Las manos de Esperanza, reflejo de los años vividos y el trabajo |
“A ti lo que te hace falta es que tus hijos te inviten a Estados
Unidos, cuando veas eso allí vas a ver como se te quita hasta la
artritis”, le dice Alina a su amiga Esperanza (mi vecina pared con
pared) en una conversación, que alcanzo a escuchar desde mi casa.
Alina tiene una hija casada con un español hace varios años, y a pesar, de que a ella tampoco la han invitado a España se la pasa estimulando a sus amigas de la tercera edad a viajar por el mundo, como si la cosa fuera tan fácil.
Al parecer Alina es incapaz de descifrar que si los hijos de Esperanza no han regresado a Cuba a visitar a su madre y tampoco la han invitado "afuera", a la tierra mágica que quita hasta los dolores de huesos, no es por falta de añoranza a la mujer que les dio la vida sino porque la cuenta no les da.
Y es que los hijos de Esperanza aunque hayan emigrado al país más rico del mundo no son ricos y es casi seguro que jamás lo serán. Tampoco están entre los peores, ellos son graduados universitarios y además cubanos, que aunque no ejercen su profesión al menos tienen empleos para enviar dinero a su madre en Cuba, pagar sus cuentas mensuales, los gastos de sus pequeños y algunas de las deudas que arrastran año tras año.
Ella, a pesar de su soledad, no les ha pedido nunca ir a Estados Unidos, ni tan siquiera le gustaría montar sola en avión, pero desea tanto abrazarlos, que sueña despierta con que un día sin mas sus hijos aparecen en su casa. La casa, que atesora los recuerdos de su infancia y las huellas de sus travesuras, alegrías-llantos, ilusiones y decepciones...
"El regreso de mis hijos a su hogar", me dice, de madre a madre, "sería la alegría más grande que recibiría en mis 70 años de vida. Después de eso que venga la muerte si quiere, pero mientras tanto me aferraré a la vida hasta verlos nuevamente y que no sea en sueños".
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Alina tiene una hija casada con un español hace varios años, y a pesar, de que a ella tampoco la han invitado a España se la pasa estimulando a sus amigas de la tercera edad a viajar por el mundo, como si la cosa fuera tan fácil.
Al parecer Alina es incapaz de descifrar que si los hijos de Esperanza no han regresado a Cuba a visitar a su madre y tampoco la han invitado "afuera", a la tierra mágica que quita hasta los dolores de huesos, no es por falta de añoranza a la mujer que les dio la vida sino porque la cuenta no les da.
Y es que los hijos de Esperanza aunque hayan emigrado al país más rico del mundo no son ricos y es casi seguro que jamás lo serán. Tampoco están entre los peores, ellos son graduados universitarios y además cubanos, que aunque no ejercen su profesión al menos tienen empleos para enviar dinero a su madre en Cuba, pagar sus cuentas mensuales, los gastos de sus pequeños y algunas de las deudas que arrastran año tras año.
Ella, a pesar de su soledad, no les ha pedido nunca ir a Estados Unidos, ni tan siquiera le gustaría montar sola en avión, pero desea tanto abrazarlos, que sueña despierta con que un día sin mas sus hijos aparecen en su casa. La casa, que atesora los recuerdos de su infancia y las huellas de sus travesuras, alegrías-llantos, ilusiones y decepciones...
"El regreso de mis hijos a su hogar", me dice, de madre a madre, "sería la alegría más grande que recibiría en mis 70 años de vida. Después de eso que venga la muerte si quiere, pero mientras tanto me aferraré a la vida hasta verlos nuevamente y que no sea en sueños".
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Nota: El Centro de Estudios Demográficos de Cuba investigó que
una de las causas de la emigración de jóvenes en la actualidad es que
nuestro país produce mediante sus universidades gratuitas un capital
humano que el propio mercado laboral cubano no puede absorber en las
condiciones óptimas que requiere. Estos universitarios se convierten en
un atractivo migratorio porque cualquier país del mundo lo recibe. Según
estudios en circunstancia de mejoras económicas, tendremos una
emigración de alrededor de 30 mil personas anuales hasta el año 2030. El problema de la emigración es endémico de la sociedad cubana por lo menos en el futuro predecible.
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