Por: Osmany Sánchez
Hace pocos días conversaba con un amigo
sobre los compañeros de aula y de beca que ya no estaban en el país pues
emigraron a diferentes países, unos casados, otros por reunificación
familiar o algunos que se “quedaron” luego de que le otorgaran alguna
beca en el extranjero.
Muy pocos están trabajando en lo que estudiaron y eso es una verdadera lástima pues se perdieron excelentes profesionales.
Contrario a lo que algunos nos quieren hacer creer la “fuga de cerebros” no es un fenómeno exclusivo de Cuba sino que es un mal que desangra a todos los países del tercer mundo.
Esa es una de las causas que más difícil
hace la puesta en práctica de la anunciada reforma migratoria pues se
debe buscar la fórmula que permita que todos los cubanos tengan el
derecho a salir pero que a la vez nos proteja del robo descarado
de profesionales que contra nuestro país tiene dirigido el gobierno de
los Estados Unidos. Un ejemplo claro de esto es el programa creado para
incentivar que los médicos cubanos que están de misión, salvando vidas
en los países pobres, se presenten en las embajadas de los Estados
Unidos donde reciben una visa y la residencia al año de permanecer en
ese país.
Cuando pienso en esos amigos que están
en otros países y que no han estado vinculados nunca a alguna actividad
violenta contra nuestro país, creo que se debe pensar en crear un
programa, parecido al que tiene Argentina desde el 2003 dirigido a la repatriación de científicos de ese país que salieron buscando mejoras económicas.
Son muchos los retos que tenemos por
delante, por eso debemos que contar con todos, los de dentro y los de
fuera, debemos darles la oportunidad de participar en la construcción de
nuestro sistema del que mucho se alejaron no por problemas políticos
sino meramente económicos.
Algunos tendrán su vida hecha en otros
países y no regresarán pero esos científicos que se formaron en Cuba y
que adquirieron experiencia en el exterior pueden aportar mucho en la
formación de las nuevas generaciones de profesionales cubanos a través
de la docencia.
Unos me dirán que soy iluso o que soy un
soñador pero estoy seguro de que muchos de los que se fueron añoran
regresar a sus centros de investigación o a sus aulas y aportar todo lo
que saben pues para bien de todos los investigadores y del país, existe
la voluntad del gobierno cubano de que no se queden engavetados los
resultados de los trabajos de investigación sino que se pongan en
práctica, sobre todo en el desarrollo local.
Otros me dirán que antes de pensar en
que regresen los profesionales de fuera hay que pensar en mejorar las
condiciones de los que están dentro. Es cierto hay cosas que se deben
priorizar por ejemplo tengo un amigo, que regresa ahora de una misión de
3 años y sin embargo sus ahorros no le alcanzan para comprar o
construir una casa que es la máxima aspiración de la mayoría de los
cubanos. Mucho menos pensar en comprarla con el salario.
A unos y otros les respondo que son
muchas las dificultades y varias las cosas que se deben cambiar pero los
pasos se están dando y eso es lo importante. Queremos y trabajamos para
tener un país de donde los jóvenes no quieran irse sino quedarse y
esforzarse para obtener lo que sean capaces de ganarse con su trabajo.
En este post me refiero solo a los
profesionales, a los científicos. No me refiero a los artistas y los
deportistas porque aunque los incluiría en ese mismo programa, me
gustaría hablar de ellos en otro momento para no mezclar los dos temas.
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