martes, 11 de febrero de 2014

CONDUCTA” SALDA UNA DEUDA CON EL MAGISTERIO CUBANO



Alina Rodriguez en un fotograma de la película cubana "Conducta".En un post publicado por Iván Barreto en su blog Maestro 
Cubano el pasado 13 de enero confesaba sentirse privilegiado al ser invitado al preestreno de la película “Conducta” que, según afirma y coincido con él, podría interesarnos a los educadores. Por estos días se estrena el filme en las salas de cine del país, así que aprovecho para compartir con mis lectores sus valoraciones sobre la obra.
Una excelente obra artística en cada una de las especialidades del ramo. La dirección y guión de Ernesto Darana, la fotografía de Alejandro Pérez, la dirección de arte de Erick Grass y Mariela López, la encargada de seleccionar a los niños que más que representar sus personajes vivieron su cotidianidad ante cámara. Para último he dejado, aunque no he mencionado a todo el staff, las actuaciones impecables deAlina Rodríguez, una actriz desdoblada en una genuina maestra formada en la Escuela Norma y el niño Armando Valdés Freire, un niño de mirada triste y esperanzadora, malo y bueno, fajador y amoroso, sobreviviente y generoso, tan convincente como el más experimentado de los actores del elenco.

La película, y no se embullen que no la voy a contar, reafirma lo compleja y multifactorial que es la labor educativa. A partir de la historia de Carmela, una maestra de educación primaria en la Habana Vieja, graduada de la escuela normal y que, como ella misma dice en uno de sus parlamentos, cada año tuvo un Chala, alumno de muy compleja situación social que solo encuentra en la escuela y en su maestra un poco de sosiego a una vida entre la madre alcohólica y drogadicta, sin conocer con certeza a su padre, en un barrio donde las peleas de perro y el juego ilícito le propician el sustento de la casa.
Carmela, como maestra al fin tiene sus propios problemas familiares, los cuales debe enfrentar en la misma medida en que los problemas de sus alumnos reclaman su atención; pues no es solo Chala, su principal dolor de cabeza, el único de sus alumnos que la obliga a enfrentarse a sistemas de normas y regulaciones ya establecidas. Poniendo siempre el interés mayor del niño como prioridad y convencida de que su trabajo es lo único que puede salvar a sus alumnos de su convulso entorno más cercano, es capaz de enfrentarse y reclamar, con la moral que la asiste, la atención diferenciada a cada uno de los problemas y sobre todo las posibilidades, aun en los más difíciles momentos de la labor de la escuela y del maestro darle a esos niños lo que su entorno le arrebata cada día: amor, generosidad, rigor y respeto.
El mayor reto que enfrenta Carmela, no es precisamente el entorno de sus alumnos. Una “bien” preparada y “bien” vestida funcionaria, representando a la burocracia, la intolerancia, y su preocupación con quedar bien con los de “arriba”, representa el conflicto que más difícil enreda el trabajo que, por convicción de verdadera maestra Carmela, quiere hacer por Chala, formarlo bajo su influencia en un hombre de bien a pesar de su contexto. ¡El día que yo no pueda hacer lo que quiera en mi aula y con mis alumnos, hasta ese día soy maestra!…más o menos fue una de las expresiones que utilizó Carmela para enfrentarse a Raquel. Quien al final de la historia, desgraciadamente, no entendió nada.
Terminada la presentación de la película, compartimos con parte del equipo de realización y algunos opinamos. Todos coincidimos en agradecer al director y al ICAIC la producción de la obra, en especial nuestra Ministra en su intervención después de comentar sobre lo fuerte del tema tratado en la película y la calidad artística con que fue producida y el compromiso cultural y social que se evidencia en el equipo de producción, refirió la posibilidad que tendremos de utilizar el filme como parte de la preparación de los docentes por lo niveles de reflexión que provoca, la forma en que refleja muchos de los problemas que aún se mantienen en el sector y sobre todo por la exaltación que hace de la labor de la maestra. Dijo además que hacen falta muchas más Carmela (y yo le agrego y muchas menos Raquel), para cumplir nuestro compromiso con la Revolución y el pueblo cubano de formar un hombre nuevo.
¡Gracias al equipo de realización de Conducta! Gracias por este regalo a los maestros cubanos, que como Carmela, desarrollan la labor educativa en situaciones muy adversas desde el punto de vista económico y sociocultural. ¡Gracias Darana, has recuperado más de 10 años de enaltecimiento a nuestra labor! ¡Una película necesaria y oportuna!
(tomado del Blog Visión desde Cuba)

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