Por Aymara Vigil
En su reciente artículo “De ninguna manera debe favorecerse el tráfico ilegal de personas”, el intelectual cubano Rolando López del Amo, escribió una frase elocuente sobre este fenómeno: “Las contradicciones de la política de los Estados Unidos hacia Cuba hacen que un ciudadano cubano al que el gobierno de los Estados Unidos le ha negado visa de entrada por las vías normales, sea aceptado como residente en ese país si ingresa a él clandestinamente. El resto de los latinoamericanos que arriben ilegalmente, son apresados y expulsados del país. Si los Estados Unidos adoptaran una ley de ajuste latinoamericana, los territorios arrebatados a México en el siglo XIX se repoblarían de los descendientes de sus ancestros”.
El contraste entre las facilidades otorgadas a los cubanos se hace cada vez más evidente. En entrevista con la Agencia Cubana de Noticias, el abogado norteamericano y especialista en temas migratorios, José Pertierra, aseguró que mientras el resto de los emigrantes que llegan a Estados Unidos son perseguidos —al punto de que el Departamento de Seguridad contrata prisiones privadas para encarcelarlos, lo que incluye a mujeres y niños—, los cubanos son medidos con reglas diferentes. De ahí que se cree una notable desigualdad en el trato.
Los propios congresistas estadounidenses de origen cubano reconocen que los presupuestos fundamentales para refugiar a exiliados políticos cubanos se debilitan día tras día. Un artículo de El Nuevo Herald de Miami, el 7 de enero de 2015, recoge la opinión del senador Marcos Rubio, aspirante a la presidencia por el Partido Republicano y exponente de la ultraderecha de Miami:
El propio Departamento de Estado norteamericano y el Immigration and Naturalization Service atribuyen el asilo político cuando “haya persecución personal por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo determinado o bando político”. En caso de ser así, deben ser presentadas las pruebas que evidencien su categoría de personas perseguidas o en peligro de serlo en determinado momento por las razones anteriormente expuestas. Además, reconocen que la insatisfacción política per se, no justifica el otorgamiento de la condición de refugiado político.
La situación de los cubanos que desde
hace más de 15 días se encuentran en la frontera entre Costa Rica y
Nicaragua como tránsito hacia Estados Unidos, acapara la atención
internacional. Pero, ¿qué hay realmente detrás de toda esta situación?
Para nadie es un secreto que estos
cubanos salieron legalmente de Cuba hacia otros países de Latinoamérica,
cumpliendo las regulaciones migratorias vigentes. Sin embargo, para
Washington y los grandes medios de la prensa internacional, todo el que
decide realizar su proyecto de vida fuera de la Isla no es un emigrado,
sino que, por el simple hecho de vivir en un país socialista, se
convierte automáticamente en un perseguido por sus ideas políticas.
Mientras, parecen omitir deliberadamente que, con la promulgación de la
Ley de Ajuste Cubano en otro intento por desestabilizar a nuestra
nación, Estados Unidos confirió un trato privilegiado a todos los que
abandonaran Cuba y pisaran suelo estadounidense.
Esta Ley de 1966, creada por el
Congreso, amparaba a los supuestos refugiados cubanos que llegaban, con
el propósito de facilitar la legalización de quienes decían ser
perseguidos políticos. Casi 50 años después, ya derrumbado el muro de
Berlín y desintegrada la URSS, nada cambió. Los cubanos pueden ingresar a
Estados Unidos sin visas ni verificaciones de antecedentes penales; son
el único grupo de migrantes en el mundo que al arribar a ese país son
considerados refugiados políticos elegibles para asistencia social y
otro tipo de ayudas; son los únicos que luego de un año y un día pueden
obtener la residencia permanente y, sin comprometer su estatus
migratorio, pueden regresar a Cuba antes de convertirse en ciudadanos
estadounidenses.
Para colmo de males, en medio de una
escalada contra Cuba, cuando el tema migratorio bilateral parecía
ordenarse tras los acuerdos de 1994, apenas un año después, el Gobierno
estadounidense implementó la política de “pies secos, pies mojados” que
establecía que los cubanos capturados en el mar fueran devueltos a Cuba,
pero quien tocara tierra sería acogido bajo la protección del status de
refugiados políticos. Se trata de un estímulo a la emigración ilegal,
privilegios que no disfrutaban, ni disfrutan, los emigrados de ninguna
otra nacionalidad.
Una experta en temas vinculados a Cuba,
Vicki Huddleston, excoordinadora de Asuntos Cubanos en el Departamento
de Estado entre 1989 y 1993 durante la Administración del republicano
George H. Bush y exjefa de la Sección de Intereses de Estados Unidos en
La Habana entre 1999 y 2002, durante la Administración del demócrata
William Clinton, se pronunció al respecto en The New York Times:
“Bajo una política informal conocida como “pies mojados, pies secos”,
los cubanos capturados en las aguas entre Cuba y los Estados Unidos son
enviados a casa o a un tercer país, mientras que los cubanos que llegan a
las costas de Estados Unidos se les permite quedarse. Esta política
tiene que ser rescindida —una acción que puede ocurrir a través de una
orden ejecutiva— para fomentar la migración segura y ordenada y para
salvar vidas”.
En su reciente artículo “De ninguna manera debe favorecerse el tráfico ilegal de personas”, el intelectual cubano Rolando López del Amo, escribió una frase elocuente sobre este fenómeno: “Las contradicciones de la política de los Estados Unidos hacia Cuba hacen que un ciudadano cubano al que el gobierno de los Estados Unidos le ha negado visa de entrada por las vías normales, sea aceptado como residente en ese país si ingresa a él clandestinamente. El resto de los latinoamericanos que arriben ilegalmente, son apresados y expulsados del país. Si los Estados Unidos adoptaran una ley de ajuste latinoamericana, los territorios arrebatados a México en el siglo XIX se repoblarían de los descendientes de sus ancestros”.
Si estos beneficios que se confieren
solo a los cubanos fueran ofrecidos a emigrantes de otras
nacionalidades, el territorio norteamericano sería ocupado en cuestiones
de días por una avalancha; sin embargo, aun cuando se empeñan en vender
la imagen de que los de la Isla huyen despavoridos hacia suelo
estadounidense, estadísticas del Centro de Investigaciones Pew, con sede
en Washington, muestran que en el 2010 el mayor por ciento de
emigrantes los aportaban México, El Salvador, Guatemala, Honduras,
Panamá y República Dominicana. Estos países, contradictoriamente, no
cuentan con una Ley de Ajuste.
Datos del último censo realizado en
Estados Unidos evidencian otra verdad innegable: los mayores procedentes
de titulares de la green card son, en este orden: mexicanos, chinos,
indios, filipinos y dominicanos.
El contraste entre las facilidades otorgadas a los cubanos se hace cada vez más evidente. En entrevista con la Agencia Cubana de Noticias, el abogado norteamericano y especialista en temas migratorios, José Pertierra, aseguró que mientras el resto de los emigrantes que llegan a Estados Unidos son perseguidos —al punto de que el Departamento de Seguridad contrata prisiones privadas para encarcelarlos, lo que incluye a mujeres y niños—, los cubanos son medidos con reglas diferentes. De ahí que se cree una notable desigualdad en el trato.
A tono con los intereses subversivos de
la política norteamericana hacia Cuba, a los nacidos en la mayor de las
Antillas se les concede la famosa green card; pero para el resto de los
emigrantes la frontera con México constituye una barrera que cada vez se
torna más infranqueable. Según declaraciones de Jeh Johnson,
secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en los últimos tres
años la cantidad de emigrantes capturados en el límite fronterizo de
Estados Unidos, asciende a 1 224 000.
Los propios congresistas estadounidenses de origen cubano reconocen que los presupuestos fundamentales para refugiar a exiliados políticos cubanos se debilitan día tras día. Un artículo de El Nuevo Herald de Miami, el 7 de enero de 2015, recoge la opinión del senador Marcos Rubio, aspirante a la presidencia por el Partido Republicano y exponente de la ultraderecha de Miami:
Otros como Mario Díaz-Balart, reconocen que
en el Congreso federal muchos se preguntan sobre el verdadero espíritu
de la Ley de Ajuste Cubano, pues si en la Isla se persigue y reprime a
las personas y, por tal razón, se les permite ingresar a Estados Unidos
en carácter de refugiados políticos, entonces, cómo es qué regresan a
Cuba varias veces al año sin que les suceda nada.
Un cable de Associated Press publicado
en The Washington Post, el pasado 23 de noviembre, afirma que,
irónicamente, el Gobierno cubano comparte la tesis de un creciente
número de legisladores cubanoamericanos que consideran que la Ley de
Ajuste Cubano, propia de la Guerra Fría, está siendo abusada por los
inmigrantes económicos de Cuba, en lugar de ser concebida para los
refugiados políticos como originalmente estaba prevista.
La prensa anticubana calla, con toda
intención, que en las últimas décadas solo una ínfima parte de los
cubanos que emigraron hacia Estados Unidos califica para la condición de
refugiados políticos planteada por la Convención sobre el Estatuto de
los Refugiados de la ONU y son, esencialmente, personas que anhelan el
regreso de Cuba al capitalismo y trabajaban dentro de nuestro territorio
nacional al servicio de un gobierno extranjero, en este caso del propio
Estados Unidos, para el que servían como asalariados en un contexto de
Guerra Fría.
El propio Departamento de Estado norteamericano y el Immigration and Naturalization Service atribuyen el asilo político cuando “haya persecución personal por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo determinado o bando político”. En caso de ser así, deben ser presentadas las pruebas que evidencien su categoría de personas perseguidas o en peligro de serlo en determinado momento por las razones anteriormente expuestas. Además, reconocen que la insatisfacción política per se, no justifica el otorgamiento de la condición de refugiado político.
Continuará…
(tomado de http://razonesdecuba.cubadebate.cu)
(tomado de http://razonesdecuba.cubadebate.cu)
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