jueves, 11 de abril de 2013

El abuelo Cándido



Foto del último encuentro de Irmita y su bebé con el abuelo Cándido René
Foto del último encuentro de Irmita y su bebé con el abuelo Cándido René
Por Irmita González Salanueva *
Dicen los que lo conocían de antes, que solía tener un carácter muy fuerte, pero yo realmente nunca pude dar fe de aquello.Lo recuerdo siempre sonriente, con aquella carcajada que tanto me recordaba a mi papá. Jamás lo llamé por teléfono y recibí in saludo entristecido o quejumbroso a pesar de los muchos pesares que sé guardaba en su corazón. Nunca confundió mi voz con la de ninguno de sus otros nietos, nos conocía bien a cada uno y a todos nos amó por igual y muchooooo.

Recuerdo el verano cuando apresaron a mi mamá, yo estaba en Cuba de vacaciones y recibí la noticia de que ahora mis dos padres estaban injustamente bajo rejas. El enseguida vino hacia mí, viajó desde Alamar hasta el Cotorro en la bicicleta en la que todas las semanas se montaba para visitar a sus hijos y nietos, me vio, me besó y en un esfuerzo por esconder el dolor, me sonrió. Nunca se lo dije, pero sentí un alivio inmenso, sabía que una vez más el estaría a mi lado y me sentí segura. Cómo no estarlo, si en este mundo no había alguien más parecido a mi papá. Nadie más ha logrado como ellos, desestimar las cosas banales y sin importancia, para entregarle el corazón con todas sus fuerzas a todo aquello que creen justo. Nadie como ellos, con más habilidad para querernos y unirnos a todos en esta familia que tanto ha pasado. Nadie como ellos, para darnos lecciones inintencionadas de nobleza y dignidad.Un día con mi abuelo y me pasaba como me pasa cada vez que tengo la oportunidad de estar con mi papi; era imposible no sentir la necesidad de ser más y más humano. La diferencia era que, con mi abuelo podía estar más tiempo que con mi papá. Ahora es mi papá quien me recordará a mi abuelo, sin embargo eso tendrá que esperar, pues mi papá aún no puede estar a mi lado.
Algunos lo llamaban ¨Cándido¨, otros lo llamaban ¨René¨ pero todos los que lo conocieron lo querían. Yo lo llamaba ¨abuelo¨ y lo adoraba, le agradezco cada momento en que estuvo a mi lado, nunca era el que más hablaba, nunca buscó protagonismo, pero siempre estaba atento por si se le necesitaba. Recuerdo incluso que hace poco , a pesar de no sentirse bien de salud se reprochó no poder salir del hospital a tiempo para presenciar la defensa de mi tesis de maestría, también alrededor de ese tiempo le regaló a mi hijo aún por nacer, su primera pelota de beisbol y me dijo que él lo iba enseñar a jugar.
Mi hijo nació 15 días antes de que él cayera en cama. La última vez que lo vi consciente fue en un almuerzo que él nos preparó en su casa para que fuéramos a verlo y poder conocer a su primer bisnieto. Por primera vez admitió no estar en condiciones de salir de la casa. Sin embargo dijo que en cuanto mejorara ya nosvisitaría. Ese día cuando nos marchábamos, él se había acostado un ratico y dejó dicho que lo despertáramos. Pero no lo hicimos, sabíamos que estaba cansado, había acabado de regresar de estar tres meses con mi papá. Con él había celebrado sus cumpleaños, lo vi sonreír a borbotones y reaprender a jugar ajedrez con la motivación de un niño. Había hecho un esfuerzo increíble por aparentar la salud de un muchacho de 20 años y soy testigo de que el estar junto a su hijo, lo ayudó a sentirse como tal. Pero sabíamos que debía descansar, siempre le tomaba un tiempo reponerse de esos viajes, sabiendo que mi papá quedaba solo. Esos 14 años de separación y la reciente muerte de mi tío Roberto habían dejado su huella en el pecho de mi abuelo. Aun así debí haberlo despertado, aun así debí haberlo abrazado para volver a verme reflejada en la limpieza y viveza de sus ojitos azules. Nunca imaginé que no lo haría más, él siempre, siempre mejoraba.
Hace tres días enterramos a mi abuelo. Hace tres días me despedí de la persona que nunca tuvo nada suyo, porque siempre había un ser querido a quien entregárselo todo. Hace tres días Ivette despidió al abuelito que seguía viniendo de Alamar para llevarla al parque y tratar de enseñarle a montar bicicleta. Hoy sus cenizas descansan junto a los restos de mi abuelo materno, otro gran hombre con quien también compartió muchos valores. Resistió muchos golpes, pero no lo suficiente para ver a mi papá regresar definitivamente a Cuba. Mas no se ha ido, estará por siempre en nuestros corazones. Pero más importante aún, estará su esencia siempre en cada buena acción que hagamos cada uno de sus nietos, en cada gota de sudor y hasta de dolor que demos por esta Revolución, en cada momento en familia…Mañana, Ignacito René llevará de él más que su nombre y los hoyitos en el rostro, habrá hecho suyos su amor al ser humano, su entrega al bien de todos y su sencillez. De eso me encargaré yo.
*Irmita es la hija del Héroe antiterrorista René González, uno de Los Cinco cubanos injustamente encarcelados en EEUU
Foto del último encuentro de Irmita y su bebé con el abuelo Cándido René
Foto del último encuentro de Irmita y su bebé con el abuelo Cándido René

No hay comentarios:

Publicar un comentario