Estados Unidos reiteró su disposición a financiar grupos subversivos que buscan desestabilizar algunos países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), un mecanismo de integración política, económica y social creado en 2004.
Según Mark Feierstein, administrador adjunto para América Latina y el Caribe de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid),
Washington prioriza el apoyo a las fuerzas opositoras que
están luchando por los derechos humanos y la democracia en esas
naciones.
Confirmó que la Casa Blanca mantiene una estrecha relación y entrega
fondos a sectores antigubernamentales radicados en Cuba, Venezuela,
Bolivia, Ecuador y Nicaragua (países integrantes de ALBA), sin precisar
cifras, reseñaron varios medios de prensa.
Las declaraciones de Feierstein evidencian las denuncias de gobierno
e instituciones progresistas en América Latina y el Caribe sobre el
carácter subversivo de los programas de la Usaid en la región.
Esa agencia, presentada a veces como una organización civil
independiente, actuó desde 1961 en consonancia con una estrategia
destinada a contrarrestar la imagen agresiva estadounidense.
De acuerdo con frecuentes denuncias de analistas, la entrega de
capital a naciones pobres -con el pretexto de impulsar reformas
sociales, industrializar o atender a sectores vulnerables- disfrazó las
pretensiones de Washington, captó adeptos en todas partes y posibilitó
la subversión política a favor de sus planes hegemónicos.
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