viernes, 28 de octubre de 2011

Los héroes, la Patria, la voz de Sara

Liudmila Quincoses • La Habana
Fotos: Calixto N. Llanes


Por supuesto que no había nacido cuando Girón, que era una niña en el 80, con lazos rojos y uniforme de primaria cuando me sorprendió la voz de Sara González por primera vez. Estaba en el  enorme patio de la escuela Julio Antonio Mella, en la villa del Espíritu Santo, un día nublado. Pusieron otros temas, pero ninguno lograba conmoverme, el canto de aquella mujer, llegaba con un torbellino de imágenes tremendas, y nos traía de regreso a los mambises, cabalgando hacia la eternidad, hablaba de recordar a los héroes, sin llanto. A pesar de no conocerla sentí que me era tan cercana, tan necesario ese clamor. Vi los ojos, el rostro grave de Martí, Martí y mi madre me fueron a buscar a la escuela esa tarde, mi madre me explicó que la canción había sido escrita para recordar a los mártires, para recordar la victoria de Girón. Martí me dijo que la voz de Sara no solo era melodía, las palabras también formaban versos y que ella era una poeta, me anunció con cierta gravedad que algún día yo también sería poeta. Recuerdo que me lo dijo con un poco de pesar, como se dicen las malas noticias. Música y poesía era ella misma, me pareció inolvidable su canción, la fuerza de esa voz que me conmovía tremendamente, regalándome su visión, su manera de sentir la patria, de amar a los héroes.
 
Hace como un año la conocí, en una reunión tediosa, yo estaba sentada junto a Sigfredo Ariel, y él recibió un mensaje de Sara pidiéndole que le guardara un asiento junto al suyo, le pedí que me la presentara y me dijo que sí, que por supuesto. Un poco más tarde llegó, se sentó junto a mí y comenzamos una larga conversación, como si hubiéramos sido amigas de años. Sigfredo no tuvo que presentarnos,  la energía fluía, su conversación era magnífica, con observaciones agudas, pero siempre simpática, inteligente.
Hace unos días nos reencontramos. Fui con Abel, Morlote y otros amigos al hospital donde se encuentra recuperándose de una enfermedad que no ha logrado cambiarla, era la misma que había conocido, la misma iluminada mujer. Fuimos a llevarle el premio Maestro de Juventudes, en el 25 aniversario de la AHS,  que le había sido otorgado por su trabajo de toda la vida a favor de la cultura cubana. Es el más alto reconocimiento que conceden los jóvenes artistas a los creadores que han logrado con su obra un magisterio. Así sentimos a Sara, joven siempre por su espíritu y cercana, cantándole a nuestras gestas, auténtica, incansable, conversadora, maestra de juventudes, voz de la Patria.
 
 

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