sábado, 4 de junio de 2016

Como lo veo ahora

Por: Yadira Escobar



A todo aquel que sin obligación o interés alguno, asume una postura ideológica con honesta pasión, me inclino con respeto porque por lo menos cree en algo, pero para los apáticos simuladores que actúan según como sople el viento oportunista, mi eterno desprecio. ¡Qué vacío tan hondo les persigue! ¡Cuán erróneos esos cálculos materialistas! Rojo parece, Comunista no es. El panorama sigue complicándose así que por lo general les compartiré mi opinión del momento en un solo articulo.

Aunque en el 2015 más de 43,000 cubanos llegaron a EE.UU, no podemos decir que escapaban del
socialismo cubano, pues también lo mismo hicieron en mayor cantidad los 71,297 puertorriqueños que salieron del capitalista Puerto Rico debido al desempleo, el alto costo de la vida y la violencia. Con una población de casi 3 millones y medio de personas, la isla caribeña tiene proporcionalmente un mayor numero de personas escapando de sus problemas internos. Los medios en Miami no hablan de estas cosas por supuesto, porque debilitan el argumento propagandístico que se usa para promover un cambio de régimen en Cuba. Sólo ponen sus ojos en los cubanos que emigran a los Estados Unidos. Puerto Rico, que no sufre sanciones económicas tiene un modelo en bancarrota, y su gran deuda sigue creciendo en Wall Street, a no ser que el gobierno federal los rescate y vuelva a romper las reglas del libre mercado. ¿Que dirán los seudo-economistas que solo proponen el neo-liberalismo para Cuba sobre este asunto?
Es normal que si Cuba sigue siendo socialista, continué perdiendo grandes cantidades de jóvenes y profesionales, que quieren jugar al divertido pero peligroso, capitalismo estadounidense. Estos dos grupos cuentan con una educación superior gratuita o con un vigor juvenil que propicia ilusiones individualistas. Al mismo tiempo los cubano-americanos ya envejecidos, marginados o padeciendo de alguna desventaja o impedimento pudieran en mayores números comenzar a regresar a su país de origen para vivir en un entorno menos competitivo con la ilusión contraria; la de encontrar protección y seguridad. Esta tendencia sería un pésimo negocio que haría más pobre y envejecida a Cuba sino desaparece la Ley de Ajuste Cubano como herramienta anti-nacional y desestabilizadora.

Gran parte de la oposición cubana, con imprudencia y falta de patriotismo, apuesta por un modelo capitalista en la isla con total simplismo repitiendo como cotorras los dogmas del pensamiento ajeno sin detenerse a pensar con responsabilidad en lo grave que sería para Cuba abandonar lo poco que tiene de ideal nacionalista. No fue el nacionalismo quien trajo las dificultades económicas a Cuba, sino las sanciones económicas del bando ganador en la guerra fría. Ahora que se normalizan las relaciones con el país que derrotó a los antiguos aliados de Cuba, está oposición estúpidamente admiradora de los vencedores antiguos desconoce las nuevas realidades e ignora que Cuba logró resistir en los peores días y se dió a respetar sin cambiar de régimen. Me gustaría verlos ocupando un espacio legal y comprobando el rechazo popular a sus proyectos anti-nacionales. Sé que si el pueblo entrara en confusión y apoyara sus propuestas, caeria en bancarrota hasta el último de los cubanos sin el consuelo de los subsidios y ayudas que Puerto Rico viene recibiendo desde los días de la guerra fría probablemente como parte del esfuerzo norteamericano por frenar las influencias de la Unión Soviética en esa época.

Es verdad que el bloqueo actual a Cuba hoy es más corrosivo porque viene acompañado de una avanzada de aparente normalidad. Los cubanos más vulnerables a la propaganda se impacientan al ver a las celebridades haciéndose selfies en la Habana, a las grandes producciones fílmicas relacionándose estrechamente con las instituciones cubanas, repartiendo limosnas y explotando el morbo mientras cuba está de moda, al cómico de Pánfilo fraternizando en TV con
Obama y luego acompañando la marcha Contra la Homofobia y la Transfobia organizada por Mariela Castro. La parte más visible de todo este amplio espectro de simbólica normalidad que como cortina de humo esconde las sanciones económicas crea en muchas personas cierta desorientación. Muchos reclaman más drásticas reformas y mayor velocidad en aplicarlas. Lamentablemente no todos entienden que cambio no es sinónimo de mejoria.

Obama llevó a Cuba una oferta socialdemócrata que a pesar de su buena voluntad pudiera dejar sin techo a la familia cubana al cambiar radicalmente el régimen actual. Tres de los rasgos más visibles de esa perturbación mental que llevarían al desastre nacional son:

1-Un énfasis emancipatorio en minorías no reconocidas tradicionalmente como revolucionarias que propiciaría la creación de nuevas normas e instituciones debilitando la soberanía popular.

2-Apoyo moral y financiero a los cuentapropistas con la esperanza de hacer de ellos la clase social que dispute el poder a los trabajadores sin medios y a sus representantes.

3-La transformación de la fragmentada oposición en un frente cívico unido y centrista que se aleje en apariencia de la derecha tradicional y que incluso imite a la izquierda cubana.

Si los cubanos avergonzados del inmovilismo se apresuran en las reformas, caerán en una trampa mortal precisamente ahora que la oposición deja a un lado la derecha clásica y se une en una avanzada centrista.

Las reformas estimulan las esperanzas pero tambien perturban, así que sólo las más útiles reformas deben ser aplicadas si no se quiere que el gobierno se desprestigie en un entorno demasiado novedoso e inestable. Aunque el cambio de régimen en Cuba sería tan malo para los cubanos como el quitarle el techo a una familia en medio de una tormenta, seria un festín para algunos opositores que harían el papel de alquiladas-marionetas para los grandes tiburones internacionales. Esas marionetas se muestran hoy muy humildes y con rasgos de altruismo, pero sólo piensan en el botín final. Una familia con escasos recursos tiene que tener mucho cuidado con las reparaciones en su única casa en medio de la tormenta. Nuestra tormenta nacional es provocada en gran medida por la combinación de sanciones y privilegios que la política exterior de Estados Unidos aplica a los cubanos y que influye negativamente en la conciencia nacional dividiendo a los cubanos. Muchos cubanos de buena voluntad creen que Cuba debe abrirse al mundo, y que hay que tratar de agradar a todos, pero olvidan que “el mundo” es algo abstracto, que de verdad muchas veces uno se abre al enemigo, que después de todo es el primero que pide a gritos que abran el portón. Una vez abierta la puerta del todo, los cubanos van a comprender por qué Puerto Rico a pesar de tantos subsidios durante la guerra fría está hoy en Bancarrota, pero quizás para entonces sea demasiado tarde para cerrar la puerta al lobo feroz.

(Tomado de www.yadiraescobar.com/blog/ )

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