Por: Pablo Valiente
La cultura cipaya. Fotocomposición: Alba Ciudad
La cultura cipaya. Fotocomposición: Alba Ciudad
“Cree el ladrón que todo el mundo es de su misma condición”, reza un viejo refrán español, que hoy parece dicho a la medida de quienes insisten en la burda mentira de la injerencia cubana en Venezuela, en la presencia de decenas de miles de militares, se han atrevido a nombrar personas sin una elemental búsqueda de información, que los dejaría descolocados y hasta piden cesar las relaciones económicas bilaterales.
Las alegaciones, en boca de altos cargos del gobierno de Estados Unidos, de congresistas de ese país y de la prensa transnacional y oligárquica del mundo, son replicadas hoy por sectores políticos derechistas europeos y latinoamericanos y por la mafia anticubana de la Florida y otros personajillos que, como rémoras oportunistas, se mueven alrededor de los tiburones, pescando sus bocadillos.
Hace 57 años los Estados Unidos cometieron errores similares, cuando trataron a Cuba como un satélite soviético durante la crisis de los misiles de octubre de aquel año. Solo tuvieron conciencia real de aquel error treinta años después, durante un encuentro en La Habana entre Fidel Castro y el exgeneral Robert McNamara.