Por Néstor García Iturbe*
En ocasiones “manos amigas” nos hacen llegar algunas informaciones relacionadas con actividades que el gobierno de Estados Unidos organiza contra Cuba.
En este caso nos envían los detalles de la nueva operación que el gobierno de Obama, por medio de la CIA, apoyándose en la USAID, la SINA, la participación del personal acreditado en Cuba por algunas embajadas de países aliados a Estados Unidos y algunas ONG europeas, piensa desarrollar en nuestro país. Esta operación la han nombrado “Operación Salsa”.
Todo comenzó cuando una serie de agentes que la CIA ha colocado al frente de organizaciones llamadas “disidentes” recibieron la orden de viajar al exterior, algunos deberían iniciar su viaje por América Latina, otros por Europa, pero siempre pasar un tiempo en Estados Unidos, donde se analizaría el desarrollo de las acciones emprendidas en los últimos meses, se discutirían los planes futuros, se los “fortalecería” preparándoles entrevistas con personajes importantes y en algunos casos se les entrenaría en las nuevas técnicas de comunicaciones que van a utilizar.
El principal objetivo era establecer una coordinación entre estos “lideres”, lo cual no habían podido lograr en Cuba, al parecer por el interés individual de ser reconocido como una organización, no como parte de un grupo de organizaciones. Esto también está directamente relacionado con el dinero que reciben, pues algunas organizaciones habían “aumentado el número de simpatizantes” de forma tal que el presupuesto de la USAID para ellas podía no ser suficiente, el temor era que le quitaran a una para dárselo a la otra y esto si era un problema grave.
La CIA organizó un evento patrocinado por la llamada “Asamblea de la Resistencia Cubana”, con el fin de dar la impresión de que lo que se acordara era fruto de una discusión “democrática”, aunque a cada personaje se le instruyó adecuadamente sobre lo que podía decir y los objetivos que se querían obtener, los cuales debían apoyar en todos los sentidos.
El fin de la asamblea era lograr el esfuerzo conjunto de todas las organizaciones en función de la “democratización” de la isla y denunciar las reformas económicas como algo que no resolverá los problemas y mantendrá el régimen existente.
Para efectuar el evento se orientó que este se coordinara entre varias organizaciones, para “asegurar el sentido político” se designó al Directorio Democrático Cubano, el que debía dar participación a otras y para garantizar el nivel académico al Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericano de la Universidad de Miami. El dinero para la organización del evento se repartió entre las organizaciones mencionadas, dice nuestro amigo que ascendió a 75,000 dólares.
Entre las orientaciones dadas en el evento estuvo el cambiar la consigna “Yo no coopero con la dictadura”, por considerar que la misma, además de no haber prendido en la población, se refería a los momentos en que se efectuaban los actos de repudio, algo que forma parte del pasado.
Después de algunas elucubraciones sobre la nueva consigna a emplear se “acordó” que fuera.”Cuba cambia si tu quieres, yo sí quiero”.
Algunos de los asistentes no estuvieron muy de acuerdo con esta nueva consigna, pues la palabra CAMBIO podía identificarse con Obama, el que había prometido unos cuantos cambios y no había cumplido la mayoría. Querían algo realmente movilizador, pero el moderador recordó que la frase había sido bastante analizada (evidentemente por la CIA) y debía aprobarse.
Lo orientado fue que bajo esa consigna se realizarán manifestaciones callejeras con carteles pidiendo mejores salarios, libre acceso a internet (algo que pudiera ahora no ser una demanda), más libertades de movimiento y de ideas políticas, luchar contra la discriminación a mujeres, negros y homosexuales, que estos ocupen lugares prominentes en nuestra sociedad, luchar porque se terminen los arrestos de disidentes y por mayor libertad de prensa, con el reconocimiento de los periodistas independientes. Otro acuerdo fue que todos los meses, cada día 24, se jure lealtad a la bandera.
Se informó que en el mes de Mayo habían sido detenidos por motivos políticos 375 disidentes. Esto causó revuelo en la actividad, puesto que como cada organización había informado la cantidad de simpatizantes con que cuenta, los funcionarios del gobierno de Estados Unidos que asistieron como representantes del mismo (Uno del Departamento de Estado, otro de la USAID, dos que no se presentaron, deben ser de la CIA) comenzaron a sacar cuentas y resultó que los “simpatizantes” era cerca de 8,000, no los 375 que se plantea fueron detenidos. Este fue un asunto que quedó por analizar posteriormente.
Algunas organizaciones de Miami plantearon que debía retomarse el envío a través de ellas del dinero para las organizaciones “hermanas” en Cuba y abolir la práctica de los últimos años de enviar el dinero por medio de ONG europeas. Se explicó lo que había provocado que esto se hiciera así, debido a que la mayoría de los fondos se quedaban en Miami. Las organizaciones “hermanas” de Cuba plantearon que se sentían satisfechas con la forma en que el dinero se estaba enviando, pues había aumentado el que llegaba a sus manos.
Al finalizar la “asamblea” se efectuaron reuniones individuales con cada “líder” donde se puntualizaron las acciones que estos debían asegurar con sus seguidores. Se habló de promover algunas salidas al exterior de seguidores que se han destacado por su trabajo, pero asegurando que los mismos no fueran a quedarse en otros países, pues la organización perdería fuerza.
Bueno, esta es la “Operación Salsa”, que como pueden ver tiene como dice el dicho “más salsa que pescado”, mucho dinero y pocos seguidores.
Veremos cuándo comienzan a salir los cartelitos con las “demandas”, eso sí está claro, la CIA dijo que, si no hay cartelito, no hay dinerito.
*Graduado de Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana. Posee, además, los títulos de Contador Profesional y Doctor en Ciencias Históricas. Es profesor Titular e Investigador Titular. Actualmente, es Director del Centro de Educación de Postgrado “Adriana Corcho” del Ministerio de Educación Superior, cargo que ocupa desde 1994. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, del Consejo Científico del Instituto Superior de Relaciones Internacionales y miembro adjunto de la Asociación Cubana de Derecho Internacional. Escribe en periódicos y revistas nacionales y extranjeros y participa como conferenciante en distintas Universidades y Centros de estudios de Cuba, Estados Unidos y otros países.
(Publicado originalmente en Tercera Información)
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