Pedro Pablo Gómez
El pensamiento popular pocas veces se equivoca y hay uno que me viene a la mente justo en esta ocasión, es el de que nunca segundas partes fueron buenas.
En la fábrica de acciones contra la Revolución Cubana, al parecer, están escaseando los temas para atacar. Un nuevo guión de película barata se trata de poner en la palestra pública con el caso del accidente de tránsito en el que perecieron Oswaldo Payá y Harold Cepero por la irresponsable y temeraria forma de conducir del ciudadano español Ángel Carromero. Pareciera que los amos del Norte le inyectaron vitaminas a Carromero para que vuelva a poner en los medios tarifados una nueva versión de los sucesos ocurridos en una carretera de la provincia cubana de Granma y se aparece ahora el español con los supuestos detalles del hecho, incluyendo un fantasmagórico auto de la Seguridad Cubana que lo embistió por detrás, además de poner armas en la escena del crimen al añadir que le dieron “con una culata” en la cabeza.
El auto que conducía Carromero no muestra huellas de impacto en sus defensas traseras y el consulado español en Cuba dictó su parecer positivo respecto al proceder de la justicia cubana. A partir de todo esto se iniciaron las gestiones para que Carromero cumpliera en su país la sanción impuesta, a lo cual se accedió por el gobierno cubano. Tanto el principal inculpado en este suceso, como su acompañante sueco, viajaron a sus respectivos países y en sus declaraciones inmediatas no incluyeron ningún elemento ajeno a lo declarado anteriormente.
La emigrada familia de Payá siempre ha tratado de echar la culpa del accidente a las autoridades cubanas. Nunca estuvieron cerca de los hechos y se basan en supuestos nada comprobables pero factibles de utilizar por la maquinaria propagandística anticubana, aprovechando factores sentimentales que, lógicamente, aportan mejores condiciones para su residencia en Miami, aparte de complacer a quienes le dan asilo y ‘ayudas’ en su nueva instalación.
La Unión Europea, declaró que de Carromero poseer nuevas pruebas debía acudir a los tribunales pero la renta del show está en el Norte. Los dueños del circo, rápidamente, aparecen en la ONU a través de su embajadora Samantha Power, solicitando que las autoridades cubanas realicen una investigación ‘creíble’ del hecho, ante la nueva versión planteada. Y en un giro divertido, la Congresista de Miami Ileana Ros-Lehtinen acusó al gobierno español de colaborar en “la trama de mentiras” sobre la muerte de Payá, obligando a sus cofrades ideológicos del Partido Popular ibérico a calificar sus declaraciones como “intolerables y no ajustadas a la verdad”.
Más de lo mismo. Pero, señoras y señores, continúa el espectáculo.
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