Julio Martínez Molina
CIENFUEGOS.— La Jornada de la Cultura Cienfueguera, que transcurre esta semana en recuerdo de la fundación de la villa Fernandina de Jagua el 22 de abril de 1819, conmemora el medio siglo de vida artística de Lázaro García mediante varias acciones, entre ellas una gala-homenaje en el teatro Tomás Terry.
En distintas conversaciones con este cantautor, interesado desde niño por la música, suele reiterar que siempre le atrajo la canción que "le expresase algo, con algún sentido como literatura o arte". Fiel a su prédica, la ha cultivado a través de su existencia.
Preconizó hasta hoy (y llevó a la práctica, lo más importante) un discurso que reniega de los falsos oropeles, las famas fabricadas por mercantiles fórmulas de laboratorio, el cual confiere rango de preminencia a la magnitud del mensaje de la obra por arriba de cuanto se puede alcanzar materialmente en virtud de ella.
De él, opinó Vicente Feliú que "es un trovador de pura cepa, de esos que saben de dónde son —el ombligo—, hasta dónde van —el infinito—, y que ha sabido cultivar, más acá y más allá de la canción, la amistad".
Así es, sobre el particular podrían referirse decenas de anécdotas. Su Peña Ateneo convoca cada mes a destacados intérpretes de todo el país, amigos del creador.
Justo en compañía de Feliú, produjo para el 2003 el disco Regresaré, a partir de poemas musicalizados del libro Desde mi altura, de Antonio (Tony) Guerrero. Más adelante, hizo otro tanto, en el estudio Abdala, con El dulce abismo: música y razón.
Nacieron al mundo constituye un reciente tema de Lázaro dedicado a los Cinco Héroes, de quienes el artista elogia "su grandeza, sencillez y transparencia".
Creador incansable, autor de canciones que forman parte de la parcela más entrañable del patrimonio musical cubano del siglo XX, promotor consuetudinario del Movimiento de la Nueva Trova —entre cuyos fundadores se encuentra—, combatiente internacionalista, productor, artífice de proyectos propios y de muchos talentos a los cuales brindó o brinda apoyo, pudieran ser algunos de los muchos calificativos que cabrían hacérsele.
Calidad más compromiso constituyen un binomio que refrenda y legitima su obra. Sus palabras lo definen: "Estoy directamente ligado a la Revolución, sobre todo mediante la Nueva Trova, porque nos agarró en la juventud; fue el pleno cambio el que obligó a buscar un canto nuevo, con otros escenarios. Lo más importante es que la Revolución nos enseñó varias cosas sobre los valores estéticos: nos enseñó a amar la calidad".
"Mi país es pobre, mi piel mejunje, mi gobierno proscrito, mis huestes utópicas." Silvio Rodríguez
miércoles, 18 de abril de 2012
Lázaro García, medio siglo de canción sentida
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