Hoy Fernando Morais lo está anunciando en Washington donde participa en la jornada de solidaridad para derribar el muro de silencio que oculta la verdad sobre nuestros Cinco compatriotas allá encarcelados sólo por salvar a su pueblo del terrorismo.
Ya está lista la edición norteamericana de “Los Últimos Soldados de la Guerra Fría” y pronto muchos en Estados Unidos descubrirán lo que su gobierno les ha prohibido conocer durante demasiado tiempo.
Este encuentro con intelectuales cubanos coincidiendo con suceso tan feliz parece apropiado para revelarles un secreto, algo que quise hacer aunque no pude.
Sucedió en la Habana en febrero de 2005, en una noche húmeda, más bien fría. Entonces, como ahora, andaba con la angustia de qué hacer para sacar el tema de los Cinco de la ignorancia y la cansona repetición de consignas. Hacía falta más, mucho más y diferente. Era indispensable infundirle espíritu creador, transformar con amor un esfuerzo que sin amor corría el riesgo de extraviarse en la rutina y la apatía.
Como a Fernando me une una antigua y probada amistad pensé en él para semejante tarea. Cuando llegué al Floridita él ya me esperaba con su habitual “charuto” entre los dedos y me saludó de este modo: “No me digas nada voy a escribir el libro de los Cinco. En cuanto termine con El Mago me dedicaré a eso.”
Y así fue. A ese libro se entregó Fernando en largos meses de búsqueda incesante, devorando páginas incontables, hablando con protagonistas y testigos, a un lado y otro de esta historia, discutiendo con amigos, indagando hasta convertirse en un verdadero especialista. El resultado es un texto que ningún lector puede abandonar antes de llegar a la última frase. Un libro que, ahora en su edición norteamericana, abre camino a la esperanza.
Él hizo lo que nadie le pidió. Fernando Morais es lo que en otros tiempos se decía un “intelectual comprometido”. No necesitaba hacerlo para acrecentar su bien cimentada carrera de escritor cuya fama transita todas las lenguas de este mundo.
“Los Últimos Soldados de la Guerra Fría” es fruto de un compromiso auténtico, obra de un artista verdadero. Ojalá sirva para que otros, todos nosotros, hagamos lo que aún falta por hacer.
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