Onelia Chaveco Chaveco
Sería al día siguiente la reunión en que pronunciaría uno de sus discursos más importantes y que se conoció desde entonces y hasta ahora, a 120 años, por el nombre de Con todos y para el bien de todos.
Considerada la frase que mejor simboliza el afán unificador de Martí para con la Patria, el enunciado resume el interés de que debían juntarse en un solo ejército los hombres y mujeres de todas las nacionalidades y procedencias, de todos los colores e ideas, interesados en la causa justa de independizar a la Isla de la metrópoli y construir la Cuba nueva.
Vale decir que desde su primer plan-teamiento ya hacía culto a la nación. "Para Cuba que sufre, la primera palabra. De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos sobre ella".
En tono poético muy elevado, su oratoria discurrió en agradecimientos y exaltación de los valores de aquellas familias emigradas, obreras y patriotas, las cuales aún lejos, se encontraban para luchar por Cuba.
Aclamaba a valientes y sacudía a los canijos de alma y espíritu, o exhortaba a la lucha pensada y razonada —sin precipitaciones para no poner en peligro la oportuna hora del combate—, el orador disertó con ejemplos amplios y preclaros de cómo debía irse a la guerra a fin de que la contienda nueva lograra sus objetivos, y no muriera a causa de las indisciplinas al estilo de la campaña de los Diez Años.
Significativos son enunciados como "(...) si en las cosas de mi patria me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental que de todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían falaces e inseguros, ese sería el bien que yo prefiriera: yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre".
Aquel empeño martiano, aquel bien fundamental, como le nombró, tuvo cabal cumplimiento en la Constitución de la República de Cuba, cuando en su preámbulo se declara que la ley de leyes está presidida por el profundo anhelo de José Martí.
Literatos y poetas debieran desglosar para las nuevas generaciones las metáforas y símiles que inundaron el discurso del patriota cubano ese día, porque el verbo incendiario, revolucionario y aguerrido que convocaba aquella noche a la guerra, estuvo plagado de belleza y ternura, al estilo de esta simple oración: "las palmas son novias que esperan: y hemos de poner la justicia tan alta como las palmas".
El texto, que fue copiado taquigráficamente y después reproducido y distribuido en hojas sueltas entre los cubanos residentes en Estados Unidos, ha sido tema de estudio en escuelas y universidades cubanas por varias generaciones de jóvenes.
Transcurridos 120 años de que Martí solicitara que "pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante: Con todos, y para el bien de todos", a los cubanos de ahora le sirve como guía para enfrentar los nuevos desafíos económicos y sociales. (Servicio Especial de la AIN)
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