jueves, 11 de abril de 2013

Jóvenes alemanes: afortunados e infelices


Los investigadores de Unicef se han topado con un fenómeno aparentemente paradójico: aunque la calidad de vida de los jóvenes alemanes es más alta que la de la generación anterior, muchos de ellos están insatisfechos.
Los jóvenes alemanes de hoy fuman menos, tienen una mejor formación académica y se ven sorprendidos por embarazos indeseados con menos frecuencia que la generación de sus padres. No obstante, según un estudio realizado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), muchos de ellos dicen sentirse infelices o, por lo menos, insatisfechos. El objetivo de la investigación, cuyos resultados fueron publicados este miércoles (10.4.2013), es medir la calidad de vida de los jóvenes entre 11 y 15 años en 29 países industrializados.
La salud, la seguridad, la educación, los índices de pobreza y de bienestar general son algunos de los criterios contemplados por los investigadores de Unicef para analizar las condiciones de vida objetivas de los jóvenes en los países más ricos y comparar la realidad de esas naciones. El hecho de que Alemania ocupe el sexto lugar del ranking sugiere que a sus jóvenes les va muy bien. Sin embargo, los testimonios de los aludidos dicen otra cosa: más del 14 por ciento de los encuestados se declara insatisfecho consigo mismo y con la situación en que vive.

Unicef entrevistó a 176.000 niños y jóvenes –en Alemania fueron consultados 5.000– para que describieran sus vidas en sus propios términos. La percepción del entorno de los alemanes fue tan negativa y pesimista que, en esa categoría, Alemania descendió al puesto 22 de la clasificación. Cabe recordar que, en 2007, sólo 22 países aparecían en el ranking de insatisfacción juvenil y Alemania, el país con la economía más robusta de Europa, ocupaba el 12° lugar. ¿A qué se debe que la perspectiva de sus jóvenes sea cada vez más oscura?
Comparados con los jóvenes de otras décadas, los de hoy tienen, en general, mejores condiciones de vida.Comparados con los jóvenes de otras décadas, los de hoy tienen, en general, mejores condiciones de vida.
¿Percepciones divorciadas de la realidad?
Según Hans Bertram, miembro del comité alemán de Unicef, las razones se encuentran en el énfasis que la sociedad pone en el rendimiento y el éxito formal; dos criterios que tienden a ser excluyentes e impiden que muchos jóvenes desarrollen un sentido de pertenencia. Por su parte, el presidente de la Federación Alemana de Maestros y Profesores, Joseph Kraus, sostiene que la presión a la que se ven expuestos los jóvenes para que rindan “es el resultado de una pedagogía del mimo y la sobreprotección”.
A juicio de Kraus, ese estilo de crianza es el que ha propiciado la proliferación de familias con un solo descendiente. “De ahí que la atención de los padres y todo lo demás se concentre en el niño”, enfatiza el pedagogo, aunque aclara que sólo un 20 por ciento de las familias sobreprotege a sus retoños. Kraus, que trabaja en el ámbito de la docencia desde hace 35 años, asegura que el entorno de los jóvenes los convence de que tienen demasiado estrés y eso los hace infelices, cuando en realidad tienen poco de qué quejarse.
“A mis ojos, esta brecha entre las espléndidas condiciones de vida de un joven y su postura de cara a esas condiciones es un fenómeno de la sociedad del bienestar”, señala Kraus, no sin antes asegurar que la tendencia a lamentarse es un fenómeno típicamente alemán. Por otro lado, el estudio de Unicef confirma que no todos los niños y jóvenes tienen cubiertas sus necesidades materiales básicas en Alemania. De ahí que los autores del análisis insten a la clase política a impulsar una agenda nacional contra la pobreza infantil.
La meta de ese programa debería ser apoyar económicamente a las familias que más lo necesitan –incluyendo los núcleos conformados por madres o padres solteros–, siempre monitoreando que las ayudas se implementen para elevar su calidad de vida. Está por verse si el Gobierno de Angela Merkel responde al llamado de Unicef; al ser consultado por Deutsche Welle, un vocero del Ministerio para la Familia y la Educación dijo que esa cartera no se pronunciaría sobre el estudio en cuestión ni sobre sus recomendaciones.
Autores: Naomi Conrad / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse

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