Publicado por aucalatinoamericano
Por: Nicolás Pérez Delgado
Ahora sí los EE.UU. tienen toda razón. Cuba es país terrorista del que mucho hay que temer. Miren lo que ocurrió en Boston. Tres muertos y 180 heridos. Ese mismo día once estadounidenses fueron igualmente asesinados, aunque sin alboroto publicitario. Y Boston demostró el miedo que hay. Un terrorista, de 19 años, luego de su bomba en medio del popular maratón y armado no se sabe exactamente con qué otra mortífera arma, hizo que la ciudad, de más de siete millones de habitantes, fuera paralizada. La policía tomó calles y cielo.
Gracias a Dios fue capturado todavía no se sabe en detalles en un bote situado en el patio de una casa. Otra atrocidad terrorista. Sabemos que los patios son particulares. Hasta una canción infantil que las niñas alegremente cantaban en Cuba lo afirma: “El patio de mi casa es particular/ aunque llueve y se moja como los demás…”
Y el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, siguiendo la rancia Doctrina Monroe, hace días, ante el muy serio Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, recordó que América Latina es el patio trasero de los EE.UU.
Es común que en el patio trasero se echen trastos y de vez en cuando se hace necesario reordenarlo y hacer una limpieza. No es el jardín del frente, el de las florecitas. Dzhokhar Tsanaeve, el terrorista capturado vivo, no es latinoamericano, sino natural de Chechenía, de allá por Rusia, en el Cáucaso, pero tuvo la osadía luego de su horrendo crimen de guarecerse dentro de un bote guardado en un patio. En un patio particular bostoniano.
La fiscalía acusó a Dzhokhar Tsarnaev de usar armas de destrucción masiva y entonces es cuando cualquiera, sin ser un tanque pensante de la Universidad de Chicago, se dice: Peligra mucho este país debido su trocito de patio cubano.
Sabíamos que armas de destrucción masiva eran las nucleares, como las de Hiroshima y Nagasaky, y químicas y biológicas como las que los B-52 lanzaron en Vietnam. La ONU considera también de destrucción masiva a las minas antipersonales, a las bombas de racimo y a municiones de uranio enriquecido.
A la fiscalía, por tanto, parece que se le fue la catalina. Así se dice popularmente entre los yerbajos del patio cubano cuando alguien dice incoherencias. Justo es que la fiscalía quiera hacer justicia: que el terrorista reciba la pena máxima. Pero la bicicleta se le queda con los pedales sueltos cuando considera que cualquier dispositivo o aparato que tenga el objetivo de causar gran número de víctimas es arma de destrucción masiva. Eso es serio, y caben montones de interrogantes.
¿Si los terroristas hubieran usado fusiles M-16 norteamericanos, también los M-16 serían arma de destrucción masiva? ¿Y el rifle y las dos pistolas que vende cualquier tienda y que hace poco utilizó un joven estadounidense para asesinar a 20 niños entre cinco y diez años y a 6 adultos en una escuela de Connectticut son armas también de destrucción masiva?
En el doloroso crimen de Connectticut murieron 17 seres humanos más que en el horrendo crimen de Bostón, pero no se habló de armas de destrucción masiva. ¿Será que en Connectticut fue un joven estadounidense con armas made in USA, y en Boston los jóvenes asesinos fueran chechenos que utilizaron ollas de presión de ablandar frijoles rellenas de clavos y trozos metálicos?
Y aquí es donde debe surgir la gran preocupación de los EE.UU. La amenaza del lobo se ve en el patio. Y dentro del extenso patio imperial, Cuba es, luego de México, el sitio más cercano a la Casa Blanca. Y Cuba es país terrorista, tanto que hace años reparte ollas de presión por decenas de millares. Por algo será, y tal vez los jóvenes de origen checheno tomaron la idea de Cuba. Ollas con siglas secretas, nada menos que modelo YBXB40-80C. Por algo Fidel Castro las estuvo promocionando. Los clavos y los hierros se consiguen en ferreterías abastecidas por los chinos o se encuentran herrumbrosas en solares, charcos de agua o barrios que se derrumban. La pólvora la suministra las FAR o la Seguridad del Estado.
La ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, tuvo razón. Antes que ella, Ileana Ross y otros patriotas miamenses han enronquecido denunciando el peligro que Cuba representa para los EE.UU. Ahora el sucesor de la Clinton no afloja riendas. Hace bien. ¡Cómo permitir millares de ollas de destrucción masivas tan cercanas a la Casa Blanca! ¡Qué más prueba de que Cuba es país terrorista, de que el lobo amenaza desde el patio que es particular!
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