Lo que nunca habían visto los “disidentes” cubanos
El
ex-preso y “disidente” cubano Diosiris Santana narraba el pasado 23 de
mayo una escena de brutalidad policial hacia varios de sus compatriotas:
“los arrastraron en el suelo, les golpearon la cara, el brazo, uno
tiene la nariz partida y un pie” (1).
Cualquiera
podría pensar que su acusación se dirigía contra la policía cubana.
Pero no. Santana narraba la actuación de la Policía Municipal de Madrid, al arrestar a cuatro expresos cubanos acampados frente el Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
“Estoy
preocupado por esta situación; yo nunca había visto esto en España”,
decía otro de los “disidentes”, Francisco Bacallao, en referencia a la
violencia policial. Un comentario un tanto cínico tratándose, en este
caso, de una persona que reside desde hace años en Madrid donde, apenas
unos días antes, la Policía Nacional había desalojado, con mucha mayor
violencia, a decenas de personas del movimiento 15 M en la cercana
Puerta del Sol (2).
El motivo de la protesta de los cubanos
era el fin de la ayuda económica que entregaba el Gobierno de España a
los 115 expresos y 647 familiares acogidos en 2010 y 2011 por el
anterior Ejecutivo, tras un acuerdo con Gobierno e Iglesia católica de
Cuba (3). Recordemos que, a los pocos días de su llegada a Madrid,
dichos expresos rompían con el propio gobierno que les acogió, el de
Rodríguez Zapatero, y varios de ellos viajaban a Bruselas de la mano del
Partido Popular para defender la política de mano dura y sanciones
contra su país contenidas en la llamada Posición Común europea (4). Lo
curioso es que, ahora, el Gobierno del Partido Popular –en pleno apogeo
de recortes presupuestarios- es quien ha decidido no prorrogar su ayuda
económica, acabados los 18 meses de cobertura firmados en el acuerdo de
acogida. El Partido Popular ha rechazado, incluso, una propuesta del
grupo Unión, Progreso y Democracia (UpyD), para destinar 2,5 millones de
euros a estas personas (5).
Y es que quienes –curiosamente- abogan
por la implantación en Cuba de un sistema de libre mercado capitalista,
son ahora devorados por éste.
En abril, se suicidaba en Canarias uno de ellos, Alberto Santiago Du Bouchet (6).
Su familia apuntaba que “no pudo aguantar” la incertidumbre tras el
anuncio del fin de las ayudas (7). La penuria económica se ha hecho
común al colectivo. Bárbara Pura Yurubi Dueñas, familiar de uno de los
expresos, advertía desesperada, en una carta, que puede perder la
custodia de su hija por no poderla mantener económicamente (8). Y varias
personas del grupo muestran ya, sin reparo alguno, su deseo de regresar
a Cuba (9).
Para otras personas, sin embargo, la
solución se encuentra… en EEUU. La “dama de blanco” Sabina Martín,
exigía así, hace unos meses, su traslado a ese país: “Desde que vinimos a
España, nada de lo que se nos prometió se ha cumplido en este gobierno
(sic). Queremos ir a los EEUU, que es donde se defienden verdaderamente
la democracia y los derechos humanos” (10). Esta persona sigue siendo
presentada en medios españoles como “luchadora por los derechos humanos”
en Cuba (11). La web de Unión, Progreso y Democracia (UpyD), partido
que ha hecho bandera del “anticastrismo” y que ha afiliado a varios de
ellos, describe a Sabina Martín como una “luchadora por la libertad” y
una “mujer (…) con un gran sentido común” (12). Repasemos algunas de las
muestras de su particular “sentido común”.
En junio de 2011 fue expulsada, junto al resto de su familia, del centro de acogida de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en
la ciudad de Málaga, debido a las agresiones físicas entre ellos, las
amenazas e insultos a los trabajadores, la introducción de alcohol y
armas blancas en el centro y el abandono de los talleres ocupacionales
(13). Sabina Martín explicaba a la agencia EFE que detrás de su
expulsión de este centro de Málaga estaba –¡cómo no!- el Gobierno cubano
(14). Su marido –dando muestra también de un gran “sentido común”-
acusaba a CEAR de desalojarles mediante un “despliegue militar” (15).
Durante su acampada de protesta en
Madrid, Sabina Martín denunciaba que su vida y la de sus familiares se
encuentran en peligro (16). Un medio de Miami hablaba, incluso, de que
“agentes encubiertos” amenazan su seguridad (17).
La dama de blanco acusaba, además, al
Gobierno cubano por su actual situación, al no informar a su ciudadanía
de los problemas económicos en Europa. “En Cuba nadie sabe que en España
hay tantísimos parados y las cosas están tan mal”, decía a un medio,
añadiendo que de haberlo sabido no habría aceptado venir (18). Es decir,
quienes siempre han acusado a los medios cubanos de exagerar los
problemas del capitalismo, ahora denuncian que no lo hacen lo
suficiente. Otro absurdo que cae por sí solo con solo conectar la
Televisión cubana, cuyos espacios informativos sobre la crisis y el
desempleo en Europa son casi diarios (19).
Pero, al
margen de los casos más esperpénticos, el drama de este colectivo es la
repetición de una vieja historia: la de la utilización política de un
grupo de personas a quienes, primero, el Gobierno de EEUU financió y
organizó como ariete contra el Gobierno cubano (20); a quienes,
posteriormente, la derecha europea llevó a instituciones y medios para
respaldar su política de sanciones a Cuba; y a quienes, posteriormente,
se dejó abandonadas a su suerte. Los nombres de muchas de estas
personas, como el de Diosiris Santana, el mismo que denunciaba la
violencia de la Policía Municipal de Madrid, aparecen en manifiestos de
apoyo a las posiciones más extremas contra su propio país: en favor del
mantenimiento de la Posición Común europea (21), de la prohibición de
los viajes a Cuba desde EEUU (22), incluso del bloqueo económico a la
Isla (23).
Es una vieja historia que se repite, desde hace más de 50 años, antes en Miami, ahora en Madrid.
*Coordinador de Cubainformación.
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