martes, 1 de noviembre de 2011

Estudio revela nuevo optimismo en Cuba sobre reformas económicas


Por Sara Miller Llana
Del The Christian Science Monitor

Cuando Raúl  Castro anunció cambios radicales en la estructura económica, el país estaba algo perplejo, tal como lo precisamos en una crónica el año pasado.
Muchos cubanos estaban entusiasmados con las expectativas de cambio económico, en especial respecto a la apertura al auto-empleo. Pero, al  mismo tiempo que se recortaban empleos estatales muchos se preocupaban también por el fin de una era de salarios y subsidios estables, si bien mezquinos, por parte del gobierno.
Pero una nueva encuesta de Freedom House muestra un cambio radical en las percepciones. Cuarenta y un porciento de los cubanos dicen que el país está hacienda progresos, comparados al escaso quince porciento que se sentía optimista respecto al futuro del país cuando Freedom House condujo una encuesta similar el pasado diciembre. De hecho, hoy más cubanos prefieren trabajar de modo independiente en vez de hacerlo  para el gobierno.
Hace menos de un año, los cubanos estaban escépticos acerca de los cambios. Dudaban de que ocurriera algún cambio real, dice Daniel Calingaert, director de programas en Freedom House y coautor del estudio. La encuesta se llevó a cabo en junio, luego de que se implementaran formalmente las reformas durante el sexto Congreso del Partido Comunista en abril. Y ahora, afirma Mr. Calingaert, los cubanos ven que el cambio es real.
Esta apertura económica es el más significativo cambio positivo que ha tenido lugar en Cuba desde que el comunismo fuera introducido hace medio siglo, concluye la encuesta.
 A primera vista, el optimismo de los cubanos podría ser una buena señal para el gobierno de Castro.  Pero también podría representar desafíos adicionales. Los cubanos que han probado la libertad económica dicen querer más y un poco de estabilidad les ha permitido el lujo de pensar más allá de la economía cotidiana de alimentar a una familia. Les está ofreciendo al pueblo una apertura a nuevas posibilidades, dice Calingaert. Hay mayor interés en las libertades  individuales.
En verdad, uno de los hallazgos más sorprendentes es que, al preguntárseles cuál es la reforma que más desean, los cubanos dicen que es un incremento en la libertad de expresión y de movimiento (28 porciento). Este es un cambio radical respecto a los estudios previos que reflejaban a la reforma económica en la cima de la lista.
El gobierno cubano tiene mucho que andar en el capítulo de la libertad. La mayoría de los cubanos recibe sus noticias a través del gobierno. La encuesta mostró que sólo un 40 porciento sabía lo que les sucedió a los líderes egipcios, mientras que sólo un 36 porciento conocía cómo se encendió la chispa de la revolución en Túnez.
He aquí algunos de los puntos fundamentales de la encuesta:
-       79 porciento dice haber notado cambios visibles en los últimos meses, incluyendo más trabajo independiente en las calles.
-       63 porciento favorecen las reformas introducidas por Raúl Castro. El reporte cita a un vendedor de helados: “Imagínese, puedo ganar más dinero vendiendo helados que como contador para el gobierno”.
-       49 porciento dice que es mejor trabajar independiente, mientras que 44 porciento dice que un empleo estatal es preferible.
Esto no quiere decir que los cubanos no estén preocupados por los cambios que se les avecinan.
Por ejemplo, la investigación de campo acoge ciertos comentarios que expresan preocupación respecto a sueldos inestables o fondos insuficientes para empezar sus propios negocios, en especial aquellos que no tienen familia en los Estados Unidos, así como cierto resentimiento entre los empresarios menos exitosos.
Los cambios están causando una sensación de inseguridad en algunos, tal como es previsible en un país donde los ciudadanos son casi totalmente dependientes del gobierno para sus necesidades materiales y no tienen experiencia en la competencia mercantil, dice el reporte. Tal inseguridad y resentimiento acompañó las transformaciones en Europa del Este y la antigua Unión Soviética. Y si bien estos factores presentan un desafío a las reformas en Cuba, son también un reflejo de cuán profundos son los cambios que se están produciendo.

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