lunes, 18 de abril de 2016

El Congreso, la pelota y el hijo de Bolivia

La Comisión No. 1 debatió la Concep­tualización del Modelo Económico y Social Cubano de De­sarrollo So­cialista

Foto: Juvenal Balán

“Mami, tráeme caramelos y refresco del Congreso”, le pidió a Bolivia, la delegada villaclareña, su hijo, que además le dijo que no la había visto por televisión, porque hay mucha gente. Y el esposo le confesó que estaba entre la final de la pelota y el Congreso, que no sabía qué iba a hacer para estar al tanto de su pasión y de la importante cita del Partido. Y cuando a Bolivia le hablaron la gente del barrio, los de la zona 340 de los Comité de Defensa de la Revolución, escuchó: “Negra, Raúl pasó por el somatón al país, tiró por el centro de home”.

El habla popular, en lenguaje beisbolero o con la picaresca cubana, ilustraba la claridad meridiana de las palabras de Raúl en el Informe Central al 7mo. Congreso del Partido, calificado por muchos delegados, que ayer analizaron en las cuatro comisiones del cónclave ese texto, de trascendental y de brújula, que permitirá guiarnos en el presente y en el futuro.
En la Comisión de Bolivia, la No. 1, que debatió la Concep­tualización del Modelo Económico y Social Cubano de De­sarrollo So­cialista, oímos al invitado habanero Ricardo Alarcón exponer que el informe puso “énfasis en lo que nos falta” y convoca no a una discusión entre economistas, sino a una discusión entre revolucionarios que aspiran a salvar un sistema social superior, “y eso pasa por los corazones, por las simientes y por el trabajo político que ha de ser un aspecto central”. Destacó, por su importancia, la frase “debemos afianzar entre nosotros la cultura anticapitalista y antimperialista”.

La letra del Informe Central hizo que el Congreso se metiera en la piel de cubanos y cubanas, que entrara a cada hogar y le arrancara a la vibrante y emotiva final de la pelota cubana un jonrón de popularidad. Y es que el Partido de la nación, el de la unidad, no le falló, porque nunca lo ha hecho desde que José Martí hiciera nacer el Partido Revolucionario Cubano para la independencia y soberanía de la Patria. No es un secreto que las opiniones precongreso en algunas organizaciones de base del propio Partido, en colectivos laborales o en la comunidad, pasaban por el revolucionario señalamiento de ausencia de participación en los debates de los documentos que llegaron a esta histórica cita.

Sin embargo, el Partido que es el alma de la Revolución, como expresara el compañero Fidel, ha dicho en la voz de su Primer Secretario que “hemos concebido que ambos documentos, es decir, la Conceptualización y las bases del Plan Nacional de Desarrollo, luego de su análisis en el Congreso, sean debatidos democráticamente por la militancia del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas, representantes de las organizaciones de masas y de amplios sectores de la sociedad, con el propósito de enriquecerlos y perfeccionarlos”.

Y agregaba: “Con ese fin solicitamos al Congreso que faculte al Comité Central que sea electo para introducir las modificaciones que resulten del proceso de consulta y su aprobación definitiva, incluyendo los ajustes pertinentes a los Lineamientos que se aprueben en este evento”.

Y los delegados al analizar el documento central, propusieron que por su importancia sea debatido con militantes y no militantes. Esa fue la razón por la cual el delegado villaclareño Ernesto García, trabajador del sector no estatal, propuso llevar a ese grupo ocupacional las ideas expresadas por Raúl, reflexionar sobre ellas, “porque allí también tenemos núcleos del Partido, secciones sindicales”. Humberto Simón, cuentapropista, remarcó la idea y exigió, a tenor con lo expresado por el General de Ejército referido a la preparación y responsabilidad de los cuadros, la correcta atención al sector por parte de los Consejos de Administración”.

Un valor manifiesto en las palabras del Primer Secretario en la jornada de apertura es el ilustrarnos la necesidad del debate ideológico en nuestra sociedad. Rafael Pérez, delegado guantanamero, lo externó así, “nos llevó a comprender que cada paso que damos en la economía nos sitúa un reto ideológico” y reafirmó el concepto de que la autoridad del Partido es más moral que legal, amén de que la Constitución de la República refrende que es la fuerza rectora de la sociedad.

Su colega y coterráneo Martín Martí no encontró mejor manera de reafirmarlo que extrayendo textualmente del informe: “Las decisiones en la economía no pueden, en ningún caso, significar una ruptura con los ideales de igualdad y justicia de la Revolución y mucho menos resquebrajar la unidad de la mayoría del pueblo en torno al Partido”. A los guantanameros los sucedió el delegado Bruno Rodríguez Parrilla, miembro del Buró Político, quien después de citar y contextualizar varios párrafos del documento, afirmó que “no se podría separar nunca el modelo económico y social del político, pero uno de los elementos principales es que los trabajadores se sientan dueños de los medios de producción. La garantía para que no haya grandes monopolios es el socialismo”. Y recordó, hablando de retos, que el General de Ejército aseguró “que vamos a una reforma constitucional que incluye el referendo y lo haremos con un cambio de percepción sobre el enemigo, que sigue siendo el mismo y que no va a cesar en su hostilidad”.

El delegado Pelayo Terry, de La Habana, se refirió a la necesidad de la comunicación social como parte del funcionamiento del modelo que conceptualizamos y detalló las deficiencias que “aún tenemos los que trabajamos en los medios de cara a esa misión”. Pero también a la responsabilidad de los funcionarios que niegan información pública a los medios. Al respecto, el presidente de la comisión 1, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político, afirmó que “los cuadros tienen que terminar de asumir la responsabilidad de informar a la población, y por otro lado hay que perfeccionar el trabajo creativo y profesional que debe realizar nuestra prensa”.

También Homero Acosta y Abel Prieto dejaron sus impresiones sobre el informe. Acosta comentó que en él hay una visión de la economía, pero no economicista y enfatizó en el reconocimiento sin prejuicios del sector no estatal. Aquí están los cuentapropistas en este Congreso, porque el Partido de la Revolución es también de ellos. Remarcó que el texto no elude los problemas que tenemos de apatía, desarraigo y se refirió a un párrafo del documento para enfrentarlos: “El mejor antídoto contra las políticas de subversión consiste en trabajar con integralidad y sin improvisación, hacer bien las cosas, mejorar la calidad en los servicios a la población, no dejar acumular problemas, reforzar el conocimiento de la historia de Cuba, la identidad y cultura nacionales, enaltecer el orgullo de ser cubano y propagar en el país un ambiente de legalidad, defensa del patrimonio público, de respeto a la dignidad de las personas, los valores y la disciplina social”.

Abel comentó que existía un temor a que se diera un bandazo hacia lo económico y afirmó que las palabras de Raúl ponen en el centro del debate el componente ideológico, alejado de cualquier retórica. “Escuchamos aquí al delegado Abelardo hablar con orgullo del sector campesino y la importancia en el entramado social cubano. Habría que preguntarle al padre de Abelardo qué era un campesino antes de la Revolución o una mujer en el campo, que a los 30 años era una anciana. Yo vi los niños irse a las vegas de tabaco sin llegar al sexto grado. Nos convoca el informe a trabajar con integralidad. Veía por ejemplo, la gala artística dedicada a este Congreso y al aniversario 55 de Girón, cómo mediante el arte se defendía el socialismo con belleza, con alegría, pues representa la realización personal, de tu comunidad y de la nación”.

Argumentó que cuando el informe nos dice de afianzar la cultura anticapitalista y antimperialista, hay que situarse en que ese imperio llegó aquí como representante de los pequeños empresarios, cuando en realidad, explicó, representa a las grandes transnacionales. Hoy existe una idealización del capitalismo, que transita también por un consumo cultural basado en productos banales.

Como parte del rico y conceptual debate, Díaz-Canel Bermúdez insistió en que el sector no estatal que promueve el modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, no es el de los grandes monopolios, ni el de las transnacionales, sino el de nuestro socialismo.

Efraín Echevarría, de Pinar del Río, dijo que es cierto que el socialismo es un viaje a lo ignoto (como lo ha dicho el General de Ejército), pero existe una herencia teórica que sirve de guía. De otro lado, la experiencia práctica tiene que servirnos para no cometer los mismos errores. Aludió a la sublimación del capitalismo, y alegó que este no es un sistema sino cosas, pues reduce las valoraciones a las clásicas etiquetas de bueno o malo, las simplifica. Y no solo causa este efecto en los jóvenes, por ello debemos hacer énfasis en la historia sin desconocer las dinámicas del presente.

Esgrimió que la amnesia histórica hay que resolverla con creatividad, y en esta experiencia del mercado no podemos pensar que el Estado puede regularlo todo, pero sí aquellos aspectos que atentan contra los intereses populares, estableciendo prohibiciones claras cuando los intereses de una minoría atenten contra la clase obrera y trabajadora.

Sobre la esfera de la salud y su aporte esencial a la economía y la sociedad cubanas, versaron varias intervenciones. Alberto Marrero, invitado de la Misión Médica en Venezuela ratificó un compromiso que no puede traslucirse en un manojo de palabras, se escribe desde el día a día con nombres de cubanos y en geografías diversas. Pero en el diálogo en torno a los retos de los profesionales de la salud volcaron también su catalejo a Cuba, y a saber combinar las hazañas que se escriben en arenas foráneas con la elevación de la calidad del sistema en el país, así como aprovechar en mayor medida los servicios académicos y el turismo de salud —como planteó Marcia Cobas— como fuentes de ingresos para revertirlos en inversiones hacia sus propias instituciones.

El espíritu de debate, el respeto a la heterogeneidad de criterio y la claridad de lo que aquí se discute impacta desde ya en nuestro presente y futuro, y distinguió esta segunda jornada de Congreso en la comisión. Así lo valoró la invitada Margarita García, y Mariela Castro Espín habló de transmitir y formar valores y ser capaces de fomentar las condiciones para que la juventud aprenda a participar. Compartió su preocupación por el límite de edad máxima que se plantea para ocupar cargos de dirección en el Partido, pues el alto índice de envejecimiento de la población cubana muestra la tendencia de un segmento importante de la sociedad que irá creciendo y debería valorarse la pertinencia o no de ese sesgo, en función de garantizar el diálogo generacional y que ese segmento se sienta debidamente representado.

Y no faltó tiempo para las emociones: a las anécdotas de los médicos o el profesor universitario, a las de jóvenes y más experimentados, se unieron las vivencias —agolpadas de tiempo en tiempo, de memorias e hipervínculos familiares con el pasado— las visiones personales del colega Joel García, delegado, que devinieron radiografía política a lo que va de Congreso en particular y a la sociedad cubana, en general, que él prefirió convertir en crónica.

La cienfueguera Adela, desde su escaño de delegada, hizo hincapié en que el informe central insta a trabajar con orden, exigencia, pero sobre todo con ejemplaridad. De ese último atributo se apertrechó el granmense Nilse Batista Pérez, al decir que se sentía profundamente emocionado por el análisis y por vivir ese momento justo en su silla, al lado del ejemplo que significa José Ramón Fernández, el más veterano de los delegados. “Él por estos días hace 55 años luchaba en Girón por nuestro socialismo, y aún sigue en combate por la misma causa”. Fernández fue quien, en nombre suyo y de otra combatiente, su compañera Asela de los Santos, propuso que el informe central se analice y debata en las organizaciones de base.

Fernández, bajo las órdenes de Fidel, defendía la misma alegría y felicidad a la que se refería Abel; la que experimentamos con el trepidante final de la pelota cubana y con el que el hijo de Bolivia le dijo a su mamá que del Congreso le trajera caramelos.

MÁS DE 145 INTERVENCIONES

La Comisión 1 realizó en la tarde dominical el balance del trabajo realizado en los dos días de sesiones. En resumen, se realizaron 147 intervenciones, de la cuales 139 fueron de los delegados y ocho de los invitados.

En uso de la palabra, los participantes generaron 44 propuestas y fueron aprobadas 29. Entre los temas más tratados, con 16 intervenciones, estuvo el esparcimiento y el uso del tiempo libre, la calidad de la oferta cultural y las opciones según el poder adquisitivo. Un total de 14 criterios se escucharon sobre el enfrentamiento a toda forma de discriminación, en particular por el origen nacional.

Doce opiniones se vertieron en torno a la definición de la visión de nación y diez sobre el papel de los actores de la comunidad en la formación de valores, mientras nueve abordaron la participación de la sociedad civil socialista en el ejercicio de la democracia.

Veintiséis de las propuestas de modificaciones surgidas en los debates se incluyeron en la versión del proyecto del documento de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista que se presentará al plenario del Congreso hoy.

El grupo de trabajo también aprobó el Proyecto de resolución de la comisión que se presentará a todos los delegados, con lo cual el presidente de la comisión, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó que había finalizado las labores de la comisión. “Hemos trabajado, debatido y enriquecido el documento”, señaló.

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