La ciberdisidencia se paga bien.
El capitalismo en los países de alto desarrollo económico ha llegado a
caracterizarse por una superproducción de artículos en serie y a bajo
costo. Producen de todo lo imaginable, y lo hacen parecer increíblemente
fácil, gracias al uso de la tecnología, donde las máquinas hacen gran
parte del trabajo en tiempo récord.
Con el desarrollo llegó hasta nosotros también la palabra desechable,
y las esperanzas de vida de los productos se limitó de forma
intencional, muchas veces con objetivos lógicos (innegable que una
servilleta de papel termina por ser mejor que un pañuelo que deberás
lavar para volverlo a usar) y en otras ocasiones se hizo en aras de
proteger intereses financieros (y es el caso de la obsolescencia
programada, de la que ya hablé una vez).
Analizando este funcionamiento del capitalismo, he logrado comprobar
que no se limitan solo a objetos, sino que también los seres humanos
pueden llegar a formar parte de esta cadena de producción casi
interminable. Tal es el caso de los disidentes desechables que constantemente están fabricando contra Cuba los agentes de la CIA y de la SINA, su base estratégica ubicada en La Habana.
Y he aquí por qué les llamé disidentes desechables:
1-Son fabricados a bajo costo, pagados con jabitas en fin de año y
los dólares que desde el autollamado exilio reúnen los mismos cuatro
gatos de siempre, apoyados además por el presupuesto que anualmente
destina el gobierno norteamericano para promover la subversión interna
en la Isla. Claro, que toda regla tiene su excepción, y tal es el caso
de la mercenaria insigne Yoani Sánchez, que ya se ha embolsillado casi
un cuarto de millón de euros, un salariazo que le quita el aliento a más
de una Dama de Blanco, que lamenta no saber escribir de manera regular o
pasable para poder hacerle la competencia y le toca entonces agarrar un
gladiolo y darse una caminatica por Miramar para ganarse unos pesos.
2-Se producen en serie, es decir, la semejanza de sus
pseudo-discursos resultan muestra evidente de la incapacidad creativa,
que los obliga a continuar recitando los mismos guiones que les imponen
en la fábrica.
3-Luego de cumplir con sus funciones, son enviados al tanque de
basura más cercano (o más lejano, teniendo en cuenta la conveniencia del
fabricante). Este último paso se hace más evidente mediante el ejemplo
de los que insisten en denominarse a si mismos como ex presos políticos,
que salieron de Cuba (y citan a la emigración política en este caso) y
fueron a parar a España, donde se les había prometido ayuda financiera
para que disfrutaran de su retiro tras luchar activamente por la
“libertad y la democracia” en Cuba, y luego de pasado un tiempo, se
convirtieron en lastres con los que nadie quiere cargar y les retiraron
la ayuda económica ocasionando protestas, suicidios, críticas, huelgas y
hasta alguna que otra voz se alzó para anunciar que prefería regresar a
la que tantas veces llamó isla-prisión.
España, claro está, fue el basurero más lejano a donde fueron a parar
los disidentes desechables, otros corrieron con “mejor” suerte como la
madre del suicida Orlando Zapata Tamayo, que fue a dar con sus huesos a
Miami, donde se codeó con la crápula más viciada de la vieja escuela
terrorista anticubana y luego andaba quejándose de sentirse engañada y
de que la habían llenado de promesas huecas.
¿Qué puede deducirse entonces de esto sino que EUA produce disidentes
en serie, a bajo costo y los desecha cuando ya no le son útiles? A fin
de cuentas, solo valían cuando podían armar tánganas en la “oprimida y
tiranizada” Cuba…una vez fuera de ella, no tienen objetivo, ni valor.
No olvidemos que ellos se promueven como los buenos de la película, y
tratan de pasar como desinteresados en su lucha contra el comunismo,
pero la careta se les cae de vez en cuando y es entonces cuando el mundo
voltea el rostro para no darse por enterado.
(Tomado de Girón)
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