Olga Fernández Ríos
PREMISAS PARA EL ANÁLISIS Hace
casi 50 años, el burocratismo fue calificado por el Che Guevara como
uno de los fenómenos que más debe combatirse durante la revolución
socialista y entre sus causas señalaba la falta de conciencia
revolucionaria o el conformismo i . En enero de 1965, Fidel Castro, al tiempo que proponía llamar aquel año de “La lucha contra el burocratismo”
, dijo: “creo de todo corazón que el socialismo tiene que cuidarse del
burocratismo tanto como del imperialismo. No olvidarse de eso, porque es
más peligroso, porque es un enemigo clandestino, es un gravísimo mal,
estorba la producción, consume en tareas innecesarias las mejores
inteligencias, consume mucho de la energía del pueblo”. ii
En
la Cuba actual, con el definido compromiso de avanzar en la transición
socialista, el Presidente, Raúl Castro, y la dirección del país han
mostrado tener clara conciencia de los problemas que enfrentamos,
incluyendo las actitudes burocráticas o indolentes, algunas de las
cuales ganaron terreno en las circunstancias derivadas del Período
Especial. En su discurso ante el Parlamento en diciembre de 2010, el
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros insistió en que "es
necesario cambiar la mentalidad de los cuadros y de todos los
compatriotas al encarar el nuevo escenario que comienza a delinearse. Se
trata sencillamente de transformar conceptos erróneos e insostenibles
acerca del Socialismo". En agosto de este año, ante la propia Asamblea
Nacional, precisó que “el mayor obstáculo que enfrentamos en el
cumplimiento de los acuerdos del VI Congreso es la barrera sicológica
formada por la inercia, el inmovilismo e insensibilidad… Seremos
pacientes y a la vez perseverantes ante las resistencias al cambio, sean
estas conscientes o inconscientes”. A la vez advirtió que toda
resistencia burocrática al estricto cumplimiento de los acuerdos del
Congreso, respaldados masivamente por el pueblo, será inútil.
La
crucial importancia del tema y la extendida preocupación por parte de
nuestro pueblo en este campo, me alientan a realizar un intento de
análisis sobre el burocratismo. Es este un asunto que acrecienta el
malestar de la población, la apatía de ciertos sectores y el arrastre de
dificultades que afectan a la sociedad. Se trata de un problema que
tiene incidencia directa sobre el futuro del proyecto socialista, con
implicaciones éticas y de poder, que de no ser enfrentado con toda
energía puede dar al traste con la Revolución.
Teniendo en cuenta
la importancia del tema en el contexto de la transición socialista, no
es ocioso recordar que Lenin también se preocupó por el burocratismo. En
1917 en El Estado y la Revolución reconoció que para aniquilar
ese fenómeno se requería colocar a la mayoría de la población en
condiciones que le permita ejercer las funciones del Estado. Después,
durante los meses finales de su vida activa, alertó sobre la necesidad
de prevenir y de armar a los obreros contra la opresión, la
arbitrariedad y la corrupción burocráticas. Entre sus principales
preocupaciones estaba la de preservar al partido y a la clase obrera de
la acción disolvente de los privilegios, de las ventajas y de los
favores propios del poder. Previo a la degeneración burocrática que
luego se extendería en el país -y que se incluye entre los factores que
condujeron al desmembramiento de la URSS- el dirigente de la Revolución
de Octubre, alertó sobre la resistencia de instancias burocráticas a las
medidas del poder soviético y puso gran empeño en la creación de la
inspección obrero-campesina con la participación de la masa trabajadora.iii
LAS FUNCIONES ADMINISTRATIVAS SON NECESARIAS. EL BUROCRATISMO ES UNA DEFORMACIÓN
Es
común considerar que la «burocracia» como tal es un mal irremediable, y
el término de entrada tiene una connotación peyorativa, máxime si no se
distingue de su deformación: el «burocratismo» que, por cierto, no nace
con la sociedad socialista, ni es un componente obligado de ella,
aunque sí una consecuencia que ha afectado la sociedad humana al menos
desde el desarrollo del capitalismo.
En 1843 el joven Marx
analizando el Estado en la sociedad capitalista desde un plano más
teórico que político, se refirió a la burocracia y su degeneración en
burocratismo cuando señala que “no es más que el formalismo de un
contenido situado fuera de ella”; “es el ‘poder del Estado’ como
corporación, es decir, una sociedad particular, cerrada en
el Estado”. “Allí donde la burocracia es el principio nuevo, el interés
general del Estado comienza a convertirse en un interés aparte”.
También añadía que para supuestamente proteger el interés general, la
burocracia está obligada a proteger a la generalidad imaginaria del
interés particular y como hace de sus fines ‘formales’ su contenido,
entra en conflicto con los fines reales. Otra reflexión de Marx señala
que “El espíritu general de la burocracia es el secreto, el misterio
guardado en su seno por la jerarquía, y hacia fuera, por su carácter de
corporación cerrada… La autoridad es, en consecuencia, el principio de
su sabiduría y la idolatría de la autoridad constituye su sentimiento”.iv
En
la época moderna la burocracia asume su rol e importancia no solo en
las funciones del Estado, sino también en las corporaciones y grandes
empresas, capitalistas o no, debido al desarrollo y especialización del
trabajo que estas han experimentado. Se suele llamar a este tipo de
burocracia en las empresas privadas ‘burocracia corporativa’, término
que generalmente se refiere al conjunto de los empleados de mayor
jerarquía y especialistas en áreas como mercadeo, publicidad, ventas,
departamentos legales, administración, relaciones públicas y otras, que
-se alega- detentan algún tipo de monopolio en ciertos conocimientos.
Este sector de servicios, es además uno de los segmentos de la sociedad
de mayor crecimiento en poder económico y de decisión en muchos de los
países del llamado primer mundo.
Entre los especialistas con
mayor autoridad que han estudiado estos temas desde puntos de vista
institucional, organizativo y sociológico que pueden afectar a cualquier
sociedad, destacamos a quienes lo hicieron desde principios del siglo
XX, el turco-francés Henry Fayol, quien se refirió a las características o elementos de lo que sería un sistema de administración eficientev y el alemán Max Weber, quien indicó algunos criterios técnicos o reglas para la regulación de la burocracia y el enfrentamiento al burocratismovi.
La
burocracia no es homogénea, pero bajo esa categoría se define a quien,
sin desempeñar un trabajo productivo directo, manda, administra, dirige,
distribuye recompensas y asignaciones, establece formulaciones y
requerimientos, presenta los datos y hace los balances de su propia
gestión, y por ende tiene posibilidades de autoprotegerse. Agunos la han
considerado ‘la osamenta del poder’, que puede aprovecharse del mismo
para asegurar su propio bienestar. A sus condiciones y nichos de
existencia corresponden sus hábitos, intereses y maneras de pensar.
La
burocracia se extiende con el capitalismo, particularmente desde el
siglo XIX, aunque funciones especializadas para obtener, centralizar y
procesar información a fin de tomar decisiones, existen desde la
antigüedad. Bien organizada y delimitada, la estructura burocrática
puede ser una forma de administración efectiva y prácticamente
ineludible para llevar a vías de hecho las acciones de gobierno en sus
correspondientes instancias y para, de forma racional, coordinar y
ejecutar tareas en la medida que distribuye y coloca funciones y poderes
a los niveles adecuados. Es asimismo una vía de conexión entre
gobernantes y gobernados; una forma de organización que en el tránsito
socialista debería realzar la precisión, la claridad, la regularidad y
la eficiencia conseguidas a través de la división prefijada de las
tareas, de la supervisión jerárquica, las reglas y regulaciones.
Teniendo
en cuenta que la revolución socialista barre con el Estado burgués a
partir de la toma del poder político por los trabajadores, por los
sectores populares, para la sociedad que construye el socialismo la
burocracia debe actuar en representación de la mayoría de la sociedad o
sea de los trabajadores. Los funcionarios adiestrados en el trabajo
burocrático, que obviamente también existen en las empresas y otras
entidades como sindicatos y organizaciones sociales con estructuras
permanentes, deben cumplir una función que haga posible mantener el
orden social y el vínculo con sus afiliados. Es un sistema necesario por
razones de simple eficacia ya que es imposible dirigir cientos o miles
de personas sin un mínimo de infraestructura material y sin una
organización.
Es evidente, dadas las connotaciones negativas del
término, que sería injusto llamar burócrata a una persona por el mero
hecho de que trabaje en una oficina o porque tenga un cargo de
dirección. En Cuba estamos hablando del personal profesional,
funcionarios y cuadros del aparato del Estado revolucionario a todos los
niveles, del Partido y de las organizaciones, entidades y vertientes
que materializan la gestión transformadora y a través de las cuales se
manifiestan – o se deben expresar – la hegemonía y los valores del
proceso socialista.
El 20 de febrero de 1967, ante trabajadores
metalúrgicos, el líder de la Revolución Cubana señaló: “En la misma
medida en que desburocraticemos el país, dignificaremos el trabajo de
los que tengan que dedicarse a actividades administrativas”, y explicaba
que esas tareas son necesarias; los controles son necesarios y que el
asunto es reducirlo a la dimensión que se necesita … “Es doloroso que al
condenar un vicio —como es el burocratismo— mucha gente honesta y
revolucionaria, trabajadora y capaz, tenga que sentirse constantemente
acomplejada de ser un burócrata… La culpa la tienen los que fomentaron
ese vicio. Esos son los que demostraron ningún aprecio por el valor del
hombre, esos son los que demostraron ningún aprecio por el valor de los
recursos humanos del país”. vii
EL BUROCRATISMO, SUS MALES Y PELIGROS
El
problema se expresa cuando, como es bastante usual, la burocracia se
separa de las bases produciéndose un distanciamiento entre el prestador
de los servicios públicos y el usuario de los mismos, entre la gerencia y
el trabajador, lo que se concreta en lentitud y exceso de trámites;
falta de flexibilidad y capacidad resolutiva, producto de una exagerada y
formal adherencia de los funcionarios y empleados públicos a los
reglamentos, a los procedimientos y métodos consignados y rutinarios.
Esta es ya su deformación, el burocratismo, que multiplica las reglas y
las dificultades, deviene ineficiencia, pereza y derroche de medios, y
por ende se reproduce aumentando la ‘necesidad’ de puestos para atender
los problemas, no para solucionarlos. Su tendencia es a hipertrofiar el
aparato estatal o el de cualquier otra entidad.
Entre las deformaciones y vicios burocráticos se encuentran
los siguientes: jerarquía vertical de autoridad poco delineada, que
puede causar confusión y conflictos de competencia; excesiva actividad
regulatoria, duplicación de esfuerzos e ineficiencia; actuación mecánica
con procedimientos tecnicistas, sin importar la calidad de las
decisiones y sus efectos y que transforman una simple tramitación en un
tormento. A ello se unen inercia y tendencia a retrasar acciones y
decisiones y a demorar las adaptaciones a nuevos procesos y
circunstancias; suposiciones de que el entorno burocrático es por
definición el correcto, provocando que su organización sea poco flexible
y generando un ambiente propenso al nepotismo, la corrupción y a
enfrentamientos personales, pudiéndose crear mecanismos de contratación y
promoción no basados en méritos.
De igual forma el burocratismo
tiende a desarrollar un velo de misterio, dejando de lado a la opinión
pública cuando la información se cierra sobre sí misma en cada
subsistema, bajo el celoso control de un jefe, que con ello extiende sus
prerrogativas. A esto se unen explicaciones ‘mágicas’ para absolverse
de responsabilidad y “lavarse las manos”; es la actitud que asumen
muchos directivos, y que influye en los trabajadores, para
salvaguardarse de sus insuficiencias, errores y malas prácticas
administrativas. Se tiende como única salida a lanzar “hacia arriba” el
problema o a solicitar más personal para realizar la tarea. En casos
extremos el burócrata trata a los seres humanos como objetos
impersonales y se inclina a ver en el mundo un simple objeto de su
actividad formal, fija y rutinaria, y con un horizonte limitado.
En
este punto vale la aclaración del periodista Jorge Gómez Barata cuando
plantea que “si bien antes se creía que la burocracia era una categoría
ligada a los papeles y los trámites, hoy se sabe que es una forma de
pensamiento, un estilo de dirección y una actitud ante la vida. El
burócrata, que es un ser mediocre, cuadrado, desconfiado, con frecuencia
arbitrario e implacable que lo enfoca todo desde una perspectiva
administrativa, cuando mira ve el bosque, no los árboles y de la gente
capta a la multitud, jamás al individuo”. Y agrega, como algo bien
preocupante, que tal forma de pensar y tales hábitos también permean
áreas del quehacer social y escenarios políticos en nuestro país, donde
se libran las grandes batallas. viii
La
mentalidad burocrática está vinculada con la corrupción, sobre todo en
aquellos a los que no les conviene que cambie el sistema de
prohibiciones, dilaciones, impunidad y las correspondientes
posibilidades de «mordidas» para que un trámite llegue a feliz término.
Un problema mayor, y fuente de grandes peligros para el organismo
social, es si la burocracia llegara a transformarse en un factor
autónomo, así como el desarrollar su propia forma de pensar y sus
intereses al margen de la sociedad, el exceso de potestades de algunos
órganos y funcionarios y la defensa conservadora de los privilegios
materiales que incluyen los de autoridad y de poder a los cuales los
individuos dan mucha importancia. ix
Es
inherente a todo cargo el estar investido de autoridad y de potestades
que proporcionan cierto “poder” y condiciones para la ejecución de las
funciones correspondientes. No obstante quienes ocupan tales posiciones
deben estar conscientes y alertas de que ahí están, en forma embrionaria
y potencial, gérmenes de la burocratización. También es importante
entender que la diferenciación al ocupar cargos en el sistema de poder
del Estado es funcional, pero si no es sujeta a fiscalización y control puede adquirir carácter social x
cuando se empieza a gozar de seguridades y privilegios excesivos, y
cuando el ejercicio del poder se transforma en especialidad de un grupo
social determinado, e incluso, con las potencialidades – en ciertas
circunstancias – de devenir una tecnocracia que suplante poderes
soberanos. xi
En
este caso el burocratismo es directamente contrapuesto al ejercicio y
desarrollo de una verdadera democracia revolucionaria, y al crucial
objetivo del socialismo de eliminar progresivamente la enajenación
humana.
El asunto no es de fácil solución, como ya se ha dicho
viene de larga data y se manifiesta en todos los confines. No puede ser
abolido el burocratismo por decreto, no puede ser comprendido si no
examinamos entre sus causales cierto deterioro del debate crítico y de
distanciamiento de la ideología socialista.
EL BUROCRATISMO EN NUESTRO MEDIO.
En
columna de opinión publicada en el diario Granma, la conocida
intelectual Graciela Pogolotti, arremete contra el modo de pensar
burocrático y escurridizo que ha echado anclas en nuestro país desde
hace años. También alerta acerca de procederes insensibles de quienes
ostentan el monopolio del saber y los accesos, el secretismo y la rutina
del hacer y del pensar, el celo con el pequeño espacio propio y todo lo
que pone en peligro la obra grande, contribuye al malestar del pueblo,
al descrédito de las instituciones y que atenta contra “los propósitos
que constituyen la razón de ser del proceso revolucionario” xii
El Ché, en el ya citado artículo Contra el Burocratismo,
señaló que entre las causas del fenómeno en nuestro país, aparte de
deficiencias organizativas y la copia de elementos del modelo soviético,
estuvo la adopción de medidas centralizadoras que “se explicaban por la
escasez de cuadros medios y el espíritu anárquico anterior, lo que
obligaba a un celo enorme en las exigencias de cumplimiento de las
directivas”. Pero, identificaba otras causas como son la falta de
conciencia revolucionaria y el conformismo frente a lo que anda mal, a
la vez que consideró que ante “ cierta dosis de desesperación frente a
problemas repetidos que no se pueden resolver, el individuo, o grupos de
individuos, se refugian en el burocratismo, llenan papeles, salvan su
responsabilidad y establecen la defensa escrita para seguir vegetando o
para defenderse de la irresponsabilidad de otros.”
A pesar de las
tempranas alertas de Fidel y el Che ¿qué otras circunstancias
permitieron que la deformación burocrática y la ineficiencia
administrativa se extendieran en nuestro país? La respuesta incluye
diversos factores como la carencia de recursos, los excesos de
prohibiciones y regulaciones, la hipertrofia de roles del Estado en la
micro-economía, en la distribución al detalle y el paternalismo. También
influyen factores estructurales, derivados del insuficiente nivel de
desarrollo de las fuerzas productivas, así como la falta de
actualización y revitalización de algunas instituciones y organizaciones
para evitar el formalismo, la rutina, el freno a la creatividad popular
y la demora de respuesta a los problemas. En algunos casos el quehacer
indeciso, formal y rutinario origina los inventarios ociosos, el
despilfarro y el atraso de inversiones y de suministro de recursos.
El
asunto también se relaciona con violaciones a la disciplina y a la ley y
se vincula con la política de cuadros y el largo ejercicio de los
cargos, con los métodos de dirección de los organismos partidarios y
gubernamentales y, en ocasiones, con la asignación de tareas a
funcionarios de los niveles medio e inferior que no van acompañadas de
una precisión sobre las pautas y límites de las funciones y potestades.
En esta línea el Che alertó sobre la necesidad de que las
responsabilidades sean definidas dentro de cauces determinados y, sobre
esta base, dar las más amplias facultades posibles. Al mismo tiempo
enfatizó sobre la necesidad de precisar lo que es fundamental en el
trabajo y de limitar lo accesorio para “encaminar hacia otros frentes a
una gran cantidad de empleados innecesarios, que no trabajan, realizan
funciones mínimas o duplican las de otros sin resultado alguno. xiii
Otra
forma de burocratismo que nos ha afectado es el de cuadros dirigentes
insensibles ante el malestar popular y que a la vez se hallan algo
encerrados en sus despachos y aislados respecto del personal y de las
entidades bajo su dirección. De esta forma desconocen situaciones de
autoritarismo y violación de la ley y la disciplina en las dependencias a
su cargo, o conociéndolas hacen oídos sordos y no toman las medidas
para garantizar la atención o respuesta a los reclamos de usuarios y
trabajadores, según el caso.
Detrás de cada funcionario o
burócrata irresponsable hay un cuadro que lo dirige y le permite su modo
de actuar. La ausencia de control propicia los abusos, y además
favorece la subsistencia de obstáculos burocráticos que pueden paralizar
cambios que se emprenden y acarrear consecuencias mucho más nefastas,
como bien se alerta en el Informe Central al VI Congreso del Partido.xiv
En
el citado discurso de 1967, Fidel decía: “¿Pero qué pasaba con la
batalla y la lucha contra el burocratismo?… Sirvió para demostrar la
falta de conciencia que hay en la administración de nuestro Estado
acerca de la magnitud y de la importancia de ese vicio; demuestra que
hemos estado en gran parte predicando en el desierto, arando en el
mar...” Y añadía: “Porque esta lucha…no se gana con discursos solamente,
no se gana con consignas. Y de nada vale que les hagamos a los obreros
una conciencia del problema si los funcionarios administrativos de la
Revolución no la tienen”.
Ha habido denuncias y la máxima
dirección del país ha adoptado nuevas medidas en ámbitos donde
anteriores esfuerzos han sido infructuosos, pero debemos reconocer que
aún son muchos los retos, objetivos y subjetivos, que deben enfrentarse
en la batalla contra el burocratismo. Para su éxito es necesario
desarrollar mecanismos de control que se combinen con vías de
participación del pueblo, ya sean obreros, usuarios, vecinos, o
consumidores, para lo cual se requiere suministro de información sobre
las estructuras burocráticas, de su magnitud numérica, de las
prerrogativas y “privilegios” inherentes a los cargos, de las medidas
que se toman contra sus deformaciones. La lucha contra el burocratismo
tiene que ser consistente e integral y teniendo en cuenta que en
ocasiones los vicios y deformaciones también incluyen mecanismos de
defensa que pueden operar a favor de los propios burócratas.
En
el contexto de difíciles condiciones económicas, de escaseces y de
necesarias transformaciones en el modelo económico para eliminar
distorsiones como el igualitarismo o las llamadas plantillas infladas,
de no ser consistente y radical el enfrentamiento al burocratismo,
existe el riesgo de que se produzca una cierta impunidad burocrática,
que sume descontentos en la población. Asimismo, puede propiciar
estrangulamiento de la iniciativa popular y alimentar la apatía ante lo
que pudiera considerarse como irremediable, con tendencia a lo que el
argot popular ha llamado “no coger lucha pues nada se va a resolver”.
Al respecto hay que notar – como se expresó durante las discusiones de los Lineamientos de la Política del Partido y la Revolución
aprobados por el VI Congreso del Partido – la carencia de efectivos
mecanismos de protección al consumidor con ausencia de vías, asequibles y
adecuadamente divulgadas para canalizar denuncias o quejas o, cuando
las hay, algunas van al mismo organismo o departamento de reclamaciones
que, respecto al problema o la negligencia, resultan « juez y parte»
alimentando la apatía y el conformismo, funcionales a la impunidad
burocrática. Eso también se suma a las dificultades y carencias
objetivas que, ya de por sí, hacen difícil enfrentar muchos de los
asuntos que afectan el día a día ciudadano.
REEMPRENDEMOS NUESTRO ANDAR POR BUEN CAMINO: LA LEY Y LA PARTICIPACIÓN POPULAR.
En
Cuba se lleva a cabo un proceso de perfeccionamiento funcional y
estructural del Estado a todos los niveles, incluyendo el
redimensionamiento del aparato del gobierno, la reducción de plantillas
innecesarias en el sector administrativo, las propuestas para establecer
límites en el ejercicio de los cargos, acciones serias y judiciales
contra la corrupción, así como políticas para eliminar prohibiciones
irracionales y simplificar algunos trámites, todo dentro de un marco
legal.
Refiriéndose a las prohibiciones y medidas restrictivas
que hacen más daño que beneficio, en diciembre de 2007 Raúl Castro
expresó que, aunque en algún momento muchas de ellas fueron necesarias,
no pocas han sido superadas por la vida además de que detrás de cada
prohibición incorrecta pueden ampararse un buen número de ilegalidades.
Muy a tono con esto son las medidas que se han anunciado para obviar
canales burocráticos y que sean las leyes las que permitan asignar
recursos y agilizar trámites y no los funcionarios que deben aprobar,
por ejemplo la venta de una vivienda u otros trámites.
Se avanza
hacia un sistema que sea efectivo y estable, basado en el nombramiento,
contratación y promoción de los funcionarios o administradores públicos,
que deberá asentarse cada vez más en estudios rigurosos y exámenes
basados en las capacidades necesarias para ejecutar las funciones
correspondientes.
Las decisiones de otorgar mayores facultades a
las empresas, de impulsar la iniciativa de los territorios, y de una
mayor descentralización, deben reflejarse en un adelgazamiento del
aparato de gobierno, ganando en eficiencia y reduciendo la burocracia y
la carga económica que representa. xv
Muy
importante es el proceso prioritario, de lograr la distinción y
precisión de funciones del Partido y el Estado. La excesiva
identificación puede contribuir a deformaciones que alimenten el
burocratismo o a obstaculizar que el Partido desempeñe el papel crucial
que le corresponde para lograr el cambio de mentalidad, de estilos y de
visión a todos los niveles, desde los que dirigen hasta quienes atienden
al público en una ventanilla.
En el Informe Central al VI
Congreso del Partido, se indica que “debemos cultivar y preservar la
interrelación incesante con las masas, despojada de todo formalismo,
para retroalimentarnos eficazmente de sus preocupaciones e
insatisfacciones”. A nuestro juicio ello también incluye el estimular la
democracia obrera para que pueda haber un combate contra el
burocratismo desde las bases.
Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución
aprobados por el VI Congreso, son un instrumento de la mayor
importancia para esos fines. Dos lineamientos tratan el tema de los
controles sobre la gestión, el número 8 que llama a establecer un
incremento de las facultades de las direcciones de las entidades
asociado a la elevación de su responsabilidad sobre la eficiencia y el
control, y el número 11 que precisa que “el control externo sobre la
gestión se basará principalmente en mecanismos económico-financieros,
sin excluir los administrativos”. Sin embargo, para un exitoso
enfrentamiento al poder burocrático y a las deformaciones en la gestión
pública, junto a un más efectivo control interno, deben potenciarse
formas concretas de participación popular, que no interfieran con lo
establecido, sino que ayuden a su fiscalización y alerten hacia su
readecuación.
Es fundamental que en la práctica se potencie el
rol de los trabajadores en esos empeños si se tiene en cuenta que l os
cambios que se emprenden exigen u n papel creciente de las masas en la
economía; control obrero y popular como parte del remedio, así como
participación en la toma de decisiones en los centros laborales. De
igual forma las transformaciones en marcha requieren que esté
disponible, entre otras informaciones, la referida a planes y recursos
asignados a cada centro laboral o instancia de gobierno.
Al
respecto recordamos la importancia concedida por el Che a la
articulación entre Fidel y la dirección revolucionaria con las masas y
sus alertas en El Socialismo y el Hombre en Cuba sobre la necesidad de lograr que los que ostentan cargos tengan “una conexión más estructurada con la masa”.
En
esto se ha avanzado, pero esa conexión no ha sido muy efectiva en lo
relativo al control de la gestión administrativa y empresarial; hoy esa
vinculación debe adquirir un carácter orgánico en el enfrentamiento al
burocratismo que, como ya se ha dicho, puede poner en peligro el proceso
revolucionario. Esa conexión es factible en las condiciones de nuestro
país donde la estrecha relación gobierno-pueblo y la atención priorizada
a la justicia social, hacen innecesarias formas de expresión y reclamos
confrontacionales como ocurre en otros países. En la “ conexión más
estructurada con la masa” el papel a desempeñar por el Partido, el Poder
Popular y todo el sistema del pueblo organizado se eleva para evitar
que la canalización y la solución o no de los problemas que afectan a la
población recaiga de forma absoluta sobre entidades burocráticas.
Para
ello también se requiere dar un vuelco al suministro de información
sobre la gestión pública eliminando los enfoques formales de nuestros
medios de prensa que en ocasiones, no han estado al ritmo del pulso
social, de las necesidades sentidas de la población. Cabe apuntar que
las nuevas tecnologías de la información, que ya se aplican en el país,
pueden también ayudar a derrotar el burocratismo, a reducir su marco de
predominio y las posibilidades de corrupción.
De forma consciente
el pueblo cubano y su gobierno siguen un camino que debe dar al traste
con las deformaciones y vicios burocráticos que nada tienen que ver con
el socialismo a la vez que retoman lo más avanzado del pensamiento
sociopolítico que desnuda ese indeseable fenómeno. Al respecto nos
sentimos identificados con las reflexiones de Eduardo Galeano cuando
refiriéndose al burocratismo plantea que desprestigia al socialismo; que
“la justicia social no tiene por qué ser enemiga de la libertad, ni de
la eficacia” y que en la lucha contra ese fenómeno “el socialismo tiene
planteado ese tremendo desafío en el mundo de nuestro tiempo”.
En
el marco de transformaciones que abre el VI Congreso del Partido
suscribimos sus palabras en referencia a nuestra Revolución: “Cuba busca
un camino propio para salir del atolladero burocrático. Yo creo que lo
encontrará, más temprano que tarde. Porque la burocracia se reproduce
repitiéndose, pero las revoluciones, cuando son verdaderas, se multiplican transformándose”.xvi
Notas
iErnesto
Che Guevara “Contra el Burocratismo”, Revista Cuba Socialista, La
Habana, febrero de 1963. También puede consultarse la versión digital de
esa Obra en http/cheguevara.cubasi.
ii Discurso
del Comandante Fidel Castro Ruz, Conmemoración VI Aniversario de la
Revolución, Plaza de la Revolución, La Habana, 2 de enero de 1965.
iii
Lenin, Observaciones al Proyecto de “Estatuto de la Inspección Obrera y
Campesina” del 24 enero 1920 y “Es Preferible Menos, pero Mejor”, Obras
Completas, Moscú, 1987, Tomo 45
iv Carlos Marx , “Critica de la Filosofía del Estado de Hegel”, Editora Política, La Habana, 1966 p 78-80,
v
En 1916, en “Administración Industrial y General” Henry Fayol analizó
los factores que influyen en un sistema de administración eficiente
resaltando los relacionados con las responsabilidades y cargos, la
disciplina y otros que pueden propiciar un ambiente anti burocratismo.
Se refirió a las responsabilidades de dirección y mando que requieren
precisión de los intereses de las empresas, unidad de dirección y
autoridad para lograr unidad de acción y coordinación de esfuerzos.
Subraya que la capacidad de dar órdenes y esperar obediencia de los
demás, conlleva más responsabilidades.
vi
Ver Max Weber “Economía y Sociedad”, Fondo de Cultura Económica,
México, 1964, p 66 3 -7 3 6. En esta Obra Weber (1864-1920) analiza los
principios que regulan un sistema burocrático como son delineación y
regulación de funciones de acuerdo a criterios impersonales con
responsabilidades bien definidas y como parte de una jerarquía de
autoridad, con derechos y deberes apropiados de supervisión y apelación.
Subraya que los funcionarios no son propietarios de los recursos que
utilizan en el desempeño de sus funciones, pero sí responden por su
adecuado uso o conservación a lo que se suma el principio de que las
posiciones y funciones no pertenecen ni pueden ser apropiadas por los
funcionarios, ni pueden ser transferidas por su decisión unilateral,
violando los canales que aseguran la idoneidad. Resalta principios
éticos, por ejemplo, con relación a los ingresos por el desempeño de las
funciones que deben ser discernibles de cualquier otro ingreso; la
lealtad de los funcionarios debe basarse en el correcto desempeño de sus
funciones y según la ley.
vii
En esa intervención Fidel también planteó: “ tenemos que ver cuáles son
los métodos que estorban el desarrollo de nuestro país.., qué es lo que
frena, y cómo nosotros vamos eliminando todo eso que frena. “Y nosotros
tenemos que luchar por la erradicación de la vieja concepción de lo que
es un ministerio.., con métodos revolucionarios de trabajo, con gente
que se meta en las fábricas, que se meta en las unidades de producción,
que vea lo que traba, que vea los problemas... Y explicándoles estas
cuestiones a algunos compañeros les decía: el avance futuro de la
Revolución se medirá por el número de menos empleados administrativos
que haya cada año…”
viiiJorge Gómez Barata, “Cuba: Otro solo de la Pogolotti”, en Argenpress.info; 25 julio 2011
ix Ernest Mandel – “La Burocracia”, 1969 y, Cristian Rakovsky - Los peligros profesionales del poder, 1928. Versiones digitales.
x
Ver Francisco. José Martínez ‘Las concepciones antropológicas de Marx y
Engels”, revista. Papeles de la FIM #1, Madrid, p 25-27. Se refiere al
análisis histórico que hace Engels en “El Origen de la Familia, la
propiedad privada y el Estado” sobre el surgimiento de las
desigualdades. “Engels estudia dos mecanismos esenciales, uno que ha
tenido lugar con el surgimiento del despotismo oriental y la democracia
primitiva en base a que el poder de función , asociado con
el desempeño de ciertos intereses comunes como la coordinación del
trabajo, las obras públicas, etc., se había ido independizando y
convertido en un poder de explotación …”
xi
En la URSS y Europa del Este el carácter especializado y ‘profesional’
de la burocracia y su capacidad de reacomodo y de ‘legitimarse’ le
otorgaron cierto grado de aislamiento respecto a los cambios políticos
que tuvieron lugar a fines de la década de los 80 y desde la propia
superestructura política elementos de la burocracia tuvieron un papel
sustantivo en los procesos que llevaron a la caída del “socialismo”
soviético, ya de por sí burocrático. Lo ocurrido habría sido también, en
alguna medida, un triunfo de la burocracia como «cuerpo» ante un’
intento de perfeccionar el socialismo.
xii Graciela Pogolotti, “Otra vuelta de tuerca al pensamiento burocrático”, diario Granma, 21 de Julio de 2011
xiiiErnesto Che Guevara, Obra citada xiv
En el Informe al VI Congreso del Partido se reconocen deficiencias
presentadas en la instrumentación de algunas medidas a causa de
obstáculos burocráticos y se indica que “nuestros cuadros tienen que
habituarse a trabajar con los documentos rectores que emiten los órganos
facultados y abandonar el irresponsable vicio de engavetarlos. La vida
nos ha aleccionado que no basta con promulgar una buena norma jurídica…
Es preciso además, preparar a los encargados de ejecutarlas,
supervisarlos y comprobar el dominio práctico de lo establecido”...
“debemos cultivar y preservar la interrelación incesante con las masas,
despojada de todo formalismo, para retroalimentarnos eficazmente de sus
preocupaciones e insatisfacciones”
xv
“El modelo excesivamente centralizado que caracteriza actualmente
nuestra economía deberá transitar, con orden y disciplina y con la
participación de los trabajadores, hacia un sistema descentralizado… La
experiencia práctica nos ha enseñado que el exceso de centralización
conspira contra el desarrollo de la iniciativa en la sociedad y en toda
la cadena productiva, donde los cuadros se acostumbraron a que todo se
decidiera ‘arriba’ y en consecuencia, dejaban de sentirse
responsabilizados con los resultados de la organización que dirigían…
Esta mentalidad de la inercia debe ser desterrada definitivamente para
desatar los nudos que atenazan al desarrollo de las fuerzas
productivas”. Informe Central al VI Congreso del PCC. xvi
Eduardo Galeano - “Una obra de este mundo”, 1989, en El Tigre Azul y
otros relatos. Editorial Ciencias Sociales, La Habana 1991, p. 110,
"Mi país es pobre, mi piel mejunje, mi gobierno proscrito, mis huestes utópicas." Silvio Rodríguez
viernes, 23 de septiembre de 2011
Raigambre popular vs. mala hierba
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