sábado, 19 de enero de 2013

Enfoques Migratorios


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Por: J. M. del Río
Cada día del año tiene su propia significación en dependencia  de muchos factores. Para algunos una fecha es importante porque indica su onomástico. Para otros, esa misma fecha le recuerda el día que contrajo nupcias. A veces la recordación es colectiva y así tenemos, por ejemplo, que el 1ro de enero es una fecha de júbilo y regocijo  para la mayoría del pueblo cubano, no solo porque es el primer día del año, que ya de por si lo hace un día de festividad y jolgorio, sino además porque es el día en que celebramos el triunfo de la Revolución.
Si buscamos información en la historia de nuestro país y del mundo, el 14 de enero seguramente tiene algún significado transcendental para muchas personas. Lo que si es seguro que a partir de este 14 de enero muchos cubanos lo van a recordar por haber sido escogido esa fecha para poner en vigor el Decreto Ley No 302, modificativo de la Ley No 1312 “Ley de Migración”, de 20 de septiembre de 1976.  Existía gran expectativa dentro del país en espera de las medidas que se tomarían con relación al tema migratorio. En honor a la verdad muchas de las normativas contentivas en esa Ley, desde hacía algún tiempo no se ajustaban a la realidad actual. El Presidente Raúl ya había expresado que se estaba analizando el tema y que oportunamente se anunciarían los cambios que se aplicarían a la Ley de Migración.  En el proceso  de todo lo que en el país necesita ser cambiado para perfeccionar nuestro socialismo, siempre hay algunos que pretenden que  las transformaciones se realicen con prontitud; pero para beneplácito de la mayoría, los cambios están teniendo lugar de una forma ordenada, sin prisa pero sin pausa, bien pensados, analizando todos los escenarios posibles, para que cualquier deficiencia pueda ser prontamente detectada y subsanada y así ha sido con lo relacionado con estas modificaciones de la Ley de Migración.

La expectativa no era menor fuera del país, aunque no resulta ocioso señalar que en ese caso se presentan dos visiones totalmente diferentes. De un lado están los que aspiran a una flexibilización en el tema migratorio, que les permita viajar al país cada vez que lo deseen e incluso les abra la posibilidad de regresar y domiciliarse nuevamente en Cuba, que además posibilite que sus parientes en Cuba puedan viajar a visitarlos o a establecerse con ellos en el país que han escogido para domiciliarse. Esos que piensan así, que son la mayoría de nuestros emigrados, seguramente estarán muy contentos, porque las modificaciones a la Ley permiten todo eso y otras cosas más. Digamos por ejemplo, que una persona que emigró y actualmente tiene residencia legalmente establecida en un país extranjero, puede solicitar domiciliarse nuevamente en Cuba, a través de alguno de nuestros consulados o en una Oficina de la Dirección de Inmigración y Extranjería durante una visita a nuestro país y obtener una respuesta positiva si cumple todos los requisitos,  sin perder por eso su condición de residente permanente en el otro país. En ese caso la persona puede viajar cada vez que las condiciones se lo permitan (trabajo, economía, etc.) con todos los derechos que la residencia legal le otorga.
La otra visión es la de los enemigos de la Revolución cubana, que con su actitud perversa afectan a todos. Han pasado solo dos días en que las modificaciones han entrado en vigor y ya se formó el “titingó”. Ya está planteado el debate entre los defensores de mantener la Ley de Ajuste Cubano y los que consideran que esta Ley ya no tiene razón de existir. Lo curioso es que  esta “contradictoria contradicción” se presenta entre los mismos que generaron ese absurdo engendro legal, destinado única y exclusivamente a tratar de desestabilizar, desprestigiar y destruir a la Revolución.  La Señora Ileana Ros, por ejemplo,  se apresuró en declaran que “la Ley de Ajuste Cubano se promulgó por la situación de tiranía que se vive en Cuba, que solo los cubanos tienen ese beneficio y que en esta nueva situación habría que analizar su futuro”. Por su parte el caballero Mario Díaz-.Balart planteó que “ya no hace falta la Ley de Ajuste Cubano, porque ahora los cubanos pueden salir de Cuba y esa Ley de Ajuste no se dictó para estar paseando”.
Estos personajillos se “caen de la cama” a cada rato, “descubren el agua tibia” y no dudo que algún día lleguen a venir en conocimiento que la capital de Cuba es la ciudad de La Habana,  como si fuera  algo novedoso. ¡Así que ahora los cubanos pueden salir de Cuba! ¿Y cómo fue que salieron los cubanos radicados en más de 150 países que mantienen vínculos normales con sus familiares en Cuba?, ¿y los miles de médicos que prestan su colaboración en más de 30 países del mundo?, ¿y cómo salen de Cuba las personas que reciben visa  temporal o de emigrante que van a los mismos EE.UU. o a otros países?.  Señor Congresista, invente otro cuento para seguir con su engañifa, que ya ese está gastado y con este golpe del 14 de enero, “requete-gastado”.  La Ley de Ajuste es un desacierto legal creado por Uds. mismos para agredir a Cuba y ahora que se convierte en un bumeran, y no les sirve a sus intereses tendrán que comérsela con papas,  “or else”. ¡Cuba es un país de hombres y mujeres libres!
Algunos funcionarios del Gobierno de los EE.UU. por su parte está alertando a los cubanos que los procesamientos de las solicitudes de visa para los EE.UU. demoran aproximadamente un año, que es posible se produzca un incremento de peticiones ahora con la reforma migratoria que aplicará el Gobierno Cubano y que “el Gobierno de los EE.UU. no alienta las salidas ilegales”.  Comentan además que “la mayoría de los países exigen a los cubanos ser portadores de una visa previamente solicitada para poder ingresar al país”. Determinados funcionarios vinculados a ese Gobierno están planteando que la Ley de Ajuste Cubano debe ser eliminada, mientras que los elementos más recalcitrantes del “exilio de oro” se niegan a esa medida. Se plantea que el Gobierno de los EE.UU. podría eliminar el edicto que particulariza la aplicación de la Ley sobre la base de “pies secos, pies mojados”, pero lo demás corresponde al Congreso.  El debate parece estar exteriorizando el temor de algunas autoridades estadounidenses quienes aparentemente después de haber comprado “pescado, le han cogido miedo a los ojos”.

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