jueves, 26 de abril de 2012

Alejandro Gutiérrez: Nuestro público natural está de este lado

Por: Antonio López Sánchez.

En visita familiar, sin intenciones de apariciones públicas, aunque siempre “enmoñado” por amigos, colegas y algunas canturías, Alejandro Gutiérrez estuvo de paso por la Isla. Integrante de ese grupo creativo llamado Habana Abierta, su regreso a Cuba después de ocho años de ausencia era una magnífica oportunidad para dialogar sobre diversos tópicos. Gracias a las gestiones del inefable amigo Villa, y en un paréntesis entre grabar en la televisión el programa Entre manos del Canal Habana y una invitación al espacio La Utopía, logramos sentarnos a conversar.

Las veleidades actuales del mercado musical, las memorias sobre aquel ya mítico concierto en el Salón Rosado de La Tropical, más algunas visiones, anécdotas y planes, fueron algunas de las varias sendas que recorrimos en el diálogo. Como siempre, y es bueno que así ocurra, pueden tomarse en acuerdo o no algunas de sus ideas. Nadie tiene verdades absolutas e infalibles, pero es válido tenerlas todas en cuenta para armar la más parecida a la realidad. Por ende, escuchar las opiniones de un creador que trabaja en condiciones muy diferentes a las nuestras, y con raíces compartidas —según afirma— resulta sin dudas un buen ejercicio de ampliación de las perspectivas.

MÚSICA Y MERCADO: ¿LA PAREJA MAL LLEVADA?

Ya se sabe por estos lares que los Habana Abierta andaba en los trajines de su nueva grabación titulada Uno, dos, tres, cuatro, por ahora colgada en la red para su comercialización. Un tema interesante entonces sería saber de primera mano cómo andan los amores entre la música de estos creadores y el siempre veleidoso mercado.

“Mira, es muy difícil moverse, porque nuestro público natural está aquí en Cuba, y potencialmente en Latinoamérica. En España tenemos nuestro pequeño público. Pero por más que se sacuda todo, la vida nos ha demostrado que es aquí donde está el café de nosotros. La crisis, ya sabes por dónde primero hace el corte. Allá o dónde sea. Desde hace unos años se veía venir la crisis, porque ya se manejaban criterios extra musicales desde el punto de vista y las acciones de los encargados de mover la música, la cultura, el negocio. Eso hacía un rato que ya estaba por otro camino. Y ahora mismo casi no existe.

“En España, que es lo que conozco, hay figuras, te puedo hablar de Estopa, de Alejandro Sanz, el mismísimo David Bisbal, que quizás son gente que no están tan cerca de nuestra movida, pero para dar una idea. Son gente rankeada y todos están bajando la parada. Una gira ya no va con una banda, va con dos guitarras. Malú, una cantante que hacía su gira con veinte músicos, ahora va con seis. Si en vivo la cosa está apretada, imagínate cómo es lo de grabar y editar un disco y qué preferencias serán las que determinen. Más, si sabes que el afán de quien te edita es absolutamente recaudatorio. Invierten sólo si saben que tienen una ganancia segura. Y ahora mismo, nada está asegurado. De modo que olvidemos el mercado que además está en el medio de una transformación de un sistema que ya está obsoleto.

“Nosotros, ante esa realidad, la única vía que nos queda es el autofinanciarte tu proyecto; promoverlo por tus medios. Y sobre todo, regresar al espacio natural de nosotros, que es de este lado. Mira, según me he ido informando, es increíble como en Latinoamérica la crisis no ha llegado del mismo modo que en Europa. Debe ser porque hemos estado en crisis siempre y ahora no se nota. De todas maneras, hay ciertos crecimientos económicos que no estás pasando en otro lado. Y por supuesto, eso influye en la promoción de la música”.

ABIERTA HABANA TROPICAL

A pesar de la distancia en años, aquella serie de conciertos de Habana Abierta todavía mantiene gratas memorias entre los seguidores de su música. Desde los escenarios del Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, la Casa de las Américas, entre otras sedes, se saltó a repletar el Salón Rosado de La Tropical, habitual cuartel general de la música popular bailable. Ocho años después, uno de sus protagonistas evoca aquel momento.

“Fue un evento que marcó. Hay un antes y un después en la carrera de nosotros, en la memoria de nosotros, en los corazones de nosotros luego de ese viaje. Después de tantos años eso fue el rencuentro con el país, con tu cultura, tu gente. Nosotros, que salimos medio escondidos, sin que nos conocieran. Quizás Vanito (Ihosvany Caballero) y yo no tanto, porque ya teníamos un disco. Por cierto, sobre ese disco elucubramos hacer una especie de presentación de Lucha Almada. Lanzar esa grabación y hacer al menos un concierto con esas canciones.

“Pero volviendo al tema. Ese concierto nos dio alas, nos dio veinte mil voltios de energías y de fuerzas cuando regresamos allá. A un nivel práctico se hizo el documental. Eso trajo trabajo, trajo la atención de cierta gente que no conocían nuestra historia y nuestra música. Por ejemplo, el disco Boomerang, la continuidad de la carrera, de las obras y del proyecto Habana Abierta, tuvo que ver mucho con el rebote, la repercusión de toda esa gira por aquí.

“En el aspecto existencial, de bomba del asunto, pues imagínate. Un fuerza, una carga muy positiva… Lo que pasó, eso no se lo podía imaginar nadie. Sí ocurrió de manera natural. Si algo puedo decir de ese asunto, quizás no en detrimento, pero bueno… es que hasta nos descuidamos un poco en el aspecto técnico, en ciertos detalles, de ese último concierto. Nos concentramos en otra cosa, pues en verdad no veníamos a hacer conciertos individuales. El más importante era ese en colectivo, en La Tropical. Pero fue pasando, la vida nos condujo, todos fuimos al concierto de los otros y se fue tejiendo ese enganche y al final el último fue el más explosivo. Cada cual presentó su proyecto individual y al final se creó esa magia.

“Si pudiéramos repetirlo sería duro, porque habría que superar, pasar por encima del recuerdo que quedó, pero también sería bueno tratar de emular con esa presentación anterior. Habría que pasar por encima de todo eso, concentrarnos en un concierto gordo, serio, y preparar pequeños conciertos individuales. Por ejemplo, lograr que la gente se interese más en el trabajo de un Medina (José Luis), que tiene una obra maravillosa, riquísima. Y presentar temas míos, del mismo Barbería (Luis Alberto), de Vanito… en fin”.

ATENCIÓN, RESPETABLE PÚBLICO, QUÉ VOLÁ Y OLÉ

Para los artistas cubanos, residentes en otro país, más si hacen la música que hace Habana Abierta, queda siempre un destinatario un tanto dividido. Sobre las diferencias entre públicos, sobre la recepción de un trabajo musical que se hace fuera de la Isla, con entornos de allá, pero con raíces de aquí, también Alejandro nos dejó sus opiniones.

“Cuando llegamos a Madrid, se da un fenómeno que ahora se ha perdido un poco: era el período en que tocaba Cuba de moda. Era el 98, estaba el Centenario para ellos, te imaginarás, muy importante. Y tocaba una focalización de todo el tema cubano, un traer a flote la cultura cubana, toda una campaña. Los cubanos les hacemos tilín a ellos, hay que reconocerlo. Hueles a cubano y allá enseguida la gente es propensa a abrirse. Pero aquellos eran los tiempos en que hablar de Cuba era hablar de salsa, de la Vieja Trova, de Compay Segundo, Eliades Ochoa, y nuestra propuesta no tenía nada que ver con eso. Fuimos una especie de punta de lanza que rompió el esquema, para constatar que los tiempos habían cambiado y había otras propuestas.

“En los festivales donde estuvimos, todo funcionó de maravilla, súper bien recibidos, de verdad. Sin embargo, increíble. Disfrutabas en vivo, pero a la hora de comprar los discos, no era la misma respuesta. Ya procesaste el concierto, estás en tu casa, te gustó y todo, pero no ibas a comprar el disco. Las estadísticas de las ventas de las discográficas no estaban entonces a la misma altura. Vendíamos mucho en Galicia, en Andalucía, en Canarias; en otros sitios, no funcionaba así, según los catálogos… Para que veas como la historia juega su papel también, esos son los polos con mayor cercanía a Cuba, desde la colonia hasta hoy.

“Pero eso lo que viene a demostrar, de nuevo insisto, es que nuestro mercado natural, los que nos hicieron a nosotros, los universitarios que nos ponían en las fiestas y se pasaban nuestra música de mano en mano, nuestro público natural, está de este lado”.

EN TORNO AL ENTORNO

Por supuesto que esos choques se estiran entonces más allá del público. Si entre los receptores son notables las diferencias, ese proceso entonces debe calar también en los creadores. Entonces, ¿el entorno lejano, puede desarraigar a un artista, desvirtuarle las raíces, o sencillamente lo alimenta de nuevos ingredientes y le brinda otros matices? Escuchemos lo que opina al respecto este músico cubano.

“La influencia externa está presente y mucho; te puedo hablar del hecho de vivir afuera, de hacer música cubana, pero fuera de Cuba. Te alimentas de lo que tienes a tu alrededor. En el caso nuestro, si escuchas lo que hacemos, hay matices en temas, en sonidos, en algún acorde medio flamencorro, en algo de un ritmo ska medio por ahí metido, en un poco del funky que se hace allá… Es música cubana, pero música cubana hecha allá. Lo que no creo que la haga dejar de ser cubana. Quizás, la nuestra no es como la como la que pueden hacer otros creadores, con todo derecho pero bueno, puede que más orientados a Francia, que puede tener una visión más internacional, universal, no lo niego, pero todo en una onda muy piano, muy afrancesada, muy suave. Con otros matices. En España son más bulliciosos. Nuestro trabajo, en esos matices cubanos te digo, está más dirigido a una timba, con más caña, más fuerza, y que tiene más que ver con nosotros. Fuimos a buscar ese sonido más duro porque lo pedía el cuerpo, el del público y el nuestro.

“Allá hay todo un disfrute de la música tradicional cubana, tienen una memoria con todo un cancionero nuestro, el mismo que podría cantar cualquiera acá con sus padres. Mira, una película como Habana Blues tuvo otra trascendencia, fue un fenómeno interesante. Se enteraron de que en Cuba había también rock, rap, pop. Se enteraron, les llegó todo eso y cantaban las canciones de X Alfonso. Así se rompe también esa memoria que tienen de nosotros, ese recuerdo, que no es malo, pero es viejo.

“A propósito, en esto de la lejanía y el desarraigo, quiero decir algo. He visto por ahí algunos trabajos en la prensa, la cubana quiero decir, hablando de Habana Abierta, que me han herido. Porque han sido injustos, desinformados, de un nivel hasta alevoso. No creo que se deba hablar de desarraigo en el caso nuestro. Hay que oír nada más la música que hacemos. Yo mismo, no tengo ni acento y llevo quince años viviendo fuera de mi país. Pero ahora conozco muchas veces más de literatura, de música cubana, de lo que es Cuba, de nuestra historia, que cuando salí de aquí. Así que, al que le sirva el sayo…”

SEGUIR VENDIÉNDOLO TODO

Dentro de su generación, en el momento de ir a residir fuera del país, Alejandro y Vanito, acompañados de la banda Lucha Almada, contaban con el registro fonográfico Vendiéndolo todo, de Bis Music. Una grabación que resulta casi un incunable en nuestros días, pues en verdad anticipa de algún modo la historia musical que vendría luego. Por entonces, sólo el trío Superávit, (Raúl Ciro, Carlos Santos y Alejandro Frómeta) había accedido a los estudios y legaban el compacto Verde melón. Así pues, valía tocar el tema de la experiencia que resultó en aquel momento grabar el álbum.

“Si algo nos quedó pendiente, fue la insatisfacción de alguna manera de no haber podido defender más ese disco. De hacerle un lanzamiento, un concierto, como era, en el momento en que estaba caliente aquello. Qué pasa, que nosotros salimos a Ecuador, casi recién grabado el disco, y de ahí se alargó todo, nos fuimos a trabajar a España y no volvimos más en mucho tiempo. Ocho años después. El disco se quedó como solo. Aunque no creo que se pusiera viejo. En la inmadurez de aquella época no supimos apreciar lo que significaba tener una grabación, que fue de los primeros discos de nuestra generación.

“Lo oigo como una maqueta hecha con mucho sentimiento, con mucha bomba, y muy claro en muchos aspectos de lo que se nos avecinaba, musicalmente y en contenidos. Ahí están “Vendiéndolo todo”, o “Luz (y no son los 70)” de Vanito, que sus contenidos no se han puesto viejos, por desgracia.

“Ahora le hubiera cambiado nada más que un par de aspectos tecnológicos. Pero creo que hubiera hecho lo mismo. Hicimos lo que quisimos, pusimos los temas que quisimos. El apoyo de Bis Music fue magnífico”.

TIRA TU CABLE A LA TROVA

En diálogos que de vez en cuando regresan y atizan o apagan debates, sigue un tanto vigente la pertenencia a ese modo creativo que es la trova. Alejandro Gutiérrez aporta sus criterios sobre el particular.

“Si te soy sincero yo empecé a tocar en serio la guitarra con canciones de Silvio (Rodríguez), de Pablo (Milanés), de Carlitos (Varela) o de Gerardo (Alfonso). Sin embargo, cuando apareció Fito (Páez), cuando escuché a Charly García, a (Luis Alberto) Spinetta, era otro mundo, tenían un lírica impresionante, y a la vez una banda detrás que sonaba con todo. Yo creo que ni los argentinos saben eso. Honor a quien honor merece, aunque Fito sí lo debe saber, porque ha estado aquí y bueno, lo hemos hablado alguna que otra vez. Cuando llegó aquí rompió esquemas, rompió un poco esas etiquetas, esa percepción del asunto. Somos muy deudores de ese rock argentino, en una gran medida. Igual, después lo cogimos y lo agarramos para nosotros y se la aplicamos con lo nuestro. Pero creo que no había nada más sólido, con más identidad en los años 80 y que ya venía desde los años de la dictadura, que se hicieron fuertes, que el rock nacional argentino. No sé si ellos tienen claro la repercusión, los aportes de toda esa música en Cuba.

“Sinceramente, cuando sales de tu órbita, esa etiqueta sirve para el mercado, para que las personas te pueden ubicar, pero no es esencial. Tú eres un tipo que cantas tus canciones. Igual no todo el que agarra una guitarra y se para ahí en escena es un trovador. Cuando sales al mundo la gente te ve, escucha tu proyección. Nosotros somos libres, nos sentimos libres de ese concepto. Ahora, sí tengo un vínculo muy estrecho, sentimental, estético, con todo lo que aconteció, ayer y ahora mismo. Desde los más inmediatos hasta Sindo Garay o Pepe Sánchez. Entonces te das cuenta que eso no para, sigue más y más. Hay reguetón en todas partes, eso pasa en todo el mundo y no sólo aquí; estamos contaminados. Pero esa línea de cantar, esas canciones desde las de ayer hasta las de ahora, se mantienen, están vivas, están ahí. Aquí he visto chamacos haciendo canciones que impresionan. Muy buenas. Esa rueda no se para nunca.

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