De sábado para domingo me abalanzo sobre el espacio en blanco que, de todos modos, desafía los resortes de la mente y afloja el lado sensible que todos tenemos. Sobre este rectángulo demasiado luminoso —para mi gusto— pierdo el pudor cuando me refiero a algunas criaturas nacidas de trovador con guitarra, y las defino como canciones de ojos claros. Quien más y quien menos, se ha enfrentado a una o varias de ellas cuando tocan, entran hasta el fondo y, a lo mejor, se pierden hasta quién sabe cuándo dejándonos una propensión al estremecimiento cada vez que una frase de la letra, un simple motivo del canto, retornan a la memoria. Son rarezas que se van quedando por los rincones del vivir solitarias, inéditas, fuera del amparo que propician de alguna forma los discos, alojadas únicamente en algún sitio de las almas que, deslumbradas por ellas alguna vez, no van a cansarse de revolver hasta verlas asomar de nuevo. Bellas canciones, hermosas maneras de hacernos recordar que estamos en la vida, un día tienen la suerte de ser llamadas a despertar de su sueño. Aparecen entonces salvadas para siempre, con todo el lustre de lo nuevo.
Canciones de ojos claros que se quedan mirándonos ya para siempre, como ésta de Silvio, compuesta en 1978 y grabada por su autor, veinte años después, para el disco Descartes, del Sello Ojalá (CDO 0020).
Marta Valdez
Marta Valdez
PALOMA MÍA*
Junto a tu cuello de porcelana
yo me tendiera, paloma mía.
Quién lo pudiera besar un día,
quién lo posara sobre tu cama.
Junto a tu boca de fina grana
yo me durmiera, paloma mía.
Si me quisieras, cuánto querría,
paloma rosa de mis mañanas.
yo me tendiera, paloma mía.
Quién lo pudiera besar un día,
quién lo posara sobre tu cama.
Junto a tu boca de fina grana
yo me durmiera, paloma mía.
Si me quisieras, cuánto querría,
paloma rosa de mis mañanas.
Junto a tu cuello de porcelana
yo me tendiera, paloma mía.
Quién lo pudiera besar un día,
quién lo posara sobre tu cama.
Digo tu nombre todos los días.
Digo tu nombre paloma amada,
porque tu boca, la más soñada,
porque tu cuello y la lejanía.
yo me tendiera, paloma mía.
Quién lo pudiera besar un día,
quién lo posara sobre tu cama.
Digo tu nombre todos los días.
Digo tu nombre paloma amada,
porque tu boca, la más soñada,
porque tu cuello y la lejanía.
Junto a tu cuello de porcelana
yo me tendiera, paloma mía.
Quién lo pudiera besar un día,
quién lo posara sobre tu cama.
Junto a tu boca de fina grana
yo me durmiera, paloma mía.
Si me quisieras, cuánto querría,
paloma rosa de mis mañanas.
yo me tendiera, paloma mía.
Quién lo pudiera besar un día,
quién lo posara sobre tu cama.
Junto a tu boca de fina grana
yo me durmiera, paloma mía.
Si me quisieras, cuánto querría,
paloma rosa de mis mañanas.
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