jueves, 25 de septiembre de 2014

Muchos lamentos pero ocultan la verdad

Arthur González – Los elementos financiados por el gobierno norteamericano para desprestigiar a la Revolución cubana y llevar a cabo provocaciones públicas, en busca de un apoyo popular jamás alcanzado, intentan crear una campaña mediática negativa sobre el sistema de salud pública para combatir el Dengue en Cuba.Los que menos vergüenza poseen escriben y declaran aspectos negativos sobre le sistema de salud cubano, con el malsano interés de desprestigiar los logros alcanzados en 55 años.

Sin embargo, cuando se refieren a la epidemia del Dengue causada por el mosquito Aedes Aegipti, callan la verdad de cómo este mal llegó a la isla de Cuba en 1981.

En ese año se registró por primera vez en la historia de Cuba la entrada del Dengue, producto de una criminal y despiadada acción de la CIA, como parte de su guerra biológica iniciada desde los años 60 del pasado siglo XX.

Como resultado de ese hecho inhumano murieron cientos de personas principalmente niños. En 1983 ante la corte federal de New York, uno de los elementos terroristas de origen cubano radicados en Estados Unidos, Eduardo Arocena, declaró que era parte de un equipo de trabajo para la introducción de agentes patógenos en Cuba. Por esto no recibió sanción alguna.

Es ampliamente conocido que los norteamericanos poseen un centro denominando Fort Detrick, ubicado en el estado de Maryland, que trabaja en la investigación biológica y el desarrollo de armas químicas desde hace más de 50 años, y tiene un departamento especializado en crear enfermedades mediante la ingeniería genética.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Fort Detrick llevó a cabo una amplia investigación sobre guerra biológica y fue supervisada directamente por George Merck, un fuerte aliado de Adolfo Hitler y presidente de una de las mayores industrias farmacéuticas de Estados Unidos.

El Dengue lo han ido transformando y ya tiene una cuantas variantes, que van desde el hemorrágico hasta otras tres o cuatro que causan daños en diferentes órganos como el cerebro y el hígado.

Esta es una larga y triste historia contra la Revolución cubana y su pueblo, el que ha pagado un precio muy alto para enfrentarse a las acciones terroristas elaboradas por las diferentes administraciones yanquis, algo de lo que no se dice ni se escribe, ocultándose la verdad sobre los crímenes de Estados Unidos.

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