martes, 27 de mayo de 2025

El Mito del Crecimiento Infinito: Reflexiones Críticas sobre la Mentalidad Capitalista


Vivimos en una era donde el crecimiento económico ilimitado es considerado no solo deseable, sino esencial. Sin embargo, esta idea choca con una realidad ineludible: habitamos un planeta con recursos finitos. La creencia en un crecimiento perpetuo dentro de un sistema cerrado no solo es irracional, sino peligrosa.

Capitalismo y la Ilusión del Crecimiento Perpetuo

El economista Kenneth Boulding afirmó: "Quien crea que un crecimiento exponencial puede continuar para siempre en un mundo finito es un loco o un economista". Esta crítica resuena con la lógica del capitalismo, que impulsa una expansión constante sin considerar los límites ecológicos y sociales.

El geógrafo David Harvey señala que "el capitalismo necesita constantemente expandirse y acumular capital, lo que inevitablemente conduce a la destrucción de la naturaleza y la explotación de los trabajadores". Esta expansión sin fin se asemeja al comportamiento de las células cancerosas, que crecen sin control hasta destruir el organismo que las alberga.

Marx y la Crítica Profética al Capitalismo

Karl Marx, en su análisis del capitalismo, utilizó metáforas teológicas para describir su naturaleza destructiva. Comparó al capitalismo con Moloch, el dios bíblico al que se sacrificaban niños, para ilustrar cómo el sistema sacrifica vidas humanas en aras del lucro. En una carta a Engels, tras la muerte de su hijo, Marx escribió: "Mi hijo ha muerto. Una víctima más de Moloch".

Marx también describió al capitalismo como una religión de la vida diaria, basada en el fetichismo de las mercancías, donde los productos del trabajo humano adquieren una existencia independiente y dominan a sus creadores. Esta crítica fue ampliada por Walter Benjamin, quien en su ensayo "El capitalismo como religión" argumentó que el capitalismo es una religión sin redención, donde la deuda y la culpa son perpetuas.

Propuestas actuales al Modelo Capitalista

Frente a esta realidad, diversos pensadores han propuesto alternativas al modelo capitalista. El concepto de decrecimiento, defendido por autores como Carlos Taibo, aboga por una reducción planificada de la producción y el consumo para lograr una sociedad más equitativa y sostenible. Taibo afirma: "Una observación tan sencilla como la que recuerda que si vivimos en un planeta con recursos limitados no parece que tenga mucho sentido aspirar a seguir creciendo ilimitadamente".

La activista Vandana Shiva propone la "democracia de la tierra", que promueve una relación armoniosa entre las comunidades humanas y la naturaleza, basada en la justicia social y la sostenibilidad ambiental. Shiva sostiene: "La democracia de la tierra pone la responsabilidad en el centro de nuestras relaciones, con los derechos fluyendo de la responsabilidad, en vez del dominante paradigma donde encontramos los derechos sin responsabilidad y las responsabilidades sin derechos".

Otra propuesta es la "economía del bien común", impulsada por el economista Christian Felber, que busca reorientar la actividad económica hacia el bienestar colectivo y el respeto por el medio ambiente. Felber explica: "La economía del bien común se basa en los mismos valores fundamentales que aseguran el éxito de nuestras relaciones: confianza, aprecio, cooperación, solidaridad y voluntad de compartir".

Desde mi punto de vista, solo sociedades liberadas del lastre del poder del capital pueden avanzar verdaderamente en caminos alternativos al capitalismo depredadori. Junto a la liberación de las estructuras opresoras del Capital y sus metamorfosis, como afirmaba Gramsci, solo una transformación cultural profunda podrá salvar a la humanidad. Las sociedades socialistas muchas veces se quedaron en la primera etapa; a algunas no las dejaron seguir avanzando. El miedo a la destrucción del status quo de las élites capitalistas no podía permitir una profundización de ese proceso, más allá de los propios desaciertos, confusiones y errores cometidos por las ideas socialistas.

Sin duda, considero que las propuestas anteriormente mencionadas son válidas e incluso aportan una mirada que muchas veces las sociedades que intentan hacer cambios desde lo político no tienen en cuenta. De ahí que todas esas propuestas deben ser asumidas por el pensamiento revolucionario y profético en nuestro mundo de hoy.

JECM


Bibliografía Recomendada

  • Carlos Taibo. Decrecimiento: una propuesta razonada. Alianza Editorial, 2021.

  • Vandana Shiva. Manifiesto para una democracia de la tierra. Ediciones Paidós Ibérica, 2006.

  • Christian Felber. La economía del bien común. Deusto, 2010.

  • Karl Marx. El Capital. Fondo de Cultura Económica, 2011.

  • Walter Benjamin. El capitalismo como religión. Ediciones Siruela, 2011.

  • Antonio Gramsci. Cuadernos de la cárcel. Ediciones Era, 2000.


i Capitalismo depredador? es que puede existir un capitalismo que no lo sea? Son preguntas para el debate, que yo mismo me hago. Se debe diferenciar a Capitalista de Empresario, tal y como lo conocemos hoy ambos se funden y confunden, pero no necesariamente deben ser la misma cosa. Y eso también es un tema para el debate.

martes, 6 de mayo de 2025

Libertad religiosa en Cuba: Entre el bloqueo, la equidad estatal y las narrativas políticas

 

La acusación de que Cuba carece de libertad religiosa ha sido históricamente un argumento empleado por sectores políticos dentro y fuera de la isla para justificar el bloqueo económico de Estados Unidos y otras medidas coercitivas. Sin embargo, un análisis riguroso revela que detrás de estas denuncias suele esconderse un interés geopolítico, más que una preocupación genuina por los derechos espirituales de los cubanos. Paralelamente, el Estado cubano, al priorizar la equidad entre todas las expresiones religiosas —especialmente las populares—, enfrenta críticas por supuestamente limitar la influencia de las religiones institucionalizadas. Este fenómeno plantea un debate complejo: ¿Cómo se entrelazan las agendas externas con las políticas internas en materia religiosa?


Las acusaciones como herramienta geopolítica

Desde la Guerra Fría, Estados Unidos ha utilizado la narrativa de la "opresión religiosa" en Cuba como parte de su estrategia para deslegitimar al gobierno socialista. Informes como los anuales del Departamento de Estado norteamericano sobre libertad religiosa, así como declaraciones de congresistas, suelen vincular las sanciones económicas a la "protección de los derechos humanos", incluyendo los religiosos. Sin embargo, esta postura ignora dos realidades clave:

  1. El impacto del bloqueo en las comunidades religiosas: Las sanciones, al estrangular la economía cubana, afectan directamente a iglesias, templos y creyentes, limitando su acceso a recursos materiales, financieros e incluso litúrgicos (por ejemplo, la importación de biblias o artículos rituales). Organizaciones como el Consejo de Iglesias de Cuba han denunciado reiteradamente que el bloqueo dificulta su labor social y pastoral.

  2. La instrumentalización selectiva de la libertad religiosa: Mientras se acusa a Cuba de represión, se omite deliberadamente el contexto de su laicidad constitucional y su diversidad espiritual. Países aliados de EE.UU. en la región, como Honduras o Guatemala, donde líderes religiosos son asesinados o perseguidos con impunidad, rara vez reciben el mismo escrutinio. Esto sugiere que la "preocupación" por la libertad religiosa en Cuba está subordinada a intereses políticos, no a principios éticos.


La laicidad cubana: ¿Equidad o restricción?


La Constitución cubana garantiza la libertad religiosa y establece un Estado laico, lo que implica neutralidad ante todas las creencias. Sin embargo, este modelo busca corregir desigualdades históricas: antes de 1959, la Iglesia Católica y algunos grupos protestantes tenían privilegios sociales y económicos, mientras las religiones populares —vinculadas a comunidades afrodescendientes— eran marginadas.

Hoy, el Estado prioriza tres principios:

  • No financiamiento estatal a religiones: A diferencia de países como España o Italia, donde el Estado subsidia a ciertas iglesias, en Cuba todas las instituciones religiosas se autogestionan.

  • Regulación de actividades públicas: Para evitar que un grupo domine espacios comunes (escuelas, medios), se exige que las actividades religiosas en lugares públicos cuenten con autorización.

  • Protección de la religiosidad popular: Prácticas como la santería, integradas a la identidad nacional, reciben reconocimiento cultural, aunque no estén formalmente institucionalizadas.

El dilema de las religiones institucionalizadas

Para iglesias históricas (como la Católica o algunas evangélicas), estas reglas pueden percibirse como limitaciones. Por ejemplo:

  • Restricciones para acceder a medios masivos o impartir educación religiosa en escuelas públicas.

  • Dificultades para importar materiales o recibir fondos del exterior debido al Bloqueo y a regulaciones estatales contra la injerencia extranjera.

No obstante, estas medidas no son exclusivas de Cuba. En Francia, otro Estado laico, se prohíben símbolos religiosos en escuelas públicas, y en India, se regula estrictamente el financiamiento externo a organizaciones religiosas. La diferencia radica en que, en Cuba, el contexto del Bloqueo agrava las limitaciones materiales, y la politización internacional del tema distorsiona el debate.


El doble rasero de las críticas

Mientras el gobierno estadounidense acusa a Cuba de "reprimir" la libertad religiosa, sus propias políticas contradicen ese discurso:

  • En 2021, el Departamento de Estado eliminó a Cuba de su lista de "países preocupantes" en materia religiosa, un gesto ambiguo que no se tradujo en alivio de sanciones.

  • Grupos evangélicos cubanoamericanos en Florida, con gran influencia política, promueven sanciones contra la isla mientras defienden posturas ultraconservadoras en EE.UU., como la prohibición del aborto o la discriminación LGBTQ+, bajo argumentos religiosos.

Este doble estándar evidencia que, para algunos actores, la "libertad religiosa" en Cuba no es un fin en sí mismo, sino un instrumento para desestabilizar al gobierno.


Hacia un enfoque descolonizador de la libertad religiosa

El caso cubano invita a reflexionar sobre cómo se define la libertad religiosa en contextos no occidentales:

  1. La hegemonía de lo institucional: En Occidente, suele equipararse "libertad religiosa" con derechos de iglesias organizadas (como construir templos o hacer proselitismo). En Cuba, sin embargo, la espiritualidad popular —menos estructurada pero masiva— desafía esta visión eurocéntrica.

  2. La soberanía frente a injerencias: El Estado cubano insiste en que las religiones no sean vehículos de agendas foráneas, una postura comprensible dado el historial de EE.UU. de usar grupos religiosos para infiltrar países (como en Nicaragua en los años 80).


Conclusión: Romper el círculo vicioso

La verdadera libertad religiosa en Cuba solo será posible si:

  • Se levanta el Bloqueo, permitiendo que las comunidades espirituales accedan a recursos sin obstáculos.

  • Se reconoce que la laicidad no es sinónimo de represión, sino un marco para proteger la diversidad.

  • Se abandonan las narrativas politizadas que usan la religión como arma de guerra fría.


Mientras tanto, el desafío para Cuba es seguir avanzando en el reconocimiento de todas las expresiones religiosas —institucionales y populares— sin ceder a presiones externas. Como bien resume un santero de La Habana: 
"Aquí nadie nos prohíbe creer, pero el Bloqueo sí nos impone creer con más penas que glorias".

JECM