varias décadas, para que diferentes generaciones de cubanos, tuviésemos la oportunidad de ser partícipes de algo similar, porque como escribió el poeta “lo que te prometió Martí, Fidel te lo cumplió”. Por más de 50 años Fidel ha sido el pedagogo de la Revolución Cubana, el eje trasmisor entre pueblo y Estado Revolucionario, y pronto cumplirá 90 años, y con cuanto orgullo podemos decir, nosotros hemos vivido en su tiempo y junto a él, con nuestros humildes aportes, hemos colaborado para hacer avanzar la obra de todos y para todos. Sin dudas, será un día especial, motivo más que suficiente para que con regocijo festejemos la vida de quién tantas veces se le escapó a la muerte, como aquel personaje de Onelio Jorge Cardoso, él siempre anda por otro lado.

En el argot popular, muchos han sido los motes de cariño con que el pueblo le ha identificado: el caballo, el uno, el fifo, el jefe, patilla, el Comandante, pero en todos, siempre Fidel.

La Patria es también, muchas veces, punto de llegada y de partida, por eso muchos andamos hoy por el mundo con ella en el corazón, porque es como la flor que deja que el viento esparza a sus hijos por otros jardines, como la madre que da la vida a sabiendas de que un día tendrán que marchar. Estos hijos de la Patria cubana, desde lejos, agradecidos, le deseamos un Feliz Cumpleaños Fidel, mucha salud y bendiciones.

José Conde
Presidente de “La Estrella de Cuba”
Asociación de cubanos residentes en Alemania

miércoles, 14 de agosto de 2013

Fidel: Las verdades objetivas y los sueños


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La especie humana reafirma con frustrante fuerza que existe desde hace aproximadamente 230 mil años. No recuerdo afirmación alguna que alcance más edad. Sí existieron otros tipos de humanos, como los Neandertales de origen europeo; o un tercero, el homínido de Denisova al norte de Asia pero, en ningún caso, existen fósiles más antiguos que los del Homo Sapiens de Etiopía.

Tales restos, en cambio, existen de numerosas especies entonces vivas, como los dinosaurios, cuyos fósiles datan de hace más de 200 millones de años. Muchos científicos hablan de su existencia antes del meteorito que impactó en el Istmo de Tehuantepec provocando la muerte de aquellos, algunos de los cuales medían hasta 60 metros de largo.
Es conocida igualmente la prehistoria del planeta que hoy habitamos, desprendido de la nebulosa solar y su enfriamiento como masa compacta casi llana, constituida por un número creciente de materias bien definidas que poco a poco adquirirían rasgos visibles. Tampoco se sabe todavía cuántas faltan por descubrir, y los insólitos usos que la tecnología moderna puede aportar a los seres humanos.
Se conoce que las semillas de algunas plantas comestibles fueron descubiertas y comenzaron a utilizarse hace alrededor de 40 mil años. Existe también constancia de lo que fue un calendario de siembra grabado en piedra hace aproximadamente 10 mil años.

martes, 13 de agosto de 2013

Fidel Castro visto por ilustres contemporáneos

Felicidades Comandante!!

Fidel con boina. diciembre 7 de 1961. Foto: Liborio Noval
Fidel con boina. diciembre 7 de 1961. Foto: Liborio Noval
NACIÓ DEL PUEBLO
“Porque él nació del pueblo y en medio del pueblo permanece, y por eso su grandeza es la del pueblo cubano. Todo lo que ha hecho, todas sus acciones, son la plasmación de las más altas aspiraciones de la patria de José Martí. La paz en la que yo creo no está ni estará divorciada de la justicia, de la libertad, de la esperanza de un mundo mejor y todo eso lo encarna Fidel.”
Jorge Amado, Escritor brasileño
(Entrevista realizada por Winston Orrillo para Prensa Latina, 1986-12-11)
La experiencia de la Sierra Maestra le sirvió a Fidel para trazar la estrategia frente a las fuerzas mercenarias en 1961
SUS IDEAS NO ENVEJECEN
Las ideas como las que Fidel Castro defiende no envejecen nunca. Sigo reteniendo del líder cubano la imagen de un heroico homérico, tanto por sus incontables combates pletóricos de juventud como por su impresionante personalidad. Fidel es la esperanzada luz de un futuro más solidario y más justo.
Rafael Alberti, Poeta español
(Mensaje a Fidel, 1996-08-13)

domingo, 28 de julio de 2013

“He vivido para luchar”

Fidel Castro

 Carta del compañero Fidel a los Jefes y Vicejefes de las delegaciones que visitan nuestro país con motivo del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M. de Céspedes.
Queridos amigos:
El viernes 26 de julio se arriba al 60 aniversario del asalto al regimiento del Moncada en Santiago de Cuba y al cuartel Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo. Conozco que numerosas delegaciones piensan viajar a Cuba para compartir con nosotros esa fecha en la que nuestro pequeño y explotado país decidió proseguir la lucha inconclusa por la independencia de la Patria.
Ya entonces también nuestro Movimiento estaba fuertemente influido por las nuevas ideas que se debatían en el mundo.
Nada se repite exactamente igual en la historia. Simón Bolívar, libertador de América, proclamó un día el deseo de crear en América la mayor y más justa de las naciones, con capital en el istmo de Panamá. Incansable creador y visionario, se adelantó más tarde al sentenciar que Estados Unidos parecían destinados a plagar la América de miserias a nombre de la libertad.
Cuba sufrió, como América del Sur, Centro América y México con el territorio que le fuere arrebatado a sangre y fuego por el insaciable y voraz vecino del norte, que se apoderó de su oro, su petróleo, sus bosques fabulosos de sequoia, sus mejores tierras y sus más ricas y abundantes aguas pesqueras.
No estaré sin embargo con ustedes en Santiago de Cuba, pues debo respetar la obvia resistencia de los guardianes de la salud. Puedo en cambio escribir y trasmitir ideas y recuerdos, que siempre serán útiles, al menos para el que escribe.

lunes, 11 de marzo de 2013

Perdimos nuestro mejor amigo



Hugo Chávez durante una conferencia en Miraflores, el 14 de mayo de 2004.  Foto: AP
“Ni siquiera él mismo sospechaba cuán grande era”, afirma Fidel en este artículo. En la imagen, el Presidente Hugo Chávez durante una conferencia de prensa en Miraflores, el 14 de mayo de 2004. Foto: AP
El 5 de marzo, en horas de la tarde, falleció el mejor amigo que tuvo el pueblo cubano a lo largo de su historia. Una llamada por vía satelital comunicó la amarga noticia. El significado de la frase empleada era inconfundible. Aunque conocíamos el estado crítico de su salud, la noticia nos golpeó con fuerza. Recordaba las veces que bromeó conmigo diciendo que cuando ambos concluyéramos nuestra tarea revolucionaria, me invitaría a pasear por el río Arauca en territorio venezolano, que le hacía recordar el descanso que nunca tuvo.
Nos cabe el honor de haber compartido con el líder bolivariano los mismos ideales de justicia social y de apoyo a los explotados. Los pobres son los pobres en cualquier parte del mundo.
“Déme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo.”, proclamó el Héroe Nacional y Apóstol de nuestra independencia, José Martí, un viajero que sin limpiarse el polvo del camino, preguntó donde estaba la estatua de Bolívar.
Martí conoció el monstruo porque vivió en sus entrañas. ¿Es posible ignorar las profundas palabras que vertió en carta inconclusa a su amigo Manuel Mercado víspera de su caída en combate?: “…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas…”.
Habían transcurrido entonces 66 años desde que el Libertador Simón Bolívar escribió: “…los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”.

lunes, 25 de febrero de 2013

Fidel ante el nuevo Parlamento: “La gran batalla que se impone, es la lucha contra los malos hábitos y errores”*


Fidel Castro Ruz

Fidel lee su mensaje al Parlamento. Foto: Ismael Francisco, Cubadebate
Fidel lee su mensaje al Parlamento. Foto: Ismael Francisco, Cubadebate
Agradezco profundamente el noble gesto del pueblo al elegirme como diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
No será mucho el tiempo que ocupe en la intervención de hoy, ni tampoco el espacio de este honroso escaño como diputado, y no por falta de voluntad, sino por imperativo de la naturaleza.
Jamás pensé que mi existencia se prolongara tanto, y que el enemigo fuera suficientemente torpe en su odioso oficio de eliminar adversarios decididos a luchar.
En esa desigual lucha, nuestro pueblo demostró su asombrosa capacidad de resistir y de vencer. ¡Sí, porque cada año de resistencia entre 1959 y 2013 fue una victoria que nuestro pequeño país tiene derecho a proclamar!
No luchamos por gloria ni honores; luchamos por ideas que consideramos justas, a las que, como herederos de una larga lista de ejemplos, millones de cubanos han consagrado su juventud y su vida. Una cifra lo expresa todo: a ochocientas mil personas se eleva el número de los cubanos que han cumplido abnegadas misiones internacionalistas. Si al triunfo de la Revolución en el año 1959 no llegábamos a 7 millones de habitantes, se puede medir el significado de tales esfuerzos.

lunes, 18 de febrero de 2013

Carta de Fidel a Chávez en ocasión de su regreso a Venezuela

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Querido Hugo:
Me satisface mucho que hayas podido regresar al pedazo de la tierra americana que tanto amas, y al pueblo hermano que tanto te apoya.
Fue necesa una larga y angustiosa espera, tu asombrosa resistencia física y la consagración total de los médicos como lo hicieron durante 10 años, para obtener ese objetivo.
Es absolutamente justo hacer mención a la insuperable constancia con que tus familiares más allegados, tus compañeros en la dirección revolucionaria, las Fuerzas Armadas Bolivarianas, rearmadas y reequipadas por ti, y las personas honestas del mundo, mostraron sus simpatías.
Especial mención merece el aliento que el pueblo venezolano te brindó con sus muestras diarias de apoyo entusiasta e irreductible. A eso se debe un regreso feliz a Venezuela.
Tú aprendiste mucho de la vida, Hugo, en esos duros días de sufrimientos y sacrificios.
Ahora que no tendremos el privilegio de recibir noticias tuyas todos los días, volveremos al método de la correspondencia que durante años hemos utilizado.
Viviremos siempre luchando por la justicia entre los seres humanos sin temor a los años, los meses, los días o las horas, conscientes, humildemente, de que nos tocó vivir en la época más crítica de la historia de nuestra humanidad. Nuestro pueblo, que es también el tuyo, conocerá mañana por esta misma vía tu regreso a Venezuela.
Todo debió llevarse a cabo con mucha discreción, para no darle oportunidad a los grupos fascistas de planear sus cínicas acciones contra el proceso revolucionario Bolivariano.
Cuando el campo socialista se derrumbó y la URSS se desintegró, el imperialismo, con el puñal afilado de su bloqueo se proponía ahogar en sangre a la Revolución Cubana; Venezuela, un país relativamente pequeño de la dividida América, fue capaz de impedirlo.
En aras del tiempo no menciono los numerosos países de las Antillas, Centro y Suramérica que Venezuela, además de sus grandes planes económicos y sociales, fue capaz de ayudar. Por ello, todas las personas honestas del mundo han seguido de cerca “la salud y las noticias sobre Chávez”
¡Hasta la victoria siempre!
¡Un fuerte abrazo!
Fidel Castro Ruz
8 y 35 p.m.
Febrero 17 de 2013

miércoles, 15 de agosto de 2012

Exposición por los 86 años de Fidel ( FOTOS)

Obra de Abela  
Obra de Abela Todas las imágenes son tiradas con celular - Aday del Sol Reyes, de Cubasi

La exposición “Con todos los sentidos” quedó inaugurada este lunes 13 de agosto en el Memorial “José Martí” de la Plaza de la Revolución para rendir homenaje al líder de la Revolución en sus 86 años.

Fidel niño con el Yate Granma en su manito. Obra de Ernesto RancañoFidel niño con el Yate Granma en su manito. Obra de Ernesto Rancaño


Con Alicia Alonso. Obra de Nelson DomínguezCon Alicia Alonso. Obra de Nelson Domínguez


La muestra está compuesta por 13 imágenes del Comandante en Jefe Fidel Castro entre las que figuran una foto de su niñez y el resto compartiendo con diversas  personalidades. Las fotografías fueron captadas por los conocidos  fotógrafos cubanos Alberto Korda, Liborio Noval, Osvaldo Salas y Raúl Corales.

Liderados por Ernesto Rancaño, coordinador del proyecto, los retratos tienen el sello artistico de los  representantes de la plástica cubana como Isavel Gimeno, Alexis Leyva (Kcho), Nelson Domínguez, Alicia Leal, Juan Moreira, Sandor González, Lesbia Vent Dumois, Flora Fong, Eduardo Abela, Juan Carlos Balseiro y Ever Fonseca.



Camilo junto a Fidel. Foto intervenida por el pincel de Juan Moreira Camilo junto a Fidel. Foto intervenida por el pincel de Juan Moreira



El autor junto a su obraEl autor junto a su obra

Hemingway y Fidel. Foto intervenida por los botes de Alexis Leyva (Kcho)Hemingway y Fidel. Foto intervenida por los botes de Alexis Leyva (Kcho)

Fidel y Celia Sánchez. Foto intervenida por Alicia LealFidel y Celia Sánchez. Foto intervenida por Alicia Leal


Fidel y Haydeé Santamaría. Foto intervenida por Lesbia Fidel y Haydeé Santamaría. Foto intervenida por Lesbia

Fidel y Chávez. Intervenia por Flora FongFidel y Chávez. Intervenia por Flora Fong

Fidel observa el retrato famoso del Che que hiciera Korda junto a Korda. Obra intervenida por Balseiro   Fidel observa el retrato famoso del Che que hiciera Korda junto a Korda. Obra intervenida por Balseiro

Vilma, Fidel, Raúl y Celia. Foto intervenida por AbelaVilma, Fidel, Raúl y Celia. Foto intervenida por Abela

lunes, 13 de agosto de 2012

Los 86 de Fidel

Fidel Castro en el encuentro con intelectuales. Foto: Roberto Chile
Fidel Castro en el encuentro con intelectuales. Foto: Roberto Chile

Un nuevo aniversario del natalicio de Fidel, esta vez el 86, nos incita a reflexionar sobre el inagotable caudal de ideas y enseñanzas que nos brinda su batallar incesante durante casi siete décadas en el terreno de la política.

Cuando parecía que un gravísimo problema de salud, con alto riesgo para su sobrevivencia, lo apartaría definitivamente, no solo de sus responsabilidades al frente del Partido y el Gobierno del país sino también de cualquier actividad pública, supo, con un tesón y voluntad inimaginables, sobrepasar aquella prueba terrible y continuar su lucha, en otro plano, por las ideas que en favor de Cuba y de la humanidad siempre había defendido. Así, en su Reflexión del 31 del julio del 2007, expresaba: La vida sin ideas de nada vale. No hay felicidad mayor que la de luchar por ellas.

Esa voluntad de acero, esa firmeza en la defensa de las ideas más justas, no solo para su país sino también para la humanidad, ese apego invariable a los principios que han dado fundamento a su accionar político a lo largo de toda su vida es lo que hace de Fidel un gladiador imbatible y una figura de talla universal. La reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20 ha venido a subrayar, una vez más, la justeza de sus ideas y su trascendencia como líder mundial. Muchos le rindieron homenaje, en ese marco, a Fidel Castro, que figura entre los primeros estadistas que comenzó a estudiar y alertar acerca de la catástrofe que se nos avecinaba y a promover acciones que permitieran detener y revertir, antes de que sea demasiado tarde, los acelerados cambios climáticos que atentan contra la existencia de la humanidad.
Como un monumento a su dedicación y a su visión estratégica del tema nos ha quedado lo planteado por él, hace ahora 20 años, en aquella Cumbre de la Tierra, en junio de 1992, en Río de Janeiro: «Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre».

Gracias a esa visión estratégica de Fidel nuestro país está hoy a la vanguardia en la lucha por desarrollar una mayor conciencia acerca de los graves peligros que amenazan el precario equilibrio que hace posible la vida en nuestro planeta. Sus más recientes Reflexiones subrayan la necesidad de alcanzar un desarrollo sostenible combatiendo la pobreza y la desigualdad social así como la contradicción entre la existencia del sistema capitalista imperialista depredador del medio ambiente y la supervivencia de la humanidad. El brillante discurso pronunciado en esa Cumbre por Raúl Castro dio continuidad, en las condiciones actuales, a esa política invariable de nuestra Revolución.

Otro tema que quiero enfatizar en esta ocasión es el referido a la importancia que ha concedido siempre Fidel al papel de la juventud y a su formación revolucionaria. En su intervención precisamente en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, en ocasión del 60 aniversario de su ingreso a ese centro, el 17 de noviembre de 2005, se refería a ese necesario relevo generacional señalando:
«Aquí hemos estado hablando de acontecimientos de nuestras vidas, de nuestra universidad, de nuestra Alma Máter, de los que llegamos hace algunas decenas de años y los que están hoy aquí, que ingresaron en el primer año o que están a punto de graduarse, o algunos se han graduado ya y están desempeñando funciones que otros, con menos experiencia, no podrían realizar».

Y más adelante apuntaba:

«Ojalá yo tuviera más tiempo para hablar, pero este ahora de ahora es un ahora sin precedente, es una hora muy distinta de todas las demás, en nada se parece a la de 1945, en nada se parece a la de 1950 cuando nos graduamos, pero poseedores ya de todas aquellas ideas de las que hablé un día, cuando afirmé con amor, con respeto, con entrañable cariño, que en esta universidad, donde llegué simplemente con un espíritu rebelde y algunas ideas elementales de la justicia, me hice revolucionario, me hice marxista-leninista y adquirí los sentimientos que a lo largo de los años he tenido el privilegio de no haberme sentido nunca tentado, ni en lo más mínimo, a abandonarlos alguna vez. Por eso me atrevo a afirmar que no los abandonaré jamás».

Estas ideas de Fidel me confirman la pertinencia de la necesidad de continuar el diálogo de generaciones en el que intervengan quienes traemos la experiencia vivida como partícipes en la vida política en la segunda mitad del siglo XX y los que asumen responsabilidades crecientes en estos inicios del XXI y desarrollarán su vida política hasta bien entrado el mismo, como una garantía de la continuidad histórica de la Revolución. Se trata, de hecho, de un intercambio de experiencias entre dos siglos.

Nuestros hijos y descendientes, aquellos que vivirán bien entrado el siglo XXI, reclaman de nosotros una acción y un pensamiento fundamentado en la cultura de emancipación que tiene en el pensamiento de Martí y de Fidel su orientación cardinal. Solo los malvados y los mediocres renuncian a este glorioso empeño. Estamos obligados por mandato de la historia a preservar la memoria histórica de nuestro pueblo y a transmitir ese legado a las nuevas generaciones.

Este es mi homenaje a Fidel en su aniversario 86, que lleva a Martí en la mente y el corazón desde sus primeras lecturas del Apóstol, que ha sido su mejor discípulo y que ha enriquecido su ideario con el conocimiento y las vivencias de la práctica política en la segunda mitad del siglo XX y en estos inicios del XXI. Él ha estudiado e interpretado su pensamiento con profundidad y ha volcado ese conocimiento en el difícil arte de hacer política en función de los intereses del pueblo. Me he propuesto dedicar lo que me queda de vida al objetivo de trasladar a las nuevas generaciones las enseñanzas de más de 50 años de lucha por nuestra plena y total dignidad y soberanía. Mi único mérito, y para mi es bastante, ha sido y es haber estado junto a la Revolución de Fidel y orientado por las enseñanzas de Martí.

Armando Hart

Fidel

Juan Gelman
Fidel, de Oswaldo Guayasamín


dirán exactamente de fidel
gran conductor el que incendió la historia etcétera
pero el pueblo lo llama el caballo y es cierto
fidel montó sobre fidel un día
se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte
pero más todavía contra el polvo del alma
la Historia parlará de sus hechos gloriosos
prefiero recordarlo en el rincón del día
en que miró su tierra y dijo soy la tierra
en que miró su pueblo y dijo soy el pueblo
y abolió sus dolores sus sombras sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire
lo daba de comer de beber de encender
fidel es un país
yo lo vi con oleajes de rostros en su rostro
la Historia arreglará sus cuentas allá ella
pero lo vi cuando subía gente por sus hubiéramos
buenas noches Historia agranda tus portones
entramos con fidel con el caballo
Del poemario Gotán, Ediciones La rosa blindada Buenos Aires, 1962, contenido en Pesar todo (Antología). La Habana, Fondo Editorial de Casa de las Américas. Pág.51

jueves, 26 de julio de 2012

Carta de Fidel Castro a Hugo Chávez

Querido Hugo, te escuché hoy por la tarde cuando hablaste en Guárico, sorpresa total, pensé que lo harías en Barinas, buena táctica, el factor sorpresa desconcierta a la alianza, nada subestimable, de yanquis y oligarcas en Venezuela.
 
Supe así, por esa vía, que dentro de 10 días cumplirás 58 años. Tenía alguna duda sobre el número exacto que sumarías en esa fecha, pensaba que tal vez era 59, de todas formas ese día no te felicitaré por tu 58° aniversario, ya que desde ahora mismo lo hago con el invariable y sincero afecto de siempre.

Creo que yo era ya viejo cuando hice algunas cosas que muchas personas atribuían simplemente a mi juventud. Ciertamente es una vergüenza que hubiera perdido tanto tiempo cuando terminé el bachillerato, al que se le añadió un año más hasta sumar doce, había cumplido ya 19 y no tenía ni siquiera nociones de la disciplina y experiencia militar. Tú en cambio te habías graduado como oficial de la Academia Militar.

Menos mal que los mediocres políticos burgueses de Venezuela admitían que un ciudadano, a pesar de su condición social y origen étnico, podía ser guardián del orden oligárquico, confiaban que el dinero, los honores y el interés personal prevalecerían en la institución militar de un país latinoamericano.

Durante casi 200 años congelaron los sueños del Libertador, que esta vez volvieron a tener vigencia plena sólo 210 años después y cuando ya el más poderoso imperio era dueño del mundo.

Veintiséis años tenía yo cuando el golpe militar proyanqui de Batista, partiendo sólo de ideas invertí un año, cuatro meses y 16 días en organizar, entrenar y armar a los jóvenes patriotas que atacaron los cuarteles de Santiago de Cuba y de Bayamo.

Cuando tú tenías la misma edad poseías ya un nivel de conocimientos militares y políticos en especial los que emanaban de las ideas de Miranda, de Bolívar y de toda una generación de patriotas que escribieron una de las más brillantes historias del planeta en pro de la libertad y la justicia para los pueblos oprimidos.

Me asombra como aún hoy seguimos aprendiendo de ellos, especialmente tú que representas al pueblo bolivariano en este instante singular de su historia. 58 años no es nada, Hugo, yo que tengo casi 28 años más he vivido una parte importante de los últimos 100 años pueda dar fe de lo que significa el tiempo en esta época.

Honor especial merece el pueblo venezolano por su inmensa capacidad de comprender la hazaña que junto a ti lleva a cabo. No importa que mis mensajes se acumulen, algún día quizás tengan determinado valor como testimonio de esta época singular que ambos pueblos, me atrevería a decir nuestro único pueblo, el de Bolívar y Martí, está viviendo.

¡Hasta la victoria Siempre!

Fidel Castro
18 de julio de 2012
9:14 PM

lunes, 4 de junio de 2012

Reflexión de Fidel: Un esclarecimiento honesto

Hace unos días, el 28 de mayo, se conmemoró con merecidas referencias el violento Combate del Uvero. Un deber elemental me obliga a esclarecer los hechos. Por aquellas semanas Manuel Piñeiro, “Barbarroja”, genio y figura hasta la sepultura como dice la frase, hizo llegar a Santiago de Cuba un camión con armas asociadas al ataque a Palacio por el Directorio Revolucionario, que de alguna forma habían ido a parar a sus manos. Frank País, responsable nacional de acción de nuestro Movimiento 26 de Julio, remitió una parte importante de ese cargamento a la difícil zona de la Sierra Maestra, donde nuestro naciente Ejército Rebelde brotaba de sus cenizas.
Aquel aprendizaje había sido sumamente duro. Paso a paso íbamos librando las primeras acciones victoriosas en las que incrementábamos nuestras fuerzas en armas y hombres, sin baja alguna. Nos vimos a su vez obligados a enfrentar la peligrosa traición de Eutimio Guerra, quien había sido un campesino rebelde hasta el momento en que cedió a las abundantes ofertas del enemigo. A pesar de los obstáculos, y con el apoyo de hombres y medios que nos enviaba Frank, fuimos creando el primer destacamento guerrillero: con vanguardia, bajo el mando de Camilo; retaguardia, con Efigenio Ameijeiras; centro, con pequeños pelotones; y la Comandancia General. Había ya un curtido grupo de combatientes con valiosa adaptación al terreno cuando, en bidones de espesa grasa, llegó un buen lote de las armas rescatadas por “Barbarroja”.
¿Fue acaso correcto desde el punto de vista militar y revolucionario atacar la guarnición atrincherada y bien armada en la misma orilla del mar, donde se embarcaba la madera extraída de aquella zona? ¿Por qué lo hicimos?
Ocurrió que en ese momento, el mes de mayo, se había producido el desembarco del “Corynthia” bajo la dirección de Calixto Sánchez White. Un fuerte sentimiento de solidaridad nos llevó a realizar el ataque contra la guarnición del Uvero.
Debo señalar con toda honestidad que la decisión adoptada, si se excluye el mérito de la solidaridad que entrañaba, no fue en absoluto correcta. Nuestro papel, al cual se subordinaba cualquier otro objetivo, tal como se hizo a lo largo de nuestra vida revolucionaria, no se ajustaba a aquella decisión.
Recuerdo el primer disparo del fusil de mirilla telescópica que yo utilizaba, dirigido al equipo de radio de la guarnición. Tras aquel disparo, decenas de balas cayeron sobre el puesto de mando enemigo. El adversario no supo por eso que su guarnición estaba siendo atacada. Dispusimos así de tres horas por lo menos sin que bombas y metralla cayeran sobre nosotros; lo que ocurría invariablemente apenas 20 minutos después que se iniciara cualquier combate. Sin tales factores es muy probable que aquella decisión, inspirada solo en la solidaridad, redujera nuestras fuerzas de casi cien veteranos y fuese necesario comenzar de nuevo su azaroso camino, en el mejor de los casos.
Fue en aquellas condiciones que Almeida resultó impactado en el pecho y protegido de una herida más grave por algo de metal, según recordó, que llevaba en el bolsillo; Guillermo García, con un casco fruto del primer combate, mantuvo reñido duelo con el defensor de un fortín de gruesos troncos; el Che, con fusil ametralladora que se encasquillaba, se separó de su puesto para sostener un duelo con los que combatían contra Almeida; y Raúl avanzó con su pequeño pelotón contra los soldados atrincherados en las estibas de troncos dispuestos para el embarque; todo antes de que aparecieran los cazabombarderos. Julio Díaz, bravo combatiente que disparaba con una trípode, no pudo avanzar; yacía a mi lado con un balazo mortal en la frente.
¿Se comprende ahora lo que ocurrió aquel 28 de mayo de 1957, hace 55 años?

Fidel Castro Ruz
Junio 1 de 2012
4 y 36 p.m.

martes, 22 de noviembre de 2011

Con Fidel al teléfono


En los últimos días, algunos amigos se han molestado conmigo porque supieron por terceras personas algo que, según dicen, debí decirles yo misma. Probablemente tengan razón. He tratado de explicarles mi actitud con palabras como discreción, falta de tiempo, etcétera. Pero la verdad es que he preferido quedarme callada porque cuando hago el cuento, me parece que van a pensar que estoy bromeando…
El domingo 9 de octubre, Juventud Rebelde publicó Extraña desconexión, un reportaje realizado por un equipo de estudiantes de la Facultad de Comunicación, del cual formo parte, que trató las problemáticas asociadas al uso de las nuevas tecnologías en las universidades. Al día siguiente me sorprendió una llamada inesperada.
—Buenas tardes, ¿es Luisa María?
—Sí.
—Un momento que le van a hablar.
—…
—Luisa, te habla Fidel.
Esas cuatro palabras me dejaron petrificada. ¿Del otro lado de la línea estaba Fidel? ¡Fidel! No podía ser cierto. Mi mente no logró retener con exactitud lo que sucedió en los minutos siguientes. Sí recuerdo cuando me dijo que su llamada se debía al reportaje Extraña desconexión: «Me pareció muy bueno, muy crítico, sobre todo porque son capaces de criticarse a ustedes mismos, los estudiantes».
En los primeros momentos de la conversación, enfatizó acerca de su interés por el problema planteado en el trabajo periodístico, es decir, en la situación tecnológica de las universidades y las necesidades estudiantiles. Comentó acerca de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones en la sociedad contemporánea y recordó los esfuerzos realizados en el país desde hace varias décadas para, a pesar de las difíciles condiciones, no quedar rezagado con respecto a los adelantos del mundo.
Sin embargo, me dijo Fidel, sabemos que lamentablemente el estado de muchos centros de Educación Superior no es el mejor, «por eso yo quiero que tú me cuentes cuál es la situación, quiero escucharte, y que me digas cómo ves las cosas desde tu posición de estudiante. Vamos, tienes la palabra».
¿Qué decir? De las mil ideas que atacaban mi mente, ¿por dónde empezar? Tres o cuatro segundos de silencio me delataron, así que del otro lado de la línea, un caballero me dijo: «Arriba, no te pongas nerviosa, dime lo primero que se te ocurra».
Comencé, ¿por donde más iba a hacerlo?, por el inicio.
«Mire Comandante, la situación tecnológica de las universidades no es la mejor. En estos momentos hay muy pocas computadoras para la demanda de uso que tienen. Los estudiantes tenemos una gran cantidad de actividades docentes que requieren el uso de ordenadores. Además, los que hay son bastante obsoletos y suelen descomponerse con frecuencia».
Enseguida me interrumpió, como haría en innumerables ocasiones, para preguntar: «¿Cuántos estudiantes hay en el país? ¿Cuántas computadoras hay? ¿Qué cosas hacen ustedes en las computadoras con más frecuencia?».
Eran torbellinos de interrogantes. Me preguntó acerca de los costos de las computadoras, de los dispositivos adicionales como impresoras y escáneres, de la calidad del equipamiento actual, entre otras cuestiones relacionadas. Así que dialogamos sobre gigabytes, memorias ram, discos duros, microprocesadores, en fin.
En algún momento del intercambio, el Comandante comentó la importancia de las tecnologías para mantenerse informado acerca del acontecer internacional. Creo que esa es una de sus obsesiones más recientes.
«La gente no puede vivir sin saber lo que está pasando en el mundo. ¿Tú crees que es posible vivir tranquilo sin saber de los desastres que están ocurriendo por todo el planeta: la guerra en Libia, las grandes huelgas. Y no tenemos ningún espacio en televisión que se dedique a hablar de estas cosas. Está la sección Hilo Directo, de Granma. Te voy a leer lo que publicaron hoy».
Leyó todos los titulares de ese día, lunes 10 de octubre, y enseguida inquirió: «¿Te parece que con eso sea suficiente? No, ¿verdad? El pueblo necesita saber mucho más».
Hablamos mucho sobre la situación internacional, la cual le preocupa, hasta que regresamos al tema inicial. Me preguntó por mis compañeros:
—Mañana, sobre esa hora, ¿estarán todos reunidos?, es que me gustaría hablar con todos.
—Sí, Comandante, mañana estaremos juntos todo el día.
—Bueno, entonces hablaremos mañana. Muchas gracias por el tiempo.
—Gracias a usted por haber llamado.
—Hasta mañana.
—Hasta mañana.
Al día siguiente, martes 11 de octubre, a las tres de la tarde, estábamos todos en la sala de mi casa. No podíamos descifrar qué había querido decir Fidel con «sobre esta hora», si a la que habíamos comenzado a hablar, las cuatro y treinta de la tarde, o a la de la despedida, las seis. Creo que no es necesario apuntar que cada vez que el teléfono sonaba, todos pegábamos un brinco y se hacía un silencio sepulcral.
Los minutos pasaban lentos… y pasaban. Sobre las seis menos diez, empezábamos a inquietarnos y a dudar si finalmente llamaría.
A las seis en punto: Riiiiiiinnnnggggg.
Era él, otra vez. Por mi cara, mis amigos entendieron que por fin había llegado la llamada. Muy familiar, Fidel me preguntó qué noticias le tenía. Le dije que todos estábamos ahí, listos para conversar y que ya estaban al tanto de nuestro intercambio del día anterior. Además, le comenté sobre nuevas informaciones que habíamos recopilado.
Él también había averiguado muchas cosas nuevas, y me las fue explicando una a una: dialogamos sobre los costos de las computadoras, de por qué es mejor usar para laboratorios ordenadores de escritorio y no portátiles.
Y entre una cosa y otra, no sé cómo, llegamos al tema de la agricultura.
—Sabes —contó— en estos días he estado reuniendo información sobre cultivos de gran valor económico, que pueden influir en los niveles de alimentación y de salud de nuestro pueblo.
Habló con detalle sobre la situación agrícola del país y del mundo. Yo lo escuchaba y me parecía estar oyendo a un experto en problemáticas actuales de esa actividad. Una vez más quedé pasmada, definitivamente Fidel se las sabe todas. Todavía no he conseguido asimilar la experiencia de esos días, probablemente jamás logre hacerlo.
Cuando terminaron nuestras conversaciones, yo me recordé niña, pionerita. En aquellos días en que la vida parece una aventura, tuve el privilegio de asistir al tercer Congreso Pioneril que se celebró en el 2001. En la plenaria, el Comandante estuvo todo el día con nosotros, escuchando atentamente lo que decíamos unos niños que apenas comenzábamos a vivir. Pronunció un formidable discurso, de aquellos a los que nos tenía acostumbrados. Nunca he olvidado los instantes finales: sus ojos felices de padre orgulloso, su mano firme diciendo adiós, y aquella sonrisa radiante. Yo quedé con lágrimas en lo ojos y miedo de que aquella fuera la última vez. Pero no. ¡La vida tiene cada sorpresas…!
Quería saberlo todo. Hasta el más mínimo detalle
Para cualquier joven cubano, conversar con el Comandante en Jefe Fidel Castro, además de un honor, significa una inmensa alegría; sobre todo cuando el motivo de la conversación resulta un tema de alta sensibilidad para los estudiantes universitarios, como la importancia de las nuevas tecnologías en nuestra formación y las posibilidades que, en un país subdesarrollado como Cuba, tenemos de utilizarlas en toda la magnitud necesaria.
Si a esto le agregamos la relevancia de que una personalidad de reconocimiento internacional como Fidel se interese por un aspecto de la sociedad con el cual, por cuestiones generacionales, no ha estado demasiado vinculado, pues el hecho gana singularidad. Ese mundo de gigas, bytes, redes, software y hardware que, para los llamados nativos digitales forma parte de la vida cotidiana, resulta un aspecto novedoso para quienes como él crecieron y se formaron entre grandes enciclopedias, libros y máquinas de escribir.
Escucharlo fue como tenerlo enfrente y, aunque pueda parecer extraño, sentí que habíamos hablado muchas veces. Todavía ahora parece increíble que me haya llamado por mi nombre, Ana Lidia, que me causaran risas sus ocurrencias y que conversáramos de temas cotidianos que enfrenta el pueblo cubano y en particular las nuevas generaciones. Quería saberlo todo. Hasta el más mínimo detalle.
¿Cómo aprovechamos los recursos disponibles, cómo hacemos nuestros trabajos de clases y para qué utilizamos Internet? Una ráfaga de preguntas. Apenas alcanzamos a responder. En ese momento recordé las muchas veces que en la televisión había visto a Fidel preguntando y preguntando. Nunca imaginé que algún día estaría en esa posición. Pero, a pesar de la tensión, logramos transmitirle nuestras preocupaciones más inmediatas, las reales carencias y las vicisitudes que enfrentamos para formarnos como profesionales a la altura de un mundo cada vez más digital.
También conversamos acerca de los intereses laborales de los estudiantes cubanos de Periodismo y hasta se asombró por la frecuencia con la que nos reunimos para trabajar en equipo, a pesar de vivir en puntos muy distantes de La Habana. «¡Oye La Lisa, Alamar, Párraga y el Vedado son zonas bien lejos entre sí!».
De repente cambió de tema: le preocupa la insuficiente información que en cuanto a política internacional tiene el pueblo cubano. Por ello indagó acerca del impacto y la utilidad de programas como Dossier, conducido por el periodista venezolano Walter Martínez, y otros incluidos en la selección de la programación del canal Telesur que diariamente se transmite en la televisión nacional.
Luego comentó la necesidad de abordar en la prensa temas actuales de vital importancia como la agricultura. Fue entonces cuando se refirió a las investigaciones de nuestros científicos para buscar alternativas de alimentación en consonancia con la situación medioambiental y las condiciones económicas de Cuba.
Curioso hasta el final, agudo como siempre en sus comentarios. Con la visión de futuro que siempre lo ha caracterizado, una vez más Fidel se interesó por asuntos de carácter nacional e internacional y por las necesidades más cotidianas de quienes, día a día, asisten a las aulas universitarias para formarse como profesionales cubanos.
De la Loma de la Cruz hasta F y 3ra
¡Tremendo notición! Cuando el martes 11 de octubre salí para la Facultad, jamás imaginé que viviríamos semejante historia. Ni en sueños lo esperábamos.
Estábamos ansiosos por terminar las clases. Teníamos que llegar lo antes posible a la casa de Luisa, la parada de 23 y F estaba repleta y no había ni un atisbo de que la situación cambiara pronto, así que a dividirnos… Ibis y Anita en botella, Luisi esperaría algo, mientras que Héctor y yo decidimos llegar por nuestros propios pies (de 23 y F hasta ¡15 y 24!).
A las seis llamó. Ya era imposible no creerlo, del otro lado del auricular ¡estaba Fidel, nuestro Comandante!, compartiendo ideas con nosotros, un equipo de periodistas novatos, aún estudiantes.
Llegó mi turno y durante los primeros minutos de la conversación, creía que no podía sostener el diálogo, pero la cálida voz resultó demasiado familiar y me sentí tan cómoda que hubiera estirado el tiempo más que un elástico. Él, por su parte, también se encontraba a gusto: «Siento mucha alegría por poder conversar con estudiantes de quinto año que casi culminan su carrera y comienzan su vida profesional como periodistas».
Quizá por ello la ocasión fue propicia para que, durante la charla telefónica, abordáramos temáticas muy variadas de carácter nacional e internacional, aunque también hubo un aparte para asuntos personales:
—¿Y tú, Nadia, de dónde eres?
—De Holguín, Comandante.
—Pero, de qué parte?
—Del centro de la ciudad, cerca del parque San José.
—Ahí hace poco hubo un evento importante de danza.
Percibo que le concede vital importancia al hecho de estar bien informados. En ese sentido, él no se circunscribe solamente a los noticiarios y los grandes medios de comunicación masiva, sino que aprovecha toda posible fuente de información a su alcance. Pregunta, comenta, sugiere, emite juicios de valor y es capaz de centrar el interés en lugares distantes, sin perder por ello el más mínimo detalle. En ese afán, como coterráneos ausentes, nos remitimos a un símbolo de nuestra ciudad: la Loma de la Cruz.
Una vez situados en el escenario, las interrogantes no cesan: «¿En cuántas ocasiones has subido? ¿Cuándo fue la última vez? ¿Cuánto tiempo te demoras en llegar a la cima?» Incluso no deja de lado aspectos muy puntuales y aguza los sentidos en un intento de aproximarse a la respuesta. «Es una loma alta, ¿cuántos escalones tiene? Deben ser alrededor de 500...».
Luego se interesa por el lugar donde vivo actualmente, la residencia estudiantil Lázaro Cuevas, ubicada en F y 3ra. en el Vedado. Entonces intenta ubicarse, alude a lugares de referencia y calcula distancias. Según las direcciones, se coloca en el lugar de los estudiantes y diseña un posible recorrido hasta la Facultad. Me sugiere que esa caminata sería como hacer ejercicios. Sin embargo, su tono demuestra reproche cuando le explico que la mayoría de los becados toma el P2 para llegar a la Universidad, a solo unas cuadras de distancia.
Por lo cual, en otro momento de la conversación me hace una propuesta que nos remonta al inicio: «Si caminas de la beca a la Universidad y luego subes la Colina es casi como si hubieras ascendido la Loma de la Cruz».
—Comandante, yo creo que no tengo que ir tan lejos porque todos los días subo las escaleras de la beca.
—¿Y en qué piso tú vives?
—En el 13
—Pues alégrate porque los que están en el piso dos no hacen ejercicios.
Reímos. Desde entonces cada vez que subo las escaleras de la beca recuerdo sus palabras, y en mi rostro aparece una sonrisa como la de aquella ocasión.
Creo que Fidel siempre está pensando en futuro
Un tono grave, familiar y pausado, eso fue lo primero que escuché cuando apenas podía comprender sus palabras. Una voz cautivadora y cordial. ¿Cómo hablar? ¿Qué hacer? ¿Qué decir? Estaba atónita y emocionada, clavada en el asiento, con la respiración entrecortada. «¿Cómo está Comandante?» fue la única frase coherente que logré articular.
Pero a los pocos minutos la tensión cedió y me parecía que continuaba una vieja conversación que había quedado inconclusa tiempo atrás. Me preguntó: «Bueno Ibis, ¿y dónde tú vives?». ¡Me resultaba increíble que Fidel supiera dónde queda Párraga, que bromeara sobre su lejanía y se interesara por las rutas de guaguas que se dirigen hacia allá! Y admiré aún más su capacidad de abordar desde los grandes temas hasta los sucesos cotidianos, aquellos de la rutina de todos los días.
Luego oí un lejano ruido de papeles y lo imaginé sentado frente a una gran mesa atestada de hojas y libros. Entonces su voz cambió y sonó más grave. Me dijo que estaba leyendo unas informaciones sobre México y que le preocupaban los altos índices de violencia que existen en ese país, porque las cifras iban en ascenso cada año y la situación escapaba del control de las autoridades. Además, se refirió a las constantes migraciones de los empresarios del campo hacia las ciudades, fundamentalmente, hacia el Distrito Federal; y las graves consecuencias que podría acarrear para la economía de la nación.
Hablamos también de cómo esos escenarios de violencia se repiten con muchísima frecuencia en varios países de América Latina. Y un tono de alarma se hacía evidente en su voz al señalar que miles y miles de personas mueren a causa de actividades delictivas como el narcotráfico. Pero su inquietud no se limitaba solo al problema, sino que iba más allá: a la búsqueda de soluciones. Creo que Fidel siempre está pensando en futuro y de forma global; y luchando porque ese pensamiento se torne en formas de acción que favorezcan a las mayorías.
Hablar con Fidel fue como dialogar con una parte de nuestra historia (y cuando digo nuestra, hago parte a toda América Latina). Creo que ahora entiendo verdaderamente el sentido de esa frase que tanto gustó a Tomás Borges: ya sé que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Nos vemos pronto
Por mi mente comenzaron a pasar, como en filme, imágenes de toda mi vida: los lugares donde he estado, las cosas que he hecho; todo mientras extendía mi mano para tomar el auricular del teléfono. ¡Por fin era mi turno!
Todos nos mirábamos. Las imágenes que no cesaban. Me vi cuando fui montador pailero naval, ponchero, fumigador, custodio y, de repente, ¡todo se congeló al escuchar su voz! Tan familiar. La misma voz que generaciones de cubanos han escuchado por décadas…
—Hola Héctor, ¿cómo te sientes?
—Comandante, estoy emocionado, es que nunca pensé hablar con usted.
A lo que respondió con esa sabia picardía:
—¡Ah, mira!, yo tampoco pensé nunca hablar contigo...
No pude hacer otra cosa que echarme a reír como lo hace uno con un amigo cuando le cuenta una broma. Y ahí estaba Fidel, el Comandante, el hombre de las mil batallas, del otro lado del teléfono preocupándose y preguntando por cosas de mi vida en las que ni siquiera yo reparo: se interesó por si veía televisión y durante qué tiempo. Aunque centró su interés en el tema de los Cinco Héroes, del cual hablamos ampliamente.  Quizá muchos no entiendan y hasta critiquen mi asombro, ese terco asombro que borró las ideas, preguntas, e inquietudes de mi mente y que me hubiera gustado compartir con él. Pero, ¡vamos! No todos los días uno recibe llamadas del líder histórico de su nación.
Con toda la prudencia del mundo e indicando el fin de nuestra charla me dijo:
—Bueno les he robado mucho tiempo hoy… Pero no pienses que se van a escapar de mí.
—No se preocupe Comandante, nos vemos pronto.