viernes, 7 de junio de 2013

Hipocresía de EE.UU.

Por Álvaro F. Fernández
altMIAMI - Cuba calificó la decisión de vergonzosa. Permítanme añadir hipócrita. Como se esperaba, el Departamento de Estado anunció la semana pasada (30 de mayo) que Cuba debía permanecer en la lista de estados patrocinadores del terrorismo publicada anualmente y en la que Cuba ha aparecido desde 1982.
Según el sitio web del Departamento de Estado, cuando un país aparece en la lista ha sido “determinado por el secretario de Estado [que ese país ha]… brindado repetidamente apoyo a actos de terrorismo internacional…”
En la actualidad hay cuatro países en la lista de EE.UU.: Cuba, Irán, Sudán y Siria. No sé acerca de Irán, Sudán y Siria. De lo que estoy seguro es que Cuba no merece estar en esa lista.
Pero resulta que si EE.UU. aprueba a un terrorista, entonces es calificado de luchador por la libertad. Otros… terminan en la lista de los abusadores.

Vivo en una ciudad que brinda (y suministra) asilo y ayuda a terroristas –personas que han sido honradas públicamente por algunos de nuestros miembros del Congreso. Buenasos como Orlando Bosch, Luis Posada Carriles, Guillermo Novo Sampol, Pedro Remón et al. ¡Vaya! A Orlando Bosch lo ayudó la familia Bush, Ileana Ros-Lehtinen e incluso Raoul G. Cantero, que más tarde fue nombrado juez del Tribunal Supremo del estado de la Florida por –adivinaron– el entonces gobernador Jeb Bush.
Pero eso va más allá de Miami… ¿o cómo debiéramos llamar el gulag de la bahía de Guantánamo, donde EE.UU. hace lo que le place con los prisioneros –incluyendo el uso de la tortura?
Durante décadas, EE.UU. ha situado al mundo en únicos y peligrosos caminos. He aquí tan solo unos ejemplos:
  • Es el único país que lanzó dos bombas atómicas sobre otro país, diezmando a dos ciudades en Japón (y a los que se encontraban en los alrededores), matando y destrozando en el proceso la vida de millones.
  • ¿Quién ayudó a derrocar un gobierno elegido democráticamente en Irán en 1953? ¡Y todo por el todopoderoso oro negro! Este desastre provocó otro mayor –la revolución iraní de 1979 y el establecimiento de una república islámica encabezada por el ayatolá Ruhollah Komeini.
  • EE.UU. atacó a pequeños países en el Sudeste Asiático que no le habían hecho nada. Nuestras mejores y más brillantes mentes determinaron que la propagación del comunismo en todo el mundo debía detenerse. ¿O es que hemos olvidado a Vietnam y la Teoría del Dominó del presidente Eisenhower?
  • El Agente Naranja, un arma química, fue utilizada en Vietnam como parte de un programa norteamericano de guerra para destruir el medio ambiente y mientras tanto matar a cientos de miles. Y luego nos indignamos con otros que usan… ¡armas químicas!
  • Durante más de medio siglo, EE.UU. ha financiado y entrenado a los responsables de cientos, si no miles, de ataques terroristas a una nación isleña del Caribe con la intención de desestabilizar y derrocar al gobierno de Cuba.
  • El presidente Nixon y Henry Kissinger tienen las manos manchadas de sangre por el derrocamiento de Salvador Allende en 1973, un presidente democráticamente elegido en Chile.
  • ¿Hemos olvidado que EE.UU. entrenó y financió a Osama bin Laden cuando él se unió a las fuerzas de los muyahidines en Pakistán contra los soviéticos en Afganistán, lo que ayudó después a crear al terrorista más buscado en el mundo… y el terror del 11/9?
  • Y entonces el presidente George W. Bush mintió para atacar a Iraq al decir que ese país poseía armas de destrucción masiva. Esto provocó la muerte de cientos de miles y ayudó a crear mayor inestabilidad en esa región del mundo. Por cierto, todavía están buscando las ADM.
Estoy seguro que he olvidado cientos si no miles de aventuras de EE.UU. en todo el mundo (o ni siquiera conozco de ellas) para imponer la libertad de EE.UU. a otros.
Y está la pequeña Cuba a solo 90 millas de Cayo Hueso, una nación isleña que por siglos se ha negado a inclinar la cabeza ante el gigante del norte. Y por esa razón son condenados como terroristas.
Como dije al principio, los llamo hipócritas.
Permítanme decirlo de otra manera: EE.UU. debía mirarse en el espejo la próxima vez que decida armar una lista de países terroristas.

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