miércoles, 3 de septiembre de 2014

Gauck: Un lobo vestido de Pastor



Desde hace tiempo se ha venido deteriorando la figura de presidente en Alemania, que aunque simbólica, genera cierto sentimiento de respetabilidad hacia la política del país, pues a pesar de ser propuesto por un partido político, su misión es gobernar para "todos" los alemanes, un factor de equilibrio en una sociedad tan compleja. El empeño de la Unión Democrata Cristiana (CDU, partido de derecha) de imponer sus candidatos más por su reconocida ideología de derecha, que por el bien que puedan aportar, ha sido desastroso para el país. Lejos está en el recuerdo la figura afable del ya fallecido Johannes Rau, y tantos otros que le precedieron, más allá de sus afinidades políticas, la gente los veían como padres de la nación.

El actual presidente, Joachin Gauck, a pesar de su esfuerzo por aparentar ser un bonachón, es una persona de expresión antipática, sin embargo, lo que más lastra su accionar es su virulento pensamiento reaccionario, un lobo disfrazado de demócrata o pastor, siempre es un engaño para la comunidad, sus relaciones y para la paz. Su anti todo lo que represente ideas progresistas y servilismo a la política de USA en el mundo, son notorios.

75 años del inicio de la Segunda Guerra Mundial, triste acápite de la historia europea, y sobre todo, una vergüenza sostenida para la nación alemana. Pero la incontinencia verbal del señor Reverendo Presidente, no tiene límites, y si muchas lagunas históricas, ofuscadas por su odio y manera de pensar. Así, por ejemplo, ha saltado la crítica en la prensa a su más reciente discurso en Polonia:

“El primer error de Gauck fue la elección del lugar y la ocasión para lanzar su reprimenda contra Rusia. El 1 de septiembre marcó hace 75 años el inicio de la II Guerra Mundial, que costó la vida a un número estimado entre 20 y 30 millones de rusos. El hecho de que probablemente muchos polacos hayan coincidido con sus palabras, no puede disculpar tal insensibilidad político-psicológica.

Ciertamente, el proceder militar de Rusia en el este de Ucrania es tan indignante como contrario al derecho internacional, pero en una fase de máximo dramatismo político y tragedia humana, el duro discurso del presidente en Gdansk no es útil, ni menos diplomático. ¿Qué diablos le pasó al pastor?

La política exterior germana se encuentra desde hace años en una especie de proceso de remodelación. Entre las numerosas figuras que a más tardar desde 2011 demandan una “nueva política exterior alemana” se cuenta también el presidente Gauck, con reiteradas declaraciones sobre un papel más activo de Alemania en el mundo, como las formuladas en la Conferencia de Seguridad de Múnich del 2014. También en el “Día de la Unidad Alemana”, el año pasado, Gauck ganó fama como adalid de política exterior con su mensaje de que “ya no se puede seguir asumiendo menos responsabilidades”.

No son meras casualidades. Al igual que ahora, en el 75 aniversario del inicio de la guerra, el presidente siempre escoge ocasiones destacadas para demandar más fortaleza, más presencia de la política exterior alemana. Con ello favorece, de facto, el abandono de la “cultura del recato militar” de décadas.” (leer la nota completa en http://www.dw.de/comentario-el-halc%C3%B3n-en-la-presidencia-alemana/a-17895852)

Sin dudas, este tipo de expresiones y la rusofobia desatada en los últimos tiempos, me hace saltar la alarma, porque respiro en el trasfondo de las palabras en algunas personas, de que el verdadero resentimiento guardado, es porque el pueblo ruso derrotó al III Reich y la “gran Alemania”. 


J. Conde

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