martes, 8 de diciembre de 2015

“Cuba Libre”, la película

Por: José Raúl Concepción Llanes

Cartel de la película "Cuba Libre", de Jorge Luis Sánchez.
La película “Cuba Libre” fue dirigida por Jorge Luis Sánchez.

El filme se titula Cuba Libre y termina con una imagen de negocios estadounidenses asentados aquí durante la ocupación militar de 1898. La película es atípica para el espectador cubano, que verá a mambises no idealizados gritando “¡Viva Cuba y los Estados Unidos también!” Verá a los simpatizantes con el ejército norteamericano, quizás no tanto como traidores, sino como ingenuos, faltos de carácter, oportunistas. “¿Es bueno que vengan los americanos esos?” – pregunta el niño Simón a la anciana Ma Julia – “depende de lo bueno que sean los jefes de acá”, le responde.

Hace más de un siglo pecamos de ingenuos y todavía tenemos una base naval en Guantánamo. Una vez fue suficiente.
La trama se centra en los últimos meses del conflicto Hispano-Cubano-Norteamericano y en la posterior ocupación militar. Trata una época sensible para nuestra historia, cuando después de una Guerra Grande y otra Chiquita se rearmó el ejército cubano, que luego fue apartado por los estadounidenses, quienes vinieron a “ayudar” para neocolonizar la Isla.

Aquella fue una generación frustrada, que retrató con fina ironía Carlos Loveira en su novela Generales y Doctores (1920). Porque la guerra la secuestraron los norteamericanos, pero también muchos generales y doctores cubanos, grandes “vencedores” al hacer fortuna a partir de su reputación en el conflicto.

Martí había organizado casi todo, se había ganado – no sin antes pasar mucho trabajo – el respeto de Gómez y Maceo, y había ideado lo que sería la República. Pero Martí se arriesgó y murió demasiado pronto. Por desgracia, ninguno de quienes le sobrevivieron había sido capaz de entender toda la dimensión de su pensamiento y la República se quedó huérfana antes de nacer. Los Estados Unidos llegaron en 1898 a una Cuba sin un líder indiscutible, porque Martí y Maceo ya no estaban, porque Gómez era dominicano, estaba cansado y tenía 62 años – una buena parte de ellos los había pasado en la manigua – porque Tomás Estrada Palma se pasó al bando de los oportunistas, porque el país estaba desgastado.

Antes había sido la época de los tres partidos que dividían a los cubanos: el Conservador, que era pro-español; el Autonomista, partido complejo y lamentablemente poco estudiado, donde militaban lo mismo patriotas que españoles y que deseaba convertir a Cuba en región autónoma de la metrópoli; y el Revolucionario, el de Martí, el independentista, el único prohibido y perseguido, el que organizó y protagonizó la Guerra, pero el que no pudo ganarla. Todavía se discute si el 20 de mayo de 1902 es una fecha digna de enaltecer en el calendario histórico de Cuba.

Pero regresemos a la película. El guion fue escrito en 1998, justo a 100 años de la ocupación militar, pero no fue aprobado hasta el 2012. Una historia que tardó 14 años en aprobarse para luego ser estrenada el 20 de octubre, Día de la Cultura Nacional.

Suscribo el dicho “no hay mal que por bien no venga”, porque al estrenarse en 2015, el director Jorge Luis Sánchez (55 años) aprovecha para establecer un paralelismo entre la historia y la actualidad, y comparar las intenciones y maneras en que se proyecta el gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba.

Sánchez, es graduado de Pedagogía, pero sus estudios de cine los hizo al trabajar en los años 90’s como asistente de José Massip, Fernando Pérez, Orlando Rojas y Fernando Birri. En esa década destacó también como documentalista, antes de permutar a la ficción en 2006 con El Benny y seis años más tarde hizo Irremediablemente juntos. Pero creo que con Cuba Libre, el cineasta habanero logra su filme más completo.

Cuba Libre es una cinta histórica con bastante rigor, aunque se toma un par de licencias con la intención de amenizar la trama. El trabajo en la producción fue bien complejo, al crear un caserío de la época filmando en varios pueblos de las afueras de La Habana como Jaruco y Tapaste, y también al elaborar los uniforme de los tres ejércitos, que logran una apariencia creíble. En ello trabajaron de manera activa – lo ha dicho Jorge Luis Sánchez varias veces – el ICAIC y el Fondo de Bienes Culturales.

Además, la película cuenta una historia que incluye a todos los personajes tipos de la época, convirtiéndose en ambiciosa, pero no aburrida.

Allí están el coronel mambí honrado, su subordinado ventajista convertido en alcalde, la cubana convencida de ser española, el cura corrupto, el astuto coronel yanqui, el jamaicano emigrante, la prostituta en especie, el soldado estadounidense amable, la anciana gurú, el general español frustrado y los niños, uno mambí y el otro traductor.

Entre las actuaciones me quedo con la de los más inexpertos, los pequeños Alejandro Guerrero (Simón, el hijo del coronel mambí) y Christian Sánchez (Samuel, descendiente de jamaiquinos), en especial el primero de ellos con su carismática sonrisa. Entre los adultos destacar al noruego Jo Adrian Haavind, único de los estadounidenses que parece nacido allí, gracias a como él mismo declaró en el estreno del 20 de octubre, “estudió mucho el acento norteamericano”. El reparto principal lo completan Isabel Santos, Manuel Porto y Adael Rosales.

En fin, Cuba Libre es una buena película, no creo que logre ser protagonista en la gala de premiación de este 37 Festival de La Habana, porque compiten otras mejores, pero merece la pena verla. “Es una película para que la gente disfrute y piense. Para que la gente reflexione sobre el país que queremos, sobre el país que tenemos”, ha dicho su propio director.

*Cuba Libre estará hoy lunes a las 5:30 pm en el Cine Yara
 
 Alejandro Guerrero (derecha) es Simón y Christian Sánchez, Samuel. Foto: ICAIC.

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