Con lo que sí se puede contar, es que Eduardo del Llano nunca juega seguro. Omega 3, el nuevo estreno del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos y su segundo intento como director de largometrajes, es prueba de ello.
Anunciada como la primera película cubana de ciencia ficción –aunque el realizador de Vinci (2012) reconozca otras aproximaciones anteriores- esta cinta transgrede el habitual stock de temas al que nos tiene habituados el cine de los últimos años en la Isla.
Se lo advertimos, no espere encontrar una historia de Nicanor o algo parecido a sus últimos trabajos con Daniel Díaz Torres. Esta es una distopía, situada en una realidad probable de un tiempo indefinido. Los Ollies, Macs y Vegs (es decir, los Ovolácteos, Macrobióticos y Vegetarianos) ya llevan 12 años de guerra. Los Fruts y los Fishis –ya deben haberle cogido el truco a los nombres- llevan la peor parte y de los Cars (Carnívoros) ni se habla, son un mito en esta parte del continente.
La humanidad ha llegado a dividirse según su dieta, a tal extremo que han formado facciones y marchado al campo de batalla para hacer prevalecer su visión de cómo debe alimentarse el mundo.
En las actuaciones tampoco quiso ir a por habituales. Sí repitió con Carlos Gonzalvo, conocido como el Profesor Mentepollo de Deja que yo te cuente; para quien es su primer papel protagónico, oportunidad para probarse también como actor “serio”.
Es un honor para mí y una alegría que Eduardo haya confiado en mi, trabajamos juntos en Vinci, y fue una experiencia muy buena. Esta fue genial, declaró el actor, que encarna a Nic, un Veg que se debate entre la firmeza de sus convicciones y las pruebas que le ponen las circunstancias.
Daylenis Fuentes (Se Vende) y Héctor Noas (La Pared de las palabras) completan la tríada principal, la que recae casi todo el peso del filme. Otros actores como Edith y Carlos Massola, Omar Franco, Jazz Vilá y Manuel Romero tienen apariciones especiales.
“Come bien” es el lema que nos recuerda todo el metraje el absurdo y a la vez tan serio problema de la intolerancia y de la imposibilidad de comprender que cada cual tiene derecho a escoger y que nadie debe sentirse superior, ya sea por lo que ingiere, como se vista o por como luzca.
Veo a la ciencia ficción como algo que utiliza elementos del presente y los traspola. Habla de lo que puede suceder o trastoca la realidad, pero siempre con jirones de verdad, cuenta Del Llano a Cubahora.
“No es una película estilo Titanes del espacio, ni nada parecido a Hollywood, no podemos competir con ellos, esa no es la intención. Lo que queremos, y aquí cuento a varios cineastas que también tratan de llevar su obra por este camino; es de demostrar que en Cuba se puede hacer cine de género, y no sólo abordar los temas sociales que hasta ahora sólo se llevan a la pantalla.”
Hicimos un trabajo decoroso a mi entender. No se trató de robots y de derroche de efectos especiales. Pusimos de estos últimos donde creímos que serían necesarios, ni más ni menos. Y lo hicimos bien. Nada de aquello de “está bueno para haber sido hecho aquí”, sino realmente bien logrados, dijo.
Y le damos la razón. Hologramas y naves espaciales se empastan muy bien en la imagen, que según el realizador quiso que recordara a escenas de La Matrix o Alien, donde se apreciaba al mismo tiempo decadencia y suciedad junto a tecnología avanzada.
Estoy muy contento con el trabajo del Departamento de Arte. La escenografía, el vestuario y toda la recreación de un mundo imaginario, hasta en los más mínimos detalles; fue obra de ellos, aseguró Del Llano en la premier de la cinta, realizada en el capitalino Charles Chaplin en la noche del 20 de agosto.
Mención aparte para el pequeño trozo de animación que aparece al principio de Omega 3. Fue la solución que encontró el director a un problema de logística, pero terminó siendo uno de los aciertos del filme y de los pedacitos que más disfrutará el público, cuando por todo el país se proyecte Omega 3 a partir de este jueves 21.
Una pequeña prueba… o dos. Adivine quienes son los actores que aparecen dibujados o qué es lo que canta Yoraisy Gómez en el restaurante cuando comienza la escena… creemos que no será tan difícil.
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