miércoles, 21 de agosto de 2013

Ángela Merkel quiere un hat trick

ALIANA NIEVES QUESADA

El caso Edward Snowden contusionó el mundo. En casi todos los rincones del planeta se sintieron los ecos de las revelaciones sobre las actividades de espionaje del gobierno estadounidense hacia los ciudadanos de su país y no solo a ellos. La indignación popular y el nerviosismo político provocaron una cadena de amenazas de la Casa Blanca hacia los países donde se podría refugiar el exagente y hasta pusieron en peligro la vida del presidente de un país soberano. En todas las naciones involucradas en la vigilancia ilegal de sus ciudadanos se percibieron las repercusiones de este delito. En todas menos en Alemania.

Allí se conoció que los servicios de espionaje norteamericanos husmearon en las cuentas de correo y en los teléfonos celulares de los ciudadanos con pleno consentimiento de los servicios de seguridad locales y de la mayoría de los partidos políticos, incluyendo la Unión Democrática Cristiana (CDU), de la canciller Ángela Merkel.

Muchos esperaron que las revelaciones harían tambalear el apoyo popular hacia el gobierno; esto quizás ocurra la próxima vez. En esta ocasión, los alemanes se encuentran más pendientes de los números que del respeto gubernamental a sus derechos civiles. Lo cual coloca a la Canciller en posición de favorita ante las elecciones federales que se celebrarán en la nación el próximo 22 de septiembre.

Teniendo en cuenta la convulsión económica vivida en los últimos meses en el Occidente europeo, no es de extrañar que las buenas noticias reveladas recientemente por el Instituto Federal de Estadísticas alemán (Destatis) alegre el rostro de muchos alemanes y sobre todo el de Merkel. Según el informe, la economía alemana registró en el segundo trimestre de este año un crecimiento de 0,7 % del Producto Interno Bruto (PIB), cifra superior al 0,1 % registrado el primer trimestre del año.


Este enérgico repunte del PIB principalmente se debe, según Destatis, al aumento del consumo interno privado y público, y puede tener una repercusión directa en los socios comerciales europeos de Alemania y en la eurozona en su conjunto.

De esta forma, según encuestas publicadas el pasado viernes por medios locales, la jefa del gobierno teutón posee una sólida ventaja con respecto a sus opositores en la carrera electoral, con lo cual su tercer mandato parece asegurado.

La Unión de Merkel, formada por CDU y por la CSU (Unión Social Cristiana de Baviera), posee una intención de voto del 42 %, mientras que la del opositor Partido Social Demócrata se redujo al 25 % con respecto a anteriores sondeos. El Partido Verde perdió un punto y se situó en el 12 %; la agrupación Liberal Democrática, socios minoritarios de la actual coalición de gobierno, alcanzaría apenas el 5 % necesario para entrar en el Parlamento.

Varios expertos valoran la actual campaña como carente de ideología y más centrada en el intercambio de posturas acerca de asuntos concretos de la realidad interna, además de las acostumbradas promesas y críticas a la oposición en este tipo de ritual. A este ambiente se han acostumbrado los ciudadanos y no ven necesidad de apostar por cambios significativos.

Las últimas encuestas confirman que pocas veces la población alemana se había mostrado tan satisfecha con la situación política del país. Tanto es así que según medios alemanes solo el 17 % de los ciudadanos consideran que las revelaciones de Snowden influirán en su votación. Cuando apenas restan cuatro semanas para las elecciones, parece ser que solo cuestiones de otra galaxia encenderían los ánimos de los electores y cambiarían el escenario político alemán. Con pies de plomo y cabeza fría, la Canciller alemana podría marcar su tercer tanto (hat trick).

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