Desde que falleció, en lamentable
accidente, el Sr. Oswaldo Payá, esta frase me ha venido en más de
una ocasión a la mente, al observar la actitud de la familia y en
especial la de la Sra Payá. Por respeto al dolor y porque, sin
dudas, es una familia en trauma, no había querido escribir mi
impresión al respecto.
El pasado 5 de octubre, finalmente se
celebró el juicio en Cuba, al responsable de dicha tragedia
familiar, el Sr. Angel Carromero (enviado por el PP español en plan
conspirativo), sin embargo, y como ha sido una constante, familiares
y las tres D (Disidentes Dolares Dependientes) no han desaprovechado
la ocasión para el teatro político, muy a pesar de las
declaraciones del culpable del accidente, de representantes del
gobierno español en la isla e incluso del acompañante sueco Modig.
El juicio esta ya terminado y solo falta que se le imponga la sentecia, que siempre sería benévola, dada las condiciones,
entramado y situación en que se produjo el accidente, en franca
violación de las leyes cubanas e internacionales, con la abierto
ataque al orden social, la constitución cubana y en contra de un
Gobierno reconocido y legítimo. Pero ha sido el propio gobierno
cubano, el que ha evitado caer en la trampa de la politización del
hecho.
El Nuevo Herald, que hoy calla ante la
abrumadora victoria de Chavez en Venezuela, le dedica gran espacio a
las declaraciones de la Sra Payá, es penoso que cuando aún estaba el
difunto caliente, ya se lanzara a ocupar la plaza vacante del esposo,
ojalá y fuese por convicción, pero muchos sospechamos que la
atracción son los jugozos aportes monetarios que llegan desde el
exterior. Todo lo anterior nos hace readecuar el dicho por: el
muerto al hoyo y la viuda...a los dólares.
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