Por: Daylén Vega Muguercia
Sancti Spíritus fue fundada por el Adelantado Diego Velázquez en Cuba, hecho que se remonta a 1514, hace 500 años. Está situada al centro de la isla, a unos trescientos cincuenta kilómetros de la capital de la República. Su núcleo urbano, tesoro de la historia y la cultura, fue declarado Monumento Nacional el 10 de octubre de 1978.
El territorio espirituano estuvo poblado antes de la llegada de los españoles por grupos aborígenes – taínos y subtaínos – que se dedicaban a laborar la tierra y a la alfarería.
Se dice que en el mes de marzo quedó fundada la villa a orillas del río Tuinucú, “con una población de 36 vecinos”, según el informe que le hace al Rey de España el Gobernador Rojas.
A la ciudad se le designó su conmemoración el 4 de junio, día en que fray Bartolomé de las Casas criticó con valentía en el sermón de la Pascua Pentecostal las injusticias, tiranías y crueldades que los colonizadores cometían con los indios. Desde entonces se le conoce al padre De las Casas como Protector de los indios.
El primer asentamiento de la villa – todavía por descubrir el lugar preciso – se sitúa en una de las márgenes del río Tuinucú, en lugar conocido por Pueblo Viejo, entre los cacicazgo de Ornofay y Magón, prácticamente al centro de la costa norte y sur, y donde existía el mayor conglomerado de aborígenes, convertido de la noche a la mañana en buscadores de oro.
Ocho años después el centro poblacional fue trasladado a las márgenes del río Yayabo, siete kilómetros al occidente, y es aquí comienza su desarrollo hasta convertirse en ciudad de más de 120 mil habitantes y capital de la provincia del mismo nombre.
Aporte generoso ofreció Sancti Spíritus a la clarinada libertadora de 1868, como la familia Sánchez Valdivia, regazo de mambises, comparable a la estirpe de los Maceo. Ejemplo de tales valores fue el Mayor General Serafín Sánchez Valdivia (nació el 2 de julio de 1846), veterano de tres guerras y amigo y colaborador de Apóstol José Martí
El indomable carácter de los espirituanos es la principal razón que guía al Generalísimo Máximo Gómez a escoger este territorio en 1875 como teatro de sus operaciones mambisas.
SAVIA CULTURAL
La literatura, marcada por la obra en prosa de su principal figura Serafín Sánchez Valdivia, héroe de las tres guerras independentistas, en la manigua supo recoger poemas escritos por los mambises y que después fueron bautizados como: Poetas de la Guerra. Su obra principal esta recogida en su libro “Héroes Humildes”.
Entre otras figuras que llevaron a planos nacionales el arte espirituanos se encuentra Francisca Hernández de Zamora (1841-1931) , una de las poetas más importantes en toda la historia, Cesar Cancio; Anastacio, Oscar y Jacinto Fernández Morera. La “lira” empleada para serenatas tuvo sus más genuinos representantes en Miguelito Companioni, Rafael Gómez (Teofilito), Varona, Manolo Gallo y los trios Pensamiento y Miraflores.
Pintores como Oscar Fernández Morera, Rogelio Valdivia, Mariano Tobeña, José Antonio Rodríguez López, Juan A. Rodríguez Paz ( El Monje) recrearon sus pupilas en los disímiles rincones coloniales, mientras El Monje llena de fantasía sus lienzos y tintas con güijes de visita en la villa.
La literatura tiene en Tomas Álvarez de los Ríos, el doctor Juan G. Borrego y Julio Crespo Francisco, sus máximos exponentes.
En las mansiones vivía lo más selecto de la burguesía, pero sus calles sentían el paso de los caminantes más humildes que se reunían en diciembre para expresar musicalmente sus alegrías y penas. Eran noches de claves.
La clave espirituana, genuina manifestación artística local y voz velada que incitaba a la lucha armada y a la rebelión en las noches de Pascua, fue el embrión de los Coros de Clave. Juan Echemendía fundo “La Yaya”, primera agrupación de este tipo. Los coros formados por hombres y mujeres, versan al amor y a la vida, enamorados que cantan sus odas con profundas y hermosas melodías. Numerosos coros surgieron en los barrios espirituanos: “ Jesús María”, “ Santa Lucia”, “ Bayamo”, “ Joven Clave”, “ La Unión”, “La Enramada”, “Santana”, “Cádiz”, “ Palma”. Es digno recordar a Bazaín, Marín; José Fernández, Macario, Miguel Companioni -autor de la inmortal MUJER PERJURA y a Rafael Gómez ( Teofilito) con PENSAMIENTO. Hasta nuestros días llega la tradición con el Coro de Claves de Sancti Spiritus, la única agrupación de su tipo en el país.
EL PRIMER MENSAJE DE FIDEL
La juventud espirituana estuvo presente en la gloriosa gesta del Moncada, presidida por Fidel. Entre los asaltantes al bastión de la tiranía en Santiago de Cuba estaban Antonio Darío López, Ricardo Santana y Remberto Abad Alemán, asesinado luego de la acción.
En julio de 1955 Faustino Pérez organizó la primera célula del Movimiento 26 de Julio en la fábrica de tabacos Bauzá, en Cabaiguán.
La guerra en la Sierra Maestra se extiende al centro de la Isla, y en octubre de 1958 llegan al territorio espirituano, por el sur y el norte, sendas columnas del Ejército Rebelde. La columna 8 “Ciro Redondo”, comandada por Ernesto Che Guevara, la otra la 2 “Antonio Maceo”, con el legendario Camilo Cienfuegos al frente.
El triunfo revolucionario llegó a la ciudad de Sancti Spíritus el 23 de diciembre de 1958, cuando las fuerzas combinadas del 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, pusieron en fuga los reductos del ejercito batistiano.
El 6 de enero de 1959, en horas de la madrugada, llegó al Parque Serafín Sánchez, el Comandante en Jefe Fidel Castro encabezando la caravana que se dirigía a la capital del país. Miles de espirituanos vitorearon al jefe de la revolución triunfante quien les hablo desde uno de los balcones de la sociedad El Progreso.
En sus primeras palabras a los espirituanos dijo:
“Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden sus ideas, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más. Y si las ciudades se admiran y los pueblos se quieren por lo que han tenido de fe en las horas difíciles, es lógico que hacia esta ciudad como hacia otras especialmente en nuestra patria, sintamos nosotros especial cariño”.
Fuente: Sancti Spíritus Epílogo Para una Historia Inconclusa Autor Raúl I. García Álvarez
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