domingo, 4 de noviembre de 2018

Economía en el socialismo: Hay problemas, también soluciones

István Ojeda Bello 
 
José Luis Rodríguez es hoy asesor del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), pero no oculta dentro de su hoja de servicios sus años como ministro (1993-2009). Al contrario, asegura que esa experiencia práctica le permite tener una visión más clara de la realidad económica del país en las últimas décadas. Estuvo cerca de Fidel Castro Ruz, por lo menos desde 1981 hasta que este enfermara en el 2006.

“Fue una universidad que lamentablemente no podré reproducir. Lo que aprendí ahí es un tesoro invaluable”, dice mientras aprieta ambas manos contra su pecho como si quisiera mostrar cada uno de esos momentos con el Líder Histórico de la Revolución Cubana.

Tampoco teme que dentro los analistas de la economía en este Archipiélago lo cataloguen de “oficialista”, lo siente como un elogio que lo mantiene en el bando de quienes aseguran, y tienen argumentos para demostrarlo, que el socialismo sigue siendo el único modo de mantener para Cuba la soberanía y progreso social con equidad.

Convocado por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), él aceptó el reto de compartir con un grupo de periodistas sus opiniones sobre cómo la prensa del país aborda las temáticas económicas, lo cual obviamente está muy conectado con el desempeño pasado y actual de la economía nacional.


CONCEPTOS CLAROS PRESERVAN LOS CONSENSOS

Rodríguez insiste en la complejidad del proceso de construcción del socialismo porque, implica “el cambio de mentalidad: de la irracionalidad y el egoísmo capitalista a la racionalidad y la solidaridad en el socialismo”. Solo que esa transformación ocurre en medio de las “expectativas del consumismo y el elevado costo de satisfacer necesidades sociales”. De ahí que le conceda un importante rol a los medios de comunicación en la creación de una nueva conciencia social.

Justamente, ahora cuando el país asume transformaciones importantes en su modelo económico recalca en la creación del consenso para asumir los costos de cada medida. “Cuando se toma una decisión económica, ya sea de inversión o subir los salarios, explica, eso tiene connotaciones políticas porque la gente lo identifica como una relación entre el individuo y el Estado que responde a sus intereses, pero que también responde al avance colectivo de la sociedad.

"Si eso no se maneja adecuadamente, no se tienen en cuenta esas repercusiones, nos ocurre lo que señalaba Raúl Castro en su discurso del 19 de abril [de 2018], que no se valoran de manera apropiada los riesgos ni controlan los impactos, que no se rectifican por el camino las cosas que salieron de acuerdo con lo previsto y esa situación se hace mucho más compleja”. La construcción de esos consensos, aclara el experto, pasa por esclarecer varias dicotomías aparentemente atrapadas en un círculo vicioso.

LA PRIMERA: INGRESOS VS PRODUCTIVIDAD

“Normalmente usted puede decir: para que haya aumento de salario tiene que aumentar la productividad, pero también es cierto que para que aumente la productividad tiene que retribuir y estimular el trabajo. Entonces ¿qué va primero, el huevo o la gallina?

"En realidad no hay una sola respuesta. Hay un momento en que es necesario hacer un sacrificio y poner el salario por delante para impulsar la productividad. Eso nos pasó en 1994, 1995 y 1996 cuando no subimos salarios, sino que implementamos los sistemas de estimulación en divisa que tuvieron un impacto directo y efectivamente disparó la productividad.

“Ahora bien, usted no puede hacer eso permanentemente, tiene que llegar el momento en que conecte el salario con el crecimiento de la productividad. Tampoco puede ir al otro extremo, cuestión que para muchos compañeros se ha hecho inamovible, primero tiene que crecer la productividad para que lo haga el salario. Eso, incluso, resulta válido para la producción material donde se ve muy claramente el producto que es un bien físico visible; pero no lo es para el sector presupuestado. ¿Cómo le aumentamos el salario a un cirujano o a un maestro?

“Constituye un tema muy complicado y que políticamente hay que saber manejar. ¿Ha habido pruebas en los últimos años? Sí. La elevación de los salarios a los médicos y fue simplemente un reconocimiento social para impulsar la productividad del sector y reconocer su aporte. Esa fue una decisión política. Pero se comete el error de creer que todo aumento salarial, sea en la esfera material o no, depende de la productividad.

“Es un análisis que debe saber hacerse, en qué momento hay que tomar una medida de política económica y cuándo una medida política, porque es necesario activar el factor subjetivo dentro de la sociedad. En ese debate andamos”.

SEGUNDO: DINERO VS INFLACIÓN

“Tiene que ver con lo anterior, porque se emplea como argumento para no aumentar los salarios en la esfera presupuestada: que eso aumentaría la liquidez y no los productos o bienes materiales. Es cierto, pero aumentan otros bienes que son necesarios para la sociedad, y no entran en el capítulo de mercancías vendidas. Es decir, si usted mejora los servicios de Salud no le dará más bienes que vender; sin embargo, le dará beneficios para la sociedad.

“No se puede circunscribir la proporción de los bienes que están en circulación con el dinero en circulación. La inflación en determinado momento es inevitable, hay que mantenerla dentro de ciertos rangos para que eso no se convierta en un problema incontrolable como nos pasó en 1993”.

TERCERO: PLANIFICACIÓN VS INCERTIDUMBRE

“No podemos ser deterministas en la planificación porque siempre tenemos un nivel de incertidumbre muy elevado. Cuando usted tiene un nivel de apertura de un 37 por ciento (eso significa que por cada peso producido, 37 centavos dependen del exterior) le es muy difícil precisar la magnitud de lo planificado de manera inequívoca.

“Si aumenta el precio de lo que usted vende, se beneficia, si baja, lo contrario. Pasa a la inversa con la importación: si aumenta el precio de lo que compras, pierdes capacidad de compra. Pero incluso eso no es lineal. Ahí esta el caso del petróleo de Venezuela. Bajó el precio del petróleo. A primera vista parece muy beneficioso para nosotros. Sin embargo, trae como consecuencia que se retrasen los pagos de la colaboración cubana con Venezuela. Por lo tanto, no puede decirse que nos beneficie así, de plano, una baja en los precios del petróleo.

“Y tenemos que acabar de curarnos de buscar un determinismo en la planificación porque eso nos traba la gestión económica. Hoy cuando se establece una cifra de crecimiento eso se desglosa en toda la sociedad. ¿Qué pasa? Que esos elementos son los que determinan el pago del trabajo, de la fuerza de trabajo.

“Cuando se incumple el plan del país, hay un impacto. Cuando eso se desglosa y llega al plan de una empresa y el plan no está cumplido por razones no achacables a esa unidad, la empresa y la retribución del trabajo son penalizados. Ha habido errores en ese sentido. ¿Qué provocó eso? Un éxodo de entidades fundamentales que todavía en el 2017 estaba ocurriendo.

“Y eso parte de una cifra fija que a menudo es incumplible porque depende de muchos factores para que se haga. No obstante, sigue primando el criterio de que el plan es inamovible. Hay que ir a una planificación por rangos. Dar un rango que cierre la incertidumbre que te abra opciones a que ocurra una cosa o la otra”.

CUARTO: REGULACIÓN SOCIAL DEL MERCADO VS PLANIFICACIÓN

“El mercado no se puede regular administrativamente. El mercado tiene sus propias reglas de funcionamiento que operan en el socialismo también. Los precios topados a las mercancías que están liberadas: No es posible. Sin oferta y habiendo dinero suficiente para comprar a precios mayores. Puedes poner un precio topado que si no tiene una oferta garantizada a ese precio… eso no se resuelve así.

“Estábamos acostumbrados a tratar de regular las contradicciones que genera el mercado, los llamados efectos perversos del mercado administrativamente. La vida nos lo está diciendo constantemente. Porque hay varios desequilibrios en la economía y hemos abierto otras compuertas para que eso sea prácticamente inoperante.

“En los últimos años abrimos las remesas que genera un crecimiento de la demanda interna. Se recibían remesas en 1993 por 530 millones de dólares, hoy se habla de tres mil millones de los cuales la mitad es fondo de consumo. Están entrando a la economía mil 500 millones de dólares que multiplicado por 25 dan, en moneda nacional, una cantidad mayor que la circulación mercantil en esa misma moneda.

“Ese es un poder de compra que está constantemente en el mercado. Nos guste o no es una realidad existente. Entonces la única solución es aumentar la oferta para poder bajar el precio”.

SIN DESCUBRIR EL MEDITERRÁNEO

Desde el punto de vista de José Luis Rodríguez, los medios cubanos, en lo concerniente a economía con frecuencia hablan sin decir nada. Y no porque oculten información, acota, sino porque desconocen la connotación, los alcances de los términos o datos que divulgan; o porque al olvidar la historia económica del país presentan como novedosos pasos e ideas descubiertas o aplicadas anteriormente.

Están requeridos, agrega, de ubicar fenómenos particulares (microeconómicos) en el contexto global de la macroeconomía. “La economía es un terreno de lucha ideológica constante que tiene confrontaciones internas y externas”, comenta. Y afirma: “Hay que tener mucho cuidado con los contenidos y las formas de expresión.

“Hay que saber transmitir el mensaje para generar consenso de apoyo en lo esencial. Si usted tiene que demostrar una determinada verdad en economía, tiene que ser capaz de hacerlo de manera que la gente asimile sus planteamientos. Ese es el objetivo estratégico”.

(Periodista) Profesor: Le comparto mis percepciones sobre estos asuntos y quisiera escuchar sus criterios al respecto. Lo primero es la introducción de mecanismos económicos en sectores que hasta ahora no lo tenían como podría ser el deporte. De hecho el ejemplo que se puso de personas con altos ingresos durante el debate de la nueva Constitución en el Parlamento fue el de Alfredo Despaigne. Lo segundo, siento que también en economía tenemos sed de dar buenas noticias y eso podría estar afectando nuestra capacidad de discernimiento. Lo tercero que a menudo no admitimos un error y lo encubrimos presentando como novedosa una medida que en la práctica es la aceptación tácita de ese error.

(José Luis Rodríguez): “¿Es correcto el cambio en la política de estimulación en el sector del deporte? Creo que sí, fue correcto. Se hizo una política de estimulación mejor o peor, uno no puede discutir eso. Vino otra etapa que es en la que estamos ahora donde se les permite la contratación a esos deportistas en esquemas de ingresos que son profesionales.

“Esa es una política entendible, pero que tiene sus costos de múltiple naturaleza. Porque comienza a generarse un movimiento para tratar de imitar a Despaigne, que es el ejemplo que citabas. ¿Qué hacemos con esos ingresos de Despaigne? Si diseñaste una política que permite esa acumulación de riqueza, no puedes aplicarle una regulación que vaya en contra porque son dos ámbitos distintos. Por lo tanto, habrá que lidiar con eso, incluso con una política dentro de esa política, porque hablamos de los peloteros, aunque hay otros deportes donde ya está ocurriendo. Estamos abocados a encontrar una solución a ese asunto que puede tener una determinada solución.

“La sed de buenas noticias. Creo una buena noticia no es solo decir se resolvió este problema, sino tratar de identificar dónde están las soluciones de los problemas. Porque tenemos muchos y no soluciones inmediatas, pero sí idea de cómo puede resolverse de la forma más justa y efectiva posible. Tratar de llevar ese razonamiento a la población. La gente cuando le razonas, aunque no le resuelvas el problema te acepta la explicación.

“En la aplicación de los Lineamientos hemos avanzado en la balanza de pagos, hemos pagado 23 mil millones de dólares de deudas y eso ha tenido un costo en cómo la gente percibe el crecimiento. Y esos costos de la aplicación de los Lineamientoshay que explicarlos.

“Tienes que establecer un criterio de análisis, y eso es lo tercero. Esto que estamos haciendo es algo que debemos recuperar porque lo hicimos bien en determinado momento. Esa es una forma de enfocar el problema autocríticamente. Otra es decir que vamos a nueva política cuando es una rectificación. Esa diferencia del mensaje es lo que define la credibilidad o no de lo dicho.

“El proceso de construcción del socialismo no está exento de errores. Habrá errores por una simple razón, depende del factor subjetivo en muchos aspectos y las personas son muy diferentes. Depende de cómo las personas se apropien de los conceptos para trabajar. Por eso tiene tanta importancia analizar por qué falló el socialismo en la Unión Soviética. Esa experiencia hay que estudiarla, no es lo mismo; sin embargo, podemos llegar a algo peor si cometemos errores de similar naturaleza: de querer regular administrativamente el mercado, de pensar que no hay contradicción entre mercado y plan.

“Hay posibilidades de que se comentan errores y tenemos que trabajar con eso. No podemos decir que todo saldrá perfecto. Segundo: no perder la visión de que hay solución a los problemas, que no serán sencillas, sin costo o a corto plazo. Pero compárenlo con la alternativa del capitalismo. Hay soluciones, tenemos capacidades, tiene que haber confianza, unidad. No porque lo digamos, sino porque es necesaria para que avancen los procesos sin negar la diversidad de opiniones, siempre y cuando no ponga en la picota al socialismo como sistema”.

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