sábado, 17 de agosto de 2013

El bochornoso caso del carroñero Ángel Carromero.

Por Justo Cruz

Cuando se trata de orquestar campañas mediáticas para satanizar a la Revolución Cubana suceden a veces cosas que si no fueran tan trágicas serían como para morirse de risa. Con esta clase de enemigos que se ha buscado la Revolución Cubana no se necesitan amigos.

Tomemos por ejemplo el caso del carroñero Ángel Carromero, todo un “caso”. Campeón de España en recibir multas por la forma despiadada con la que suele conducir.

Este sinvergüenza comete un accidente automovilístico en Cuba en el cual perdieron la vida dos ciudadanos cubanos. Fue condenado a 4 años de prisión y gracias a la obra de gracia de no se quién, no solo fue puesto bajo libertad condicional, sino que se le dio la oportunidad de regresar a su país.

Que el señor Carromero iba a ser manipulado por las hordas recalcitrantes de España y Miami una vez que llegara a su país, estaba claro. Lo que no estaba claro era la desfachatez con que lo harían. Un tipejo que de solo abrir la boca apesta, lleva meses haciéndonos cuentos. Cada día nos viene con otra mentirilla.

No cabe duda de que el carroñero de Carromero está siendo guiado y manipulado por los mismos pícaros de siempre.

En Cuba el que cometa un homicidio involuntario de esta envergadura le hubiera caído todo el peso de la ley sin miramientos. En este caso existe la agravante de que este mentecato estaba conspirando contra la seguridad del estado cubano.


El carroñero de Carromero lejos de agradecerle al sistema judicial en Cuba de que un par de meses después de haber sido condenado por haber asesinado involuntariamente a dos ciudadanos, haya tenido la posibilidad de regresar a su país, se ha convertido en un vocero de criminales y sinvergüenzas de la peor calaña. Este es el pago de esta carroña al cual los mismos medios de siempre han convertido de asesino involuntario convicto y confeso, en una víctima.

La opinión pública está viviendo una situación alrededor de este “caso” que apesta por su hediondez y hay una situación que especialmente llama la atención por su absurdo. Resulta que los familiares de las víctimas se han solidarizado con el propio verdugo desde el primer momento en que ocurrió el accidente. Todo esto a sabiendas de que el señor Carromero estaba a punto de perder su carné de conducir por todas las violaciones de las reglas de transito que había cometido en su propio país. Estos familiares se han prestado a participar en un juego mediático bochornoso sin precedente. Las propias víctimas deben estar revolcándose en sus tumbas.

Hace unos días el carroñero de Carromero volvió a la carga para contarnos otra mentirilla. Ahora resulta que un oficial cubano le dio unas cuantas bofetadas “un par de veces” para disuadirlo de insistir en que la muerte de Oswaldo Payá había sido causada por agentes de la Seguridad del Estado y no por su culpa.

Al parecer la bofetada ha sido tan grande que este mentiroso empedernido perdió la memoria y ahora esta recordando las “cosas” poquito a poco.

Ahora imaginémonos cada uno de nosotros en una situación como esta. Después de haber cometido un accidente, ¿que bofetada por grande que sea puede obligar a un hombre de verdad, de convicciones, a cambiar su posición si sabe que tiene la razón y que una declaración en su contra le podría costar muchos años de cárcel?

¿Qué clase de hombre es este carroñero que solo basta un par de bofetadas para que cambie su declaración?

Saque usted mismo sus propias conclusiones. Ya yo saqué las mías.


Hombres que se comportan de esta manera después de haber sido responsable por la muerte de otros ciudadanos, aún cuando haya sido involuntariamente, no son más que carroñas.

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