Tanmy López: amar el lugar de donde vienes

Por: Paola Cabrera Rodríguez

Tanmy López desde pequeña decidió emprender el camino de la creación. Foto: Nacho Vázquez

Tiene Alamar entre sus habitantes más ilustres a una niña traviesa que decidió encaminar su vida hacia la creación. Hija de maestros, Tanmy López —no muy dada al estudio sistemático— en sus primeros años solía correr descalza por el diente-perro. Pronto comenzó a estudiar en el conservatorio Guillermo Tomás de Guanabacoa.

Al principio no sabía si dedicarse al piano o al violín, pero se decidió por el segundo pues —confiesa— tiene mucho más que ver con su carácter,“es como un canto que pasa por todos los estados: la melancolía, la locura o la felicidad máxima. Con el violín se puede hacer lo mismo un rock durísimo que un Bach sinfónico”.

Del Guillermo Tomás fue a la Manuel Saumell, luego al conservatorio Amadeo Roldán. En ese momento llegaron sus primeros trabajos: el dúo DáDivas, el cuarteto Anima Ensemble, la Camerata Romeu. También en esa época se integró a los proyectos de Yusa, Kelvis Ochoa, Descemer Bueno, Paulo FG, William Vivanco y Haydée Milanés. Hasta que se graduó de violín en la Universidad de las Artes ISA.

Pero tuvo un amor turbulento, de los que aplastan, y se despertó en canción: “cada vez que lo veo le digo gracias, gracias por abrir mi corazón de esa forma”. Al principio sentía vergüenza de mostrar sus composiciones. Pero el tiempo la acostumbró, y por el camino apareció la convocatoria al Concurso de Creación Ojalá 2010.

“El concurso —cuenta Tanmy— consistía en musicalizar los poemas de Rubén Martínez Villena, un poeta gigante que no conocía, aunque sí sabía de él como revolucionario. Fue increíble la manera en que su poesía me sedujo. Ese era el momento de llevar mi propuesta, y resultó que el disco tuvo buen camino, buena vida, y salió La luz es música, que hoy me abre el camino con la luz más grande del mundo”.

La luz es música incluyó ponerle melodía a diez poemas de Martínez Villena: Peñas Arriba, Capricho en tono menor, Celos eternos, Motivos, Paz callada, Presagio de la burla final, Maltiempo, Ironía, El faro e Insuficiencia de la escala y el iris.

“Casi inmediatamente me aprueban la realización del disco Niña traviesa, en Bis Music, y lo grabamos”. Aunque ya cuenta con material para grabar un tercer fonograma, prefiere esperar: “pienso que antes de eso debo defender la música que he hecho hasta ahora”.

Niña traviesa incluye una canción que se llama Estrellas de cine, “hecha para los maestros, los enfermeros, que se levantan a coger la guagua temprano. Es un tema de respeto a esas personas que están moviendo todo diariamente, y para mí esas son las estrellas de cine, y hay que darles fuerzas e incluirse en su elenco”.

Entre los proyectos más inmediatos de Tanmy se encuentra la banda sonora de un documental de Sergio Massip, antes hizo lo mismo para Lidia Doce, de Alejandro Ramírez Anderson. Y por estos días anda leyendo mucho a Juana Borrero, pues quiere musicalizar sus versos.

También trabajó con unos poemas de Tony Guerrero. “Silvio le había mandado a Tony una selección de las fotos de la Gira por los Barrios, y en una de esas fotos estaba yo con Pura cepa en Jesús María, y Tony la pintó. Y me vi en la exposición de acuarelas del Centro Pablo el día de la presentación del libro Enigmas y otras conversaciones. Cuando me llevé el libro a la casa lo leí y me encantaron los poemas, muchos, pero dos de ellos tenían un destino: Una razón y Cantos de amor a La Habana”.

Aunque siempre ha vivido en la ciudad, Tanmy López recurre en sus canciones a motivos campestres, a la esencia natural del ser, “es verdad que todo lo importante lo tenemos en el centro, pero cuando se hace todo lo importante, que hay que tener un minuto de paz, busco ese momento en lo puro, en el mar. Mi regreso al origen será siempre así, bien natural”.

“Pienso que, no solo los cubanos, cada persona, debe defender de dónde viene, quién es, a qué se debe, cuál es su origen.Debe amar su naturaleza, y para mí es más importante que la revolución y que todo lo demás, saber que venimos de Cuba.Es como dice Martí: el amor a tu tierra. Yo no conozco a Martí a profundidad, ni he leído sus obras, ni sus poesías completas, pero sí conozco los principios, que me enseñó mi padre:que es el deber de amar el lugar de donde vienes”.

Fue ganadora del Concurso de Creación Ojalá

“Debes amar el lugar de donde vienes”. Foto: Nacho Vázquez

(Tomado de Cubadebate)