domingo, 1 de diciembre de 2013

ONGs, religión y subversión

Yadira Escobar 

NGO
MIAMI – Como los tentáculos de un pulpo, organizaciones inocentes en apariencia se extienden por todo el mundo para destruir la soberanía de las naciones.
Creada en 1977 en Inglaterra, Christian Solidarity Worldwide (CSW – Solidaridad Cristiana en Todo el Mundo) parece lo suficientemente pacífica como para no parecerse a una entidad del viejo imperialismo, pero su comportamiento político –siempre defendiendo a supuestas minorías– se presta para una interferencia de nuevo tipo.
Según su directora para Latinoamérica, Anna Lee, el propósito de CSW es “influir la legislación, políticas y comportamiento de gobiernos en todo el mundo”.
Con gran experiencia en Vietnam, China, Corea del Norte, Irán y Myanmar (la antigua Birmania), esta organización ahora ha dirigido sus ojos hacia Cuba. Hace unas semanas, TV Martí transmitió un video casero realizado por un supuesto líder religioso que, atrincherado en un edificio en Camagüey, se enfrenta a la indignación de sus vecinos debido a sus carteles anticubanos y subversivos colocados en la fachada de su edificio, una estructura que ocupa ahora ilegalmente.

Podemos asumir que este caballero está tratando de politizar su problema con las autoridades para aprovecharse del escándalo resultante y mantener el edificio en su poder. Lo que es difícil comprender es qué está haciendo CSW al inmiscuirse en los problemas internos de Cuba (como lo hace) al explotar un incidente civil que solo concierne al sistema judicial cubano.
En Cuba (que ya no es un estado ateo), las libertades religiosas se ejercen de manera vigorosa. “Casas de culto”, ministros autoproclamados y sectas de todo tipo han proliferado allí. En ocasiones, los cantos y expresiones de júbilo traspasan las paredes y los límites de las iglesias e invaden el espacio aéreo de vecinos que no comparten necesariamente las mismas creencias.
Las regulaciones son necesarias para restaurar el orden cívico, evitar el caos e impedir que algunos granujas se aprovechen de las nuevas normas para obtener impunidad en los tribunales. Por encima de todo, es necesario proteger los derechos civiles de los cubanos frente a las ONGs del exterior, las cuales tratan de socavar el derecho soberano de los cubanos a gobernarse a sí mismos de la manera que les parezca.
Christian Solidarity Worldwide financió el viaje a Washington del disidente cubano Mario Félix Lleonart para que este pudiera reunirse con ayudantes del senador Marco Rubio. Me pregunto si CSW vendría a Miami a defender los derechos de un religioso sin hogar que ocupó una casa que ha quedado vacante debido a las leyes bancarias. Sabemos que su calendario político no permite eso.
El sistema social atacado por estas ONGs siempre se encuentra en países que defienden su soberanía y, aunque los derechos de los seres humanos son frágiles, el mundo alrededor y las minorías religiosas son maltratadas en todas partes, las ONGs están siguiendo el camino de la subversión para incorporar un elemento religioso en conflictos no religiosos como forma de inventar problemas artificiales que luego puedan justificar su existencia y acciones.
Los cubanos, cuyos derechos nacionales se encuentran en perfecta armonía con el derecho humano, no necesitan organizaciones que no fueron elegidas por nadie y se asignan a sí mismas derechos dentro de Cuba que la sociedad civil cubana no les concede.
Los países ricos debieran respetar (pero no lo hacen) la soberanía de las naciones pequeñas y los ocultos tentáculos de un tipo encubierto de imperialismo son un nuevo reto para todas las personas de buena voluntad.

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