jueves, 1 de diciembre de 2011

Horas ciegas

En el blog Segunda Cita
 
Viendo la proliferación de las memorias, me he preguntado cómo escribir un libro que probara la utilidad de lo menos interesante de una vida.  Ninguna existencia es lo suficientemente atractiva como para contarla toda. Probablemente ni la de Picasso o la de Hydn, hombres que trabajaron y consiguieron tanto. Es que hay zonas muertas en cada vida. Por ejemplo, esas en las que nos podemos encontrar a Einstein durmiendo una siesta o a José Martí esperando la llegada de un tren, o a Mozart en el traqueteo de un carruaje que marcha de Salsburgo a París.
Claro, si pudiéramos penetrar en las mentes de esos hombres sería otra cosa, porque en cuántos vericuetos nos internamos cuando transcurren esos segundos, minutos y horas aparentemente intrascendentes, sal de la cotidianidad y la creación. Esos instantes sin memoria, esas horas ciegas de todas las biografías, en no pocas ocasiones deben haber sido decisivas para la gloria de algunos personajes históricos.
¿No creen?

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