tomado de La Santa Mambisa
Este personaje tiene una historia caricaturesca que si uno la sigue con un pincel en la mano, no puede sino dibujar un camaleón porque cambia de conducta a conveniencia.
Por: J. M. del Río
A Elizardo Sánchez Santa Cruz-Pacheco, el Camaján[1], le costó trabajo convencer a sus mentores, que a él también le correspondía su periplo por el mundo con todos los gastos pagos (ya ha dado otros), aprovechando las facilidades de la nueva ley migratoria cubana.
En fin de cuenta “ya han salido en similar peregrinaje otros personajes de menos valía que él en ese mundo de la «disidencia»”, se le oyó decir por estos días en su círculo de correveidiles, donde ─ como bien se sabe ─ no todo el mundo cojea de la misma pata y siempre hay alguien que se le va la lengua o siempre hay alguien que está allí «porque en silencio ha tenido que ser…» y todo se sabe (¿se acuerdan de Odilia Collazo, mejor conocida como “Agente Tania”, que estuvo con el Camaján, hasta que se decidió que saliera a la luz pública y contara a todos las interioridades de ese mundillo de podredumbre, que apesta por sus enredos, alcahuetería y degradación?).
Pues bien, este caballero andante arribó a “tierras de libertad”, luego de afrontar el “gran peligro” de salir por el aeropuerto de Rancho Boyeros, con visa, dinero y la anuencia del “régimen”[1]. Como sus antecesores en estos “peregrinajes libertarios” (La Yoani, la Bertha Soler, la Rosa María Paya y otros menos publicitados), nuestro “hidalgo disidente” aterrizó en el aeropuerto de Barajas y sin haberse repuesto de los tragos que se tomó en el avión, fue directo a ver a su jefe tangencial José María Aznar (sus jefes directos son otros), con quién tuvo una reunión inicial para actualizarlo sobre la situación “caótica” y “peligrosa” que se vive en Cuba.
Este caballero tiene una historia caricaturesca que si uno la sigue con un pincel en la mano, no puede sino dibujar un camaleón. En Cuba un camaleón es un lagarto verde y grande, que trepa con ligereza los árboles y cambia de color a voluntad para adaptarse al medio. Así designamos a la persona que tiene habilidad para cambiar de actitud o de conducta según conveniencia. Este gorrón de buen vivir, en 1959 se convirtió en militante del Partido Socialista Popular (comunista) y defensor de la Revolución. Al poco tiempo asumió posiciones ultraizquierdistas, se vinculó a la sectaria y perniciosa “microfracción” y desde esas posiciones, acusó a los principales líderes de la Revolución por “no estar suficientemente a la izquierda”.
En esa época se convierte en “informante espontáneo” de la Agencia Central de Inteligencia. Por sus actividades subversivas es sancionado a 5 años de prisión y al salir de la cárcel en 1985, comienza a mantener un vínculo estable y abierto con la Sección de Intereses de los EE.UU. en La Habana. (SINA) que lo tutelaba en sus actividades contrarrevolucionarias. Había dejado atrás su ideología revolucionaria y se había convertido a la ideología liberal burguesa. Desde entonces pugna (sin éxito aparente) por convertirse en el “cabecilla principal” de la contrarrevolución dentro de Cuba.
Le pasó por arriba al fullero profesional Ricardo Bofill Pagés, que por sus servicios a la SINA se había ganado la visa para irse a residir en Miami. El 23 de octubre de 1987 crea la denominada “Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional” (CCDHRN), auto designándose presidente de la misma, con lo cual se agenció una fuente segura de financiamiento que le dura hasta el sol de hoy y que los advenedizos están poniendo en peligro. (Continuará)
[1] En términos coloquiales se le llama Camaján al holgazán que se las ingenia para vivir a costa de los demás o a la persona que con astucia y marrullería sabe sacar provecho para si de una situación. Para conocer más de donde proviene la plata, leer el libro: “El Camaján”, de Arleen Rodríguez y Lázaro Barredo, Editorial Política, La Habana, 2003.
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