domingo, 19 de julio de 2020

Apuntes acerca de la Historia, la Nación Cubana, y el oficio de escribir la historia


 
Primer Apunte: Las generaciones revolucionarias en Cuba, una Cronología comparada. Este es un apunte bastante especulativo, parte de una mirada personal cuando intento comprender la Historia de mi país holísticamente. Uno de los documentos más antiguos de reflexión de un proceso revolucionario lo encontramos en La Biblia, hay que estudiar el Éxodo, para entender las situaciones y los peligros que acechan a toda Revolución, sus aciertos, sus errores, sus retrocesos. El pueblo de Israel que aparece en el Éxodo, no es una etnia escogida, el hebreo es una mezcla de sectores y clases sociales que se enfrentan a la opresión y la esclavitud y sueñan con la liberación. Mucho tiene la Historia de Cuba en común con la historia del pueblo hebreo, con sus luchas, con sus anhelos, con la manera de contar y mantener vivo el espíritu revolucionario. Cuando observamos la “genealogía” desde Adán hasta Jesús y más acá, descubrimos el ansia por transmitir una verdad histórica, cada generación (no en el sentido literal) es hija de su antecesora. La reflexión simplista, seguramente se queda en la envoltura, el investigador acucioso busca más profundo. El espíritu revolucionario en Cuba, tiene igualmente una cronología que pasa por Hatuey, Martí hasta Fidel y sin dudas, continuará. Esta mirada a la Historia, es necesaria e imprescindible, porque le da una identidad propia y una guía a todo proceso de liberación. Si bien los cubanos, nos hemos liberado de muchas ataduras, aún no hemos llegado al punto en que como Nación, no sintamos peligros al acecho. Decía un profesor de historia que tuve, en cuestiones generacionales, los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres. Y es aquí donde entra el segundo apunte.

Segundo Apunte: La historiografía revolucionaria debe superar el lastre del esquema piramidal. Sin demeritar, ni abandonar el estudio, y la preservación del pensamiento, de las figuras, de los personajes históricos que sobresalen, porque han logrado interpretar mejor que otros el espíritu de su tiempo. También se corre el riesgo de atribuir al individuo una preponderancia sobre el colectivo, la comunidad, el pueblo, que es a la postre el verdadero artífice de las transformaciones y los cambios revolucionarios. Hasta ahora, lamentablemente, sentimos que hay una preponderancia en la investigación historiográfica, de lo primero sobre lo segundo, cuando debiera existir más bien un equilibrio. Recuerdo las conferencias del profesor chileno Helio Gallardo, en la Cuba de los 90, cuando nos hablaba del aporte de Fidel al pensamiento revolucionario, cuando, en su manifiesto “La Historia me Absolverá”, habla de Pueblo y no de Masa, que es el termino que aplicaba cierto análisis marxista de la historia. Al decir pueblo, ponía rostro, la masa no tiene rostro ni forma. Por eso pienso, que se hace necesario contar más la historia local, las historias de quienes pusieron su gota de sudor o sangre en la gran obra de todos. Mientras no logremos esto, a la historia de las revoluciones les faltará un componente esencial, y terminará como material de estudio e investigación de profesionales e interesados, pero no calará en el pueblo, porque este no se sentirá identificado. Como consecuencias de esas carencias, lo mejor que pudiera pasar, sería que lo viera como un santoral revolucionario, al que se invoca y admira, pero del que se siente incapaz de emularlo. Lo peor, sería la apatía. Aunque, ninguno de esas dos alternativas debieran ser lo que realmente sucedieran.

Tercer Apunte: Los tres Siglos de conformación y consolidación de la Nación Cubana. Hablamos de Siglos, y más bien pudiéramos hablar de etapas. Aunque se afirma que los Siglos no comienzan con el 00 y terminan con el 99, es una camisa de fuerza que asumimos para ubicar nuestro “apunte”. Escogemos estos tres Siglos, porque son en los que, de una manera u otra, las fuerzas revolucionarias y sus contrapartes, han pujado con más fuerza, por llevar a cabo sus proyectos de Nación.

  • Siglo XIX. El Siglo de los Anhelos. Es el periodo en que se sueña y se lucha, bajo correlaciones de fuerzas dispares, por la creación de un Estado-Nación, libre, independiente y soberano.
  • Siglo XX. El Siglo de las Pasiones. Es el periodo en que se lucha por fortalecer o revertir el carácter cultural y político de la Nación. Periodo en que, aunque existiendo el Estado-Nación, hay apasionados enfrentamientos para llevarlo en una u otra dirección. Toda pasión lleva una mezcla de amor y odio, y como tal, comete los errores que las pasiones llevan consigo. Lo mejor de todo, es que esos errores ayudan a madurar, a crecer, a decantar lo intrascendente, lo superfluo, cuando la pasión nace de sentimientos puros y verdaderos.
  • Siglo XXI. El Siglo de la Ponderación. Aquí me aventuro a lanzar una idea de lo que, aún existiendo en cuestiones puntuales, o habiendo deseos entre muchas partes, no es una realidad. Ello debiera ser el legado de las generaciones de revolucionarios cubanos, que hoy viven a las que vendrán. Hay palabras que se usan en ciertos sectores para soñar la Cuba deseada. Algunos hablan de Reconciliación, otros de Concordia, etc. En lo personal son palabras que no me gustan, porque las siento falsas. Acaso se pueden reconciliar proyectos de País, de Nación diferentes? Con la palabra Ponderación, en el sentido de equilibrio, de mesura, de análisis de lo urgente (de lo necesario, de lo inevitable) para la supervivencia de la Nación Cubana, encontramos la palabra-concepto que bien puede marcar un camino hacia el futuro. Es el revolucionario cubano1, la única fuerza capaz de hacerlo realidad, aún en coyunturas desfavorables. Si me preguntaran, dónde veo esos relámpagos de ponderación hoy, pues afirmaría que en todo lo que se hace para una Cuba más abierta, que sin quitarle el ojo a los peligros, no se deje dominar/detener por el temor y el miedo. El Movimiento LGTB, el tema migratorio, por ejemplo, son temas en que, poco a poco, se ven atisbos de una mirada ponderada. Añado, escuchando en estos días al Presidente cubano Miguel Diaz Canel, vislumbro mucho más en su discurso, que este bien pudiera ser el Siglo de la Ponderación.


Berlín, a unos días de conmemorarse el día de la Rebeldía Nacional, Julio de 2020

1Cuando digo revolucionario cubano, en este caso, no le doy una connotación ideológica o política, de ningún signo. Son las fuerzas que concuerdan en tres puntos: Libertad, Independencia y Soberanía de la Nación Cubana. Que desean y luchan por la justicia, el bienestar y el desarrollo de todo cubano/a dentro y fuera de nuestro Archipiélago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario